El lobo ibérico recupera población, pero pierde los genes que aseguran su supervivencia en España
Así lo demuestra un estudio del CSIC, que apunta la necesidad de un incremento y redistribución rápidos de las poblaciones de la Península.
30 enero, 2023 01:29La especie del lobo ibérico llegó a un punto crítico en nuestro país, hasta el punto de que casi desaparece. Fue en los años 70 cuando se tomaron medidas para recuperar sus poblaciones y, desde entonces, sus manadas se han mantenido estables. La cuestión es si seguirá siendo así en un momento en el que se está produciendo una pérdida masiva de biodiversidad.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha alertado en un estudio reciente de que aunque la población de lobo ibérico goza de una aparente recuperación en los últimos 30 años, “ha perdido diversidad genética, lo que supone un riesgo para su supervivencia”. Es decir, están perdiendo aquello que les permite adaptarse mejor o peor a su entorno.
El grupo de investigación, con la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) en cabeza y la colaboración de la Universidad de Postdam (Alemania), ha analizado el genoma mitocondrial completo de especímenes de lobos históricos conservados en las colecciones científicas de la EBD (ICTS-RBD). Los hallazgos, publicados en la revista Genes, muestran cómo un rápido incremento de la población, incluyendo todas sus posibles subpoblaciones, podría proteger a los lobos ibéricos de la pérdida adicional de diversidad genética.
Según otro estudio publicado el pasado año en la revista Science, es una cuestión que está afectando a gran parte de la biodiversidad del planeta, no solo a los lobos. Los investigadores cuentan cómo la acción humana está precipitando la vida de plantas y animales y arriesgando su supervivencia.
El cambio climático y la destrucción de diferentes hábitats en el mundo pueden estar causando la pérdida de más de una décima parte de la diversidad genética terrestre global. Moisés Expósito-Alonso, autor del estudio e investigador del instituto científico Carnegie y de la Universidad de Stanford, explicó en su día que “cuando quitas o alteras franjas fundamentales del hábitat de una especie, restringes la riqueza genética disponible para ayudar a esas plantas y animales a adaptarse a las condiciones cambiantes”.
Al final, la pérdida parcial del rango geográfico disminuye el tamaño de la población y puede impedir que, geográficamente, las poblaciones de la misma especie puedan interactuar entre sí. Esto tiene serias implicaciones para la riqueza genética de un animal o planta y su capacidad para enfrentar los próximos desafíos del cambio climático.
Una persecución histórica
Lo que ocurre con el lobo es que además de ser una especie muy perseguida a lo largo de su historia, sus poblaciones también se han ido reduciendo como consecuencia de la reducción de presas de las que se alimentan, así como los cambios perpetrados por humanos en el uso de la tierra que ellos ocupaban.
La ocupación histórica del lobo durante el siglo XIX se extendía a todas las provincias, llegando a ocupar más de 200.000 kilómetros cuadrados. Hoy en día, la especie de lobo ibérico se ha concentrado en el norte del Duero durante las últimas décadas, siendo Castilla y León la comunidad que más registra (179) y, por provincias, León (54), Zamora (45) y Palencia (29).
En la actualidad, se encuentra en el Listado de Especies en Régimen de Protección Especial y, por tanto, su caza queda prohibida. En total, y según el último censo oficial realizado entre 2012 y 2014, en España se contabilizaron hasta 297 manadas de lobos.
Sin embargo, como ha subrayado ahora el estudio del CSIC, esta estabilidad y aparente recuperación esconde una pérdida de diversidad. Lo que han encontrado los investigadores es un legado genético único en la especie ibérica.
Carñes Vilà, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, comenta que “las extinciones locales en una población fragmentada pueden facilitar la pérdida de diversidad, a pesar de que el tamaño poblacional total se encuentre en aparente estabilidad”.
Como apuntan desde la institución, la variabilidad genética está considerada como una de las formas de biodiversidad que debe ser objeto de conservación, junto con la diversidad de especies y ecosistemas, debido a que favorece la viabilidad de la población a largo plazo.
Así las cosas, este estudio muestra la relevancia de los especímenes históricos en investigación aplicada a la conservación y remarca la necesidad de un monitoreo genético de las poblaciones silvestres a lo largo del tiempo, especialmente aquellas que han sufrido declives poblacionales drásticos en los últimos siglos.