Las personas gitanas se enfrentan a mayores barreras en el acceso al mercado laboral. La imagen preconcebida que ha creado parte de la sociedad hacia este pueblo y su cultura, impide que puedan acceder a las mismas oportunidades en la búsqueda de empleo. Y es que según datos de la Fundación del Secretariado Gitano (FSG), actualmente, el 86% de las familias gitanas se encuentran bajo el umbral de la pobreza.
El programa Acceder impulsado por la FSG ha permitido, desde el año 2000, que 30.000 personas gitanas encuentren empleo. "El gitano y la gitana han querido trabajar y han trabajado desde siempre, desde muy pequeños, es algo innato", explica Isabel González, una de las primeras mujeres en acceder al programa.
Desde la entidad, trabajan para promover