Hoy, en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, queremos recordar el papel de algunas mujeres clave –de muchas– que han revolucionado la ciencia con sus investigaciones y que sobresalen por sus descubrimientos.
Aunque la lista es interminable y, reconociendo que en muchas ocasiones el trabajo de las mujeres científicas pasa desapercibido, se han elegido a diez de ellas que han sido reconocidas por la comunidad científica con el premio Nobel.
Hasta la fecha, sólo 23 mujeres han recibido este galardón otorgado por la Real Academia de las Ciencias de Suecia, en alguna de las disciplinas científicas (Física, Química y Fisiología o Medicina).
De las personas galardonadas sobresale Marie Curie, una de los cuatro laureados en dos ocasiones con un premio Nobel. La científica polaca, nacionalizada francesa obtuvo un premio Nobel de Física en 1903 y uno de Química en 1911. Pero ella, sólo es uno de los nombres más conocidos.
Gerty Cori
Gerty Theresa Radnitz (Praga, 1896) fue galardonada en 1947 conjuntamente con su marido, Carl Cori, con el premio Nobel de Medicina "por su descubrimiento del mecanismo de la conversión catalítica del glucógeno". Este galardón fue todo un hito, Gery Cori se convirtió en la primera mujer que recibe un Nobel de Fisiología o Medicina y en la primera mujer estadounidense en recibir uno en esta disciplina.
En su juventud, Radnitz mostró un gran interés por las ciencias y las matemáticas y decidió dedicarse a la medicina. A pesar de que las mujeres sí podían inscribirse en la escuela de medicina de la Universidad Karl-Ferdinand de Praga, en la práctica era muy difícil. Durante sus años preuniversitarios tuvo que adquirir los conocimientos en matemática, física, química y latín de cinco años en solo dos. En sus años de universidad descubrió su pasión por la bioquímica.
Su dedicación fue incluso reconocida por otro premio Nobel, Severo Ochoa. Su amigo y colega de profesión la describió en su oración fúnebre como “una persona de gran profundidad espiritual, modesta, indulgente, generosa y cariñosa en grado sumo, y una enamorada de la naturaleza y el arte”.
Dorothy Crowfoot Hodgkin
Dorothy Crowfoot Hodgkin (El Cairo, 1910) es la única inglesa premiada con el Nobel. A los 54 años se convirtió en la quinta mujer y la primera británica que ganaba el Nobel de Ciencia. En el otoño de 1964, Crawfoot Hodgkin fue galardonada con el Premio Nobel de Química "por la determinación de la estructura de muchas sustancias biológicas mediante los rayos X". La química inglesa también contó con el honor de recibir el galardón en solitario.
Su interés por la ciencia, y especialmente por la química, empezó muy pronto: a los 10 años ya realizaba experimentos sencillos en su casa y a los 16 leyó el libro The Nature of the Things de William H. Bragg y desde entonces se inclinó hacia la biología. En aquellos años, las mujeres estaban librando una lucha contra la “virilidad” de la educación superior. A pesar de las limitaciones en los círculos científicos, Dorothy consiguió cursar sus estudios satisfactoriamente en la Universidad de Cambridge (1928-1932).
A lo largo de toda su trayectoria se enfrentó a los problemas bioquímicos más complejos, mejoró las técnicas cristalográficas y consiguió desarrollar un repertorio de habilidades. Logró desvelar la estructura tridimensional de biomoléculas importanes, que los químicos orgánicos no habían podido descifrar, como el colesterol en 1937, la penicilina en 1945, la vitamina B12 en 1954, o la insulina en 1969.
Barbara McClintock
Barbara McClintock (Hartford, 1902) es conocida por ser una de las mejores genetistas moleculares más relevantes de la historia. Sus hallazgos demostraron que el material genético es mucho más complejo flexible de lo que se asumía en los años 50, pero su trabajo pasó desapercibido hasta 1983, cuando recibió el premio Nobel de Medicina "por su descubrimiento de los elementos genéticos móviles".
A los 81 años, esta estadounidense se convirtió en la séptima mujer en recibir un premio Nobel de ciencias. Descubrió que los “elementos genéticos móviles” presentes en el maíz eran capaces de transmitir información a través de los cromosomas. Esto fue una importante contribución para la profundización en la genética y los procesos hereditarios.
Youyou Tu
En plena Revolución Cultural china, se le encomendó a Youyou Tu (Nigbo, 1930) la difícil tarea de encontrar un tratamiento que pudiera curar el paludismo. La investigación, iniciada el 23 de mayo de 1967, fue bautizada como Misión 523. Como base para su investigación, Youyou utilizó textos de medicina tradicional china para la búsqueda de referencias y tratamientos.
Para 1971, Youyou y su equipo para y su equipo habían analizado, siguiendo el método científico y basándose en textos antiguos, más de 2.000 recetas y 380 extractos de plantas. De todos los documentos analizados, identificaron una sustancia, el ajenjo dulce (Artemisa annua) que demostró ser efectivo para tratar la malaria, primero en ratones, luego en animales y finalmente en humanos.
