El hongo de miel es conocido por ser el organismo vivo más grande del mundo. Mide 965 hectáreas, el equivalente a 1.350 canchas de fútbol, tiene una edad mínima de 2.400 años y pesa entre 6.800 y 31.750 toneladas.
Es el hongo Armillaria ostoyae, que habita el Bosque Nacional Malheur en las montañas Blue de Oregón en Estados Unidos. Un patógeno virulento de raíces de pinos y otras especies leñosas que se alimenta tanto de materia viva como en descomposición.
Hasta ahora se ha pasado por alto el enorme tamaño de este hongo porque la parte visible, que corresponde al sombrero y tallo, en realidad es una porción muy pequeña del hongo.
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Casi todo el organismo se extiende debajo de la tierra, proyectando una red intrincada de estructuras filamentosas con forma de cuerda que se denominan rizomorfos o cordones miceliales y semejan una raíz.
Por su tamaño y sus condiciones, el hongo de miel es sin duda un éxito de género en términos de diversidad de especies y distribución geográfica. Es en parte debido a su alta adaptabilidad a ambientes cambiantes y sus distintas estrategias para conseguir alimento y dispersarse.
Luces y sombras del hongo
Al descomponer la madera, el Armillaria contribuye al reciclado de carbono y minerales en los ecosistemas forestales. La matanza selectiva de árboles ayuda a reemplazar individuos o incluso especies, favoreciendo la biodiversidad y la regeneración.
Pero, a la vez, su actividad parasitaria es de gran preocupación en ecosistemas artificiales o semiartificiales, incluyendo plantaciones para la producción de madera, huertos, viñedos, parques y jardines.
Sin duda, las especies de Armillaria representan una fuerza natural y positiva en el ecosistema forestal, ya que debilitan árboles secos y enfermos. También los descomponen y, con ello, se reciclan los nutrientes del bosque.
Además, si siguen viviendo es en parte porque son hongos fitopatógenos que encontraron un ambiente ideal en el bosque, llegando a un equilibrio con los árboles de allí.
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Armillaria es un claro ejemplo de resiliencia, ya que tiene una alta capacidad de adaptación y de superar situaciones adversas, ocupa tanto áreas bajas y húmedas de bosque cerrado, como claros ubicados en tierras altas y secas.
Para muchos es simplemente un hongo más, el cual tan solo es diferente al resto por su gran tamaño y es que todos ellos, independientemente de su tamaño, actúan de la misma forma.
Hongos curiosos
Además, de este hongo existen miles de especies a cada cual más extraña. Se calcula que el reino fungi está compuesto de 1,5 millones de especies, de las cuales apenas ha sido clasificado el 5% del total.
Sin embargo, en este corto porcentaje se hallan algunos de los seres vivos más extraños que pueblan la Tierra, en donde destacan:
Campanilla Blanca
También conocida como Campanella caesia, un género típico de regiones tropicales, pero también es posible hallarla en Europa, aunque no es una seta fácil de encontrar.
Destaca por su color blanco marfil y por la sinuosidad de las láminas de su himenio, las cuales forman bellos pliegues. Se la suele ver creciendo sobre cañas o robles muertos. A pesar de no tener interés gastronómico, tampoco es tóxica. Está emparentada con la shiitake, aunque no se parezcan mucho.
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Hongo bonete
También conocido como Gyromitra esculenta o 'falsa colmenilla', aunque el nombre más popular sea el de 'seta cerebro', debido a los extraños pliegues marrones que forman su sombrero, los cuales recuerdan a este órgano.
La podemos encontrar sin problema en Europa y Norteamérica. Aunque en ciertas zonas se consume cocinada, es tóxica en crudo y puede llegar a ser mortal. Estudios recientes en animales le atribuyen posibles efectos cancerígenos.
Cerebro de cristal
También conocido como Mixarium nucleatum, esta seta de aspecto nuclear es común en los bosques de América, Nueva Zelanda y la zona central de Europa, sobre todo en Alemania. Su característico aspecto blanco, acuoso y gelatinoso recuerda a un cerebro o a una pústula.
Respecto a su hábitat, es habitual verla extenderse por la madera podrida, principalmente sobre ramas muertas o caídas. Como no presenta olor o sabor, no tiene interés gastronómico.