Lo que ocurra con el clima tiene, inevitablemente, una dimensión humana. Algo que aparece con contundencia en el último informe publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas. Miles de hojas entre las que científicos de todo el mundo traducen los cambios en los ecosistemas de los próximos años para conocer qué impactos directos tendrán sobre nuestros modos de vida.
El documento va más allá de los escenarios que plantea el cambio climático en cuanto a incendios forestales, olas de calor o aumento del nivel del mar. Cientos de expertos ponen el acento en cómo el calentamiento global está provocando ya migraciones masivas y cómo está poniendo en peligro aspectos como el suministro de alimentos y de agua. Y, sin embargo, asegura el informe, el déficit de financiación para hacer frente a todo esto es cada vez mayor.
Lo más preocupante de todo esto es que estas últimas advertencias que ha lanzado la ciencia, a pesar de no ser algo nuevo, sí revisten mayor gravedad. Especialmente, por el aumento de las temperaturas, porque ya estamos en 1,1ºC y el límite de 1,5ºC, aquel que nos separa de escenarios naturales peligrosos, podría alcanzarse en la próxima década.
Las consecuencias más directas, reza el documento, podrían originar daños irreversibles y podría generar aún más dificultades para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Si –como advierte la ciencia–, aumentan los incendios, aumenta la deforestación, se secan los pantanos y se derrite el permafrost, será difícil detener el calentamiento global.
No obstante, a pesar de este escenario tan crítico que presentan los expertos del IPCC, el documento lanza, si cabe, un mensaje aún más relevante, y es que los próximos 10 años son la clave para evitar los peores escenarios que plantea el cambio climático en el mundo. "Cualquier retraso adicional en la acción global anticipada", dice el informe, "perderá una ventana de oportunidad breve que se cerrará rápidamente para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos".
Ya estamos en 1,1ºC y el límite de 1,5ºC, aquel que nos separa de escenarios naturales peligrosos, podría alcanzarse en la próxima década
El texto hace hincapié en las diferentes consecuencias según la región del mundo de la que se trate y, como en todo conflicto o situación adversa, quienes más van a sufrir los impactos de esta crisis climática son los países desfavorecidos.
Apenas disponen de armas para hacer frente a lo que ya está causando estragos en sus regiones. Ocurre, sin ir más lejos, en Madagascar, donde tras atravesar la primera hambruna climática de la historia, se han visto asfixiados por cuatro intensas tormentas tropicales en menos de un mes.
Pero esto no es algo que quede en las regiones más desfavorecidas. El resto del planeta tampoco se salva, y lo que vive ahora Madagascar puede convertirse en una suerte de tráiler de lo que puede ocurrir en otras partes del mundo.
En Europa, sin ir más lejos, y en España, en particular, el cambio climático puede tener un impacto importante en los próximos años en, al menos, cinco aspectos que van desde la salud mental a los problemas en la producción de cultivos. Y todos ellos generarán en nuestro país un enorme coste social y económico.
La energía, en el punto de mira
El sexto informe del IPCC hace hincapié en uno de los aspectos que ahora mismo, y en plena guerra económica con Rusia, está pasando a la primera línea de debate, como es la energía. En España, particularmente, el precio de la luz alcanzó picos históricos el pasado año, algo que se está viendo ahora también incrementado como consecuencia de la situación geopolítica con Ucrania.
No obstante, este aspecto, el de la energía, es uno de los que más preocupa a los expertos del IPCC, porque, como aseguran, "el sector de la energía en Europa ya se enfrenta a los impactos de los extremos climáticos". Y no sólo porque la demanda va en aumento, sino también porque, en los últimos 20 años, se han observado reducciones e interrupciones del suministro eléctrico en años excepcionalmente secos o cálidos.
El informe señala a países como España y asegura un escenario bastante confiable en el que la demanda total de energía se incrementará. Como consecuencia del aumento de temperaturas en los próximos años, se necesitará más energía para climatizar los edificios. Una demanda que, ya para 2035, podría duplicarse.
Una España más seca con menos agua y cultivos
Los expertos del IPCC señalan otro de los riesgos clave a los que habrá que hacer frente en los próximos años. Solo con un aumento de 1,5ºC de la temperatura media global, países europeos como España podrían presentar "pérdidas sustanciales de producción agrícola".