Estos resultados fueron publicados de forma anónima en 1977, y en 1981 Youyou lo presentó ante la Organización Mundial para la Salud (OMS). En 2015 recibió el premio Nobel de Fisiología o Medicina "por sus descubrimientos acerca de una nueva terapia contra la malaria". Este galardón fue compartido con William C. Campbell y Satoshi Ōmura, que realizaron investigaciones sobre infecciones causadas por lombrices.
Andrea Ghez
El trabajo de Andrea Mia Ghez (Nueva York, 1965) está centrado en el estudio de regiones de formación de estrellas y el Sagitario A *, el agujero masivo en el centro de la Vía Láctea. En 2020 recibió el premio Nobel de Física, compartido con Roger Penrose y Reinhard Genzel, "por el descubrimiento de un objeto compacto supermasivo en el centro de nuestra galaxia". Es la cuarta mujer laureada con el Nobel de Física.
Desde hace años, destaca en el campo de la astronomía. En 2004, la revista Discover la incluyó en el Top 20 de los científicos en los Estados Unidos que "han demostrado un alto grado de comprensión en sus respectivos campos". El mismo año fue elegida por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Frances Arnold
Frances Arnold (Pittsburgh, 1956) es pionera en métodos de evolución dirigida, un método de ingeniería de proteínas que se comprime procesos de las enzimas que normalmente tardarían días, semanas y años en completarse. Este avance de la bioingeniería permite, por ejemplo, desarrollar nuevas proteínas que pueden ser empleadas en múltiples áreas, desde la medicina a los combustibles.
En 2016 recibió el Premio de Tecnología del Milenio por el desarrollo de la tecnología de evolución dirigida, de especial importancia para el desarrollo sustentable. De esta manera, se convirtió en la primera mujer en recibir este premio. En 2018 recibió el premio Nobel de Química, junto a George P. Smith y Gregory Winter, "por la evolución dirigida (aplicada a la ingeniería) de enzimas".
Linda B. Buck
Linda Brown Buck (Seattle, 1947) es una reputada investigadora en el campo de la ciencia de la percepción sensitiva. En 2004 recibió conjuntamente con Richard Axel el premio Nobel de Fisiología o Medicina "por sus descubrimientos de los receptores odorantes y la organización del sistema olfativo".
Su compromiso social le inclinó inicialmente a estudiar psicología, pero después, se decantó por la biología, doctorándose en inmunología en 1980 en el Southwestern Medical Center de Dallas de la Universidad de Texas. En 1991, publicó por primera vez con Axel sus trabajos conjuntos sobre la identificación de los receptores olfativos.
Hasta la década de los noventa, en que presentaron sus resultados, el olfato había sido uno de los sentidos menos estudiados, y las investigaciones se centraban sobre todo en analizar la audición y la visión. Buck y Axel revolucionaron este campo, ya que fueron los primeros en utilizar la metodología molecular para determinar el funcionamiento de este sentido.
Christiane Nüsslein-Volhard
Christiane Nüsslein-Volhard (Magdeburgo, 1942) es especialista en biología del desarrollo. Le otorgaron el premio Nobel de Fisiología o Medicina, compartido con Eric F. Wieschaus y Edward B. Lewis, "por sus descubrimientos sobre el control genético de las primeras etapas del desarrollo embrionario".
Con sus descubrimientos, esta alemana ha conseguido demostrar cómo una sola célula se convierte en una criatura compleja, como una mosca, un pez o un ser humano. A los cincuenta y dos años se convirtió en la décima mujer y en la primera de su país en recibir un premio Nobel en ciencia.
Carol W. Greider
Carolyn Widney Greider (San Diego, 1961) recibió en 2009 el premio Nobel de Fisiología o Medicina junto a Elizabeth Helen Blackburn y Jack W. Szostak, "por el descubrimiento de la enzima telomerasa y cómo los cromosomas están protegidos por telómeros".
Este descubrimiento permitiría encontrar sustancias capaces de inhibir la acción de la telomerasa, que ayudarían en el tratamiento contra el cáncer, así como en la erradicación de las infecciones fúngicas que tienen lugar en pacientes inmunodeprimidos. Se incorporó en octubre de 2020 al departamento de Biología Molecular, Celular y del Desarrollo de la Universidad de California.
Elisabeth H. Blackburn
Elisabeth Helen Blackburn ( Hobart, 1948) en una científica de referencia en Biología Molecular por haber liderado el descubrimiento de la telomerasa. En 2009, recibió, junto con sus compañeros Carol W. Greider y Jack W. Szostak, el premio Nobel de Fisiología o Medicina el descubrimiento de esta enzima relacionada con los procesos de envejecimiento celular y con el cáncer. La telomerasa protege a los cromosomas del desgaste que provoca la división celular, pero permite que las células del cáncer puedan reproducirse continuamente e invadir nuevos tejidos.
En 2007, la revista Time incluyó a esta australiana dentro de la lista de las 100 personalidades más influyentes del mundo. La científica es miembro de las sociedades científicas más prestigiosas del mundo, como la Sociedad Americana de Biología Celular, el Instituto de Medicina de Estados Unidos y la Royal Society de Londres.