El mundo está completamente inundado por plástico. Lo vemos en todos lados: en la lechuga que compramos en el supermercado, en las botellas de champú, en los cosméticos o en la ropa. Según datos de Greenpeace, en 2015, se produjeron 380.000 millones de toneladas de plástico. Si hacemos una media, cada persona gastamos anualmente la friolera cantidad de 49 toneladas de plástico al año.
El problema es que la mayor parte de ese plástico no se recicla. Por ejemplo, en España, según Greenpeace, sólo se recicla el 30% de todo el plástico que se consume anualmente. Una buena parte acaba en el mar. De hecho, cada año, los mares y océanos reciben hasta 12 millones de toneladas de basura o 1.200 veces el peso de la Torre Eiffel.
Dado que el plástico no es biodegradable, la mayoría acaba en vertederos donde se calienta y se convierte en microplásticos que acaban contaminando el aire y el agua. Uno de los mayores problemas que genera es que acaban siendo ingeridos por animales marinos, lo que les provoca, según explican en la ONG medioambientalista, bloqueos gastrointestinales y alteraciones en sus patrones de alimentación y reproducción.
Pero no sólo se queda ahí, sino que también los seres humanos acabamos ingiriendo de alguna manera estos microplásticos y diversos estudios ya han demostrado que los tenemos en el torrente sanguíneo y en nuestros pulmones.
Por tanto, los plásticos generan un gran impacto social, económico y medioambiental. Usar plásticos no sólo permite cuidar la naturaleza, sino que también nuestra propia salud y, además, ayuda a preservar los combustibles fósiles y a limitar las emisiones de gases peligrosos. Te damos algunas ideas para poder reducir el uso de plástico en tu día a día (y que no te supongan prácticamente ninguna molestia).
1. A la compra sin plástico
Aunque desde el 1 de enero de 2018, las bolsas de plástico se cobran en España, aún se utilizan 6.800 millones al año, esto es, 144 bolsas por persona. El promedio de uso de cada bolsa, afirman desde la Fundación Aquae, es de únicamente 15 minutos.
Por tanto, a pesar de que ya está muy extendido, es importante recordar que utilizar bolsas reutilizables permite ahorrar miles de millones de bolsas de plástico que van a acabar en vertederos o directamente en los mares.
Los modelos, colores y posibilidades son casi infinitas. Desde las bolsas reutilizables que venden en los supermercados o la famosa bolsa de IKEA hasta las bolsas de diseño como la de Balenciaga que se vende por 1.250 euros.
2. Botella reutilizable
Las botellas son uno de los productos de plástico más contaminantes del mundo. Según señala Greenpeace, cada año se producen 500.000 millones de botellas de plástico. En un país como España, indican, la mitad de los envases acaban en vertederos y, por tanto, acaban quemados o convirtiéndose en microplásticos que contaminan agua, tierra y aire.
Para evitar esto, podemos llevar con nosotros, en el bolso o la mochila, una botella de cristal o de metal reutilizable que podamos rellenar. Otro aspecto que debemos tener en cuenta es que las aguas embotelladas marcadas con PET 1, según Ecoembes, “solo se recomienda utilizarlas una sola vez, siempre y cuando no hayan sido sometidas a altas temperaturas”.
3. Adiós al usar y tirar
Desde julio de 2021, los plásticos de un único uso —pajitas, cubiertos, platos, bastoncillos de algodón o los envases de poliestireno para alimentos, entre otros— están prohibidos dentro de la Unión Europea. Aunque en España no entrará en vigor hasta el 1 de enero de 2023.
Hasta entonces, es mejor evitarlos a toda costa. Para hacernos a la idea, los cubiertos de plástico pueden tardar entre 100 y 1.000 años en descomponerse. Y esto sólo por ahorrarnos unos minutos fregando.
[De las pajitas a las compresas: seis medidas de la UE para frenar los plásticos de un solo uso]
Aún así, lo ideal es que si nos vamos de picnic o a comer fuera, utilizar cubiertos y vajillas ligeras especiales para ello. Existen mochilas especiales preparadas para ello o vajillas metálicas que utilizan los campistas.
Si nos gusta usar pajitas, podemos comprar pajitas de metal o vidrio que son fácilmente lavables a mano o en el lavavajillas.
4. Come en vidrio o metal
Si comes en el trabajo o en la escuela, los tuppers son parte de tu día a día. Así, te sugerimos que valores cambiar tus recipientes de plástico por otros de vidrio o acero inoxidable, materiales mucho más fácilmente reciclables que el plástico.
Hoy en día, hay incluso envases metálicos que se pueden meter en el microondas. Además, tu salud también te lo agradecerá, pues algunos envases de plástico pueden liberar sustancias nocivas para tu cuerpo.
5. Despiértate sin plástico
Según WWF, cada año se usan 2.500 millones de tazas de café que se desechan en el Reino Unido. El problema es que menos del 1% de estos envases se reciclan y la mayoría pasan 50 años en el vertedero tras pasar sólo unos pocos minutos en la mano.
Por ello, te recomendamos llevar contigo una taza o termo reutilizables. Además, muchas cafeterías ya ofrecen precios más reducidos para todos aquellos que llevan de casa la taza o el termo.