En este escenario de calentamiento persistente se podría desplazar la producción agrícola hacia regiones del norte. No obstante, aseguran, que ni siquiera las posibles ganancias que se den en esta región de Europa podrían compensar las pérdidas ocasionadas.
Además, señalan que la capacidad de adaptación mediante riego se verá cada vez más limitada por la falta de disponibilidad de agua. El cultivo del maíz, por ejemplo, podría bajar hasta un 80% en nuestro país. Pero este es sólo un ejemplo de la situación en la que pueden encontrarse muchas de las tierras del sur de Europa, donde al menos el 80% sufrirá más episodios de sequías.
Otro de los aspectos que señala el informe es que España dispondrá de menos agua para consumo, con al menos unas siete millones de personas en situación de escasez de agua. En este sentido, no sólo la sequía podría aumentar los daños en un 250% en nuestro país, sino que además, más de la mitad de la población estará expuesta a un estrés hídrico. Si las emisiones se redujesen, este impacto podría reducirse hasta en un18%.
8.000 muertes por calor
Nuestro país será uno de los más afectados por el aumento de las temperaturas que prevén los expertos del IPCC. Las olas de calor podrían producirse cada año y de una manera más intensa y en una ventana de tiempo más larga. El impacto más preocupante de este fenómeno meteorológico es que puede aumentar el número de fallecidos por estos episodios. En total, a mitad de siglo, las muertes por calor podrían pasar de suponer las 1.500 a 8.000.
El documento señala también que el aumento de las temperaturas puede ocasionar que países como España se conviertan en el hábitat ideal de mosquitos que transmiten virus como el chikungunya, con síntomas de fiebre y dolor fuerte en las articulaciones.
Además, en este punto es necesario recordar que las personas sin hogar y aquellas con dificultades económicas serán especialmente vulnerables a episodios extremos como las olas de calor que se prevén en países como España.
Las olas de calor podrían producirse cada año y de una manera más intensa y en una ventana de tiempo más larga
Así las cosas, el aumento de temperaturas también elevará el riesgo de incendios forestales cada vez más intensos y peligrosos. En el entorno de la región mediterránea, si no se reducen las emisiones, el informe prevé que al menos se queme el 87% de su superficie.
El calor, por tanto, supondrá también una amenaza clara para la biodiversidad. También en los océanos, donde el aumento de la temperatura de sus aguas puede acabar por extinguir las praderas marinas para el año 2050.
Inundaciones y daños en infraestructuras
Países como España destacan también por ser un territorio con más de 8.000 kilómetros de costa. Esto, que puede suponer una suerte si se mira por el lado de los recursos y el turismo, también guarda una cara B en un escenario de crisis climática. Y es que somos uno de los países más vulnerables de Europa al aumento del nivel del mar.
En zonas como Barcelona o Cádiz, podría aumentar en torno a los 30 centímetros para el año 2050. Esto convierte a nuestras costas, muchas de ellas edificadas, en pasto de las inundaciones.
Sobre todo en un escenario en el que el IPCC prevé que aumenten tanto la intensidad como la frecuencia de los temporales, los que pueden hacer que el agua se adentre aún más metros de lo normal. Y es que, con 20 centímetros o 30 centímetros más, las olas pueden penetrar entre 20 metros y 30 metros más hacia el interior.
Salud mental
Aunque no se trató de un evento causado por el cambio climático, en España experimentamos con la erupción de La Palma el impacto que puede llegar a tener un fenómeno natural en nuestras vidas.
El IPCC tampoco se ha olvidado de la salud mental, que señala que en Europa puede ser especialmente preocupante. Los eventos climáticos extremos tales como inundaciones, incendios o temporales intensos pueden desencadenar casos de estrés postraumático, ansiedad o depresión. Algo que han documentado, sobre todo, tras los recientes episodios de inundaciones en Europa.
Además, los expertos apuntan que hay pruebas emergentes en toda Europa de que los jóvenes pueden estar ya experimentando ansiedad por el cambio climático, aunque todavía, aseguran, no se conoce cuán extendido está o su gravedad real.
No obstante, la calidad del aire también afecta a la salud mental. En zonas como el norte de Italia, por ejemplo, el número de visitas psiquiátricas de emergencia diarias se ha relacionado con la calidad del aire.