Las tartas son una de las cosas más típicas en una boda, sobre todo aquellas que tienen más de un piso. Se suele decir que en una tarta de tres pisos, la primera (la más pequeña) es para los novios, la segunda (la intermedia) es para los padres y, por último, la más grande, es para los invitados.
Esta misma idea aplicó el científico sueco Johan Rockström, director ejecutivo del Stockholm Resilience Centre, en 2016 a la hora de reordenar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que se habían adoptado un año antes en el seno de las Naciones Unidas. Hasta entonces, los objetivos, como contaba el profesor de la Universidad de Estocolmo, se veían de una forma lineal, en un orden desde el número más pequeño hasta el más grande.
Pero consideraba que todos los objetivos eran interdependientes y, por ello, los ordenó como si fuera una tarta de bodas. En este sentido, para Rockström, la idea de estructurar los ODS sería algo así como: sin planeta no puede haber personas; y sin personas no puede haber economía. Y es que según el científico sueco muchos de los problemas y de las soluciones tienen que ver con la comida, que a su vez depende enormemente del medioambiente.
“No habrá seguridad alimentaria en el futuro si no reconocemos que hay una sobreexplotación de los océanos”, defendió Rockström en el foro EAT celebrado en 2016 en Estocolmo, evento en el cual se presentó este formato. Y añadió: “Con el aumento de 1,2 grados centígrados estamos en esa coyuntura en la que corremos el riesgo de socavar los medios de subsistencia de 250 millones de personas”.
Cuáles son los ingredientes
“La Agenda 2030 es un plan de acción en favor de las personas, el planeta y la prosperidad. También tiene por objetivo fortalecer la paz universal dentro de un concepto más amplio de la libertad”. Con estas palabras inicia el preámbulo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y en dos breves frases explica perfectamente el objetivo de este llamamiento universal.
Ese no es otro que constituirse en un plan maestro para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos los que habitamos el planeta Tierra. Con ese fin, los ODS se articularon en base a 17 objetivos globales interconectados, que contienen un total de 169 metas.
La idea de organizar los ODS en base a una tarta de varios pisos de Rockström tiene precisamente esa finalidad: dar a conocer la interdependencia de todos ellos. En la base, el trozo grande, irían todos los objetivos relacionados con el planeta y su cuidado. Es lo que el científico sueco denomina “Biosfera”. Aquí entrarían el ODS 6 (Agua limpia y saneamiento); el ODS 13 (Acción por el clima); el ODS 14 (Vida submarina); y el ODS 15 (Vida de ecosistemas terrestres).
En el trozo intermedio, que Rockström denomina “Sociedad”, se incorporan ocho objetivos relacionados con las personas: el ODS 1 (Fin de la pobreza); el ODS 2 (Hambre cero); el ODS 3 (Salud y bienestar); el ODS 4 (Educación de calidad); el ODS 5 (Igualdad de género); el ODS 7 (Energía asequible y no contaminante); el ODS 11 (Ciudades y comunidades sostenibles); y el ODS 16 (Paz, justicia e instituciones sólidas).
[Una nueva forma de clasificar el mundo es posible y deseable]
En el piso final, el que el profesor denomina “Economía”, se incluyen todos aquellos que necesitan de los anteriores para poder cumplirse. Estos son los ODS 8 (Trabajo decente y crecimiento económico); el ODS 9 (Industria, innovación e infraestructura); el ODS 10 (Reducción de las desigualdades); y el ODS 12 (Producción y consumo responsables).
Finalmente, no podría faltar un último ingrediente que corone la tarta: la guinda del pastel. Y este no es otro que el objetivo 17 sobre las Alianzas para lograr los objetivos, que sería el eje que articula todas las demás.
Porque como señaló Rockström en foro EAT, “el planeta no es algo negociable” —no hay planeta B, como diría el antiguo secretario general de la ONU Ban Ki-moon—, pero no por ello tenemos que renunciar a la “prosperidad, a la transformación o al éxito”.