“Las medias tintas ya no son una opción”. Con estas palabras, el presidente del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), Hoesung Lee, presenta el último informe de la sexta evaluación del grupo II de la entidad de Naciones Unidas, Cambio climático 2022: impactos, adaptación y vulnerabilidad, que fue aprobado ayer domingo por 195 Gobiernos miembros del IPCC, tras dos semanas de sesiones virtuales.
“Este informe reconoce la interdependencia del clima, la biodiversidad y las personas, e integra las ciencias naturales, sociales y económicas de manera más contundente que como se ha venido haciendo hasta ahora para evaluar los riesgos climáticos”, asegura Lee.
Y es que, como afirma el informe, el aumento de las olas de calor, las inundaciones y las sequías ya están “excediendo los niveles de tolerancia de los animales y las plantas”, lo que conduce a una “mortalidad masiva de algunas especies”, como árboles y corales.
Con unos eventos meteorológicos cada vez más extremos, frecuentes y simultáneos, El cambio climático causado por el ser humano está causando “graves disrupciones” en la naturaleza, y afecta ya a las vidas de miles de millones de personas en todo el planeta.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, reconoce que, en su vida, ha visto muchas investigaciones científicas, "pero ninguna como esta". Y alerta de que "la mitad de la humanidad ya vive en una zona en riesgo ahora, la biodiversidad está muriendo ahora". Por eso, insto a las naciones del mundo, en un momento en el que las conversaciones multilaterales son más cruciales que nunca, a acelerar la descarbonización.
Porque, asegura Guterres, "los mayores contaminadores son los culpables de la degradación de nuestro único hogar". Y recuerda que de acuerdo a las ambiciones y planes actuales, "las emisiones globales de gases de efecto invernadero aumentarán un 14% durante esta década". De seguir por el mismo camino, alerta: "Será imposible mantener la temperatura del planeta por debajo del aumento del 1,5 °C".
El último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático lo deja claro: “Los ecosistemas y las comunidades con menos capacidad para lidiar con la crisis están siendo los más afectados”. Y las consecuencias directas de la inacción, afirma el presidente del IPCC, serán catastróficas. Según el informe, "el desarrollo climático resiliente ya es un desafío en muchos lugares con el calentamiento global actual". Para algunas regiones, "será imposible adaptarse si la temperatura supera los 2º C", concluye.
Europa, en riesgo
Actualmente, con un aumento de temperatura de 1,1 °C respecto a niveles preindustriales, los sistemas naturales y humanos europeos ya se están viendo afectados. Para el Viejo Continente, el IPCC destaca cuatro posibles escenarios de riesgo, que se verán agravados según las temperaturas vayan aumentando.
Si el termómetro sigue subiendo hasta alcanzar los 2 °C, más de un tercio de la población del sur de Europa se enfrentará a una escasez de agua que ya se está empezando a notar. Un grado más implicaría que las sequías se duplicarían y llegarían las pérdidas económicas, especialmente en los sectores dependientes del agua y de la energía.
El estrés hídrico afectará, también, a la agricultura y ganadería europea. El IPCC alerta, además, que la irrigación dejaría de ser una medida de adaptación viable para acceder al agua, especialmente si la temperatura supera los 3 °C.
El número de muertes por culpa de las altas temperaturas se duplicará o, incluso, se podría llegar a triplicar si el termómetro se incrementase en 3 °C en vez de en 1,5 °C –temperatura máxima que los países se comprometieron a no sobrepasar en la última cumbre del clima de la ONU–.
La otra cara de la moneda del estrés hídrico es el aumento del nivel del mar. Mientras buena parte de Europa se enfrentará a sequías, las zonas costeras vivirán un aumento de las lluvias torrenciales y las riadas. A finales del siglo XXI, las pérdidas provocadas por inundaciones podrían llegar a multiplicarse por diez. El informe del IPCC alerta: "Podría ocurrir incluso antes si se sigue el camino marcado por los programas de adaptación y mitigación actuales".
La adaptación es la clave
Pero el IPCC ve luz al final del túnel, especialmente para nuestro continente. "Cada vez hay más opciones disponibles para luchar contra los riesgos climáticos en materia de adaptación", explican los investigadores.
Los planes de los países deberían contar, como sugiere la ONU, con el rediseño de los espacios públicos y el reverdecimiento de las ciudades, la transformación del modelo agrícola y ganadero, la agroecología, la reutilización y la gestión adecuada del agua. También se debería impulsar un cambio en los usos del suelo y desarrollar sistemas de alerta temprana para evitar inundaciones, además de apostar por las soluciones basadas en la naturaleza.
A pesar de todo, el IPCC lanza un mensaje de esperanza: la adaptación es aún posible, y el informe remarca los pasos a seguir para no llegar demasiado tarde. La descarbonización de las economías es clave, pero requiere de compromiso político y social. Y es que, al final del día, como apunta Lee, “nuestras acciones de hoy marcarán cómo la gente se adaptará y cómo la naturaleza responderá al aumento de los peligros climáticos”.