Hoy tan sólo pueden observarse unos 50 ejemplares de la aguja colinegra, un tipo de ave. Otras, como la cerceta carretona, casi han desaparecido. Pero no son las únicas. El Libro Rojo de las Aves que acaba de publicar la sociedad ornitológica SEO/BirdLife ha actualizado después de 17 años el estado de conservación de la avifauna en España. Los resultados reflejan que una de cada cuatro especies de aves está amenazada.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas apuntaba a la actividad humana como la única responsable del calentamiento global que sufre el planeta. Pero esta situación y las formas de consumo también están influyendo directamente sobre otros aspectos como la biodiversidad.
Más de 150 especialistas han participado en la elaboración del nuevo Libro Rojo de acuerdo a los criterios de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN). Aún incluyendo un mayor número de especies analizadas -un total de 359-, las conclusiones son peores que las extraídas en el análisis de 2004.
Al menos un 56% de las aves en nuestro país presenta actualmente problemas de conservación por un estado real de amenaza o por el desconocimiento que aún se tiene de ellas y el 25% (90 especies) se encuentra amenazada e incluida en categorías de riesgo de extinción. Unas cifras tras las que se encuentra la mano del hombre.
La contaminación por prácticas agrícolas intensivas y, en concreto, por el uso de herbicidas, insecticidas y semillas blindadas (recubiertas de pesticidas) supone una merma para el alimento de muchas especies de aves e, incluso, para su potencial reproductor. Aunque también influyen la contaminación de los suelos, la provocada por hidrocarburos, los residuos plásticos o la contaminación lumínica. Todos estos tipos de degradación del medioambiente suponen la principal amenaza para las aves en España, con un 76,29%.
Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife señala que "esta nueva edición del Libro Rojo revela que las principales amenazas para las aves son los retos a los que actualmente nos enfrentamos como sociedad". Las formas de macroconsumo y nuestro estilo de vida tienen sus efectos sobre la supervivencia de especies.
Entre doce amenazas detectadas por los expertos para este análisis se incluye también la alteración de los ecosistemas derivadas de incendios, gestión y uso de aguas y alteraciones directas sobre el hábitat (que afecta a un 70%) y las prácticas agropecuarias intensivas (un 66%) que, además de contaminación, provoca la pérdida, fragmentación y transformación de los hábitats agroesteparios.
Asimismo, y por primera vez, aparece también el cambio climático (un 66%), por cómo el aumento de la frecuencia de los eventos climáticos extremos puede llegar tener impactos severos, incluyendo elevadas mortalidades de adultos y pollos, especialmente a finales de primavera y principios del verano.
Al menos un 56% de las aves en nuestro país presenta actualmente problemas de conservación por un estado real de amenaza
Una conservación insuficiente
Han pasado casi dos décadas desde la última actualización del estado de conservación de las aves en España. Una cuestión que denota una falta de preocupación o control sobre lo que está ocurriendo con una parte importante de la biodiversidad en nuestro país. De hecho, de acuerdo al Real Decreto 556/2011, que regula el Inventario Español del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, ese análisis debería realizarse cada cinco años.
Como resultado de la falta de control con respecto a estas especies, se extraen datos alarmantes. De las 22 especies catalogadas actualmente como En Peligro de Extinción, sólo siete de ellas tiene una estrategia de conservación aprobada a nivel estatal, como son el águila imperial ibérica, la cerceta pardilla, la focha moruna, la malvasía cabeciblanca, la pardela balear, el quebrantahuesos y el urogallo cantábrico.
Los expertos que han participado en el análisis subrayan además otra cuestión, y es que estas estrategias, para que sean válidas, rigurosas y útiles, requieren de una revisión y actualización periódica. Sin embargo, de las estrategias de estas siete especies en peligro, sólo se ha revisado la del águila imperial ibérica; las otras seis están obsoletas. Además, ninguna comunidad autónoma tiene aprobados todos los planes de recuperación o conservación para las especies en peligro de extinción o vulnerables que habitan en sus respectivos territorios.
Nicolás López-Jiménez, responsable del Programa de Conservación de Especies de SEO/BirdLife, apunta que "una de cada cuatro especies se encuentra amenazada, y esta situación no se refleja con el grado de protección legal ni a nivel autonómico ni estatal". Además, añade que esto ocurre en un contexto en el que se ha comprobado que la situación general de las especies ha empeorado con respecto a hace 17 años, con un mayor número de especies que se aproximan a las categorías de amenaza.
Hay aves que afrontan un futuro más negro que otras. El maltrato de espacios naturales como los humedales y áreas de laboreo agrícola tradicional afectan, así como el cambio climático, a especies como el urogallo cantábrico, la cerceta pardilla y la malvasía cabeciblanca, el águila imperial, el alcaudón chico y otros no tan conocidos, como el escribano palustre y la aguja colinegra.
De hecho, si se agrupan estas especies por su hábitat principal, la mayor parte de las aves amenazadas habitan preferentemente en agrosistemas y otros hábitats seminaturales (34%), seguidas de las aves propias de humedales dulceacuícolas (24,7%). Un 18% de las aves amenazadas son especies marinas o costeras, el 12% habitan en zonas de montaña y, por último, tan solo el 10% estaría formado por aves propias de medios forestales. Esta distribución refleja en gran medida, por tanto, cuáles son los hábitats más amenazados en España, destacando los sistemas agroesteparios y los humedales como los ecosistemas en peor estado.
No obstante, no todo es negativo. Como explica López-Jiménez, también hay ejemplos de que cuando se ponen recursos y esfuerzos bien dirigidos se pueden conseguir buenos resultados, como es el caso de algunas grandes rapaces que han mejorado su estado de conservación. Es el caso del quebrantahuesos, el águila perdicera, el buitre negro, el águila pescadora, el alimoche común o el milano negro, y aunque el águila imperial ibérica sigue catalogando como En Peligro los datos de su paulatina recuperación son alentadores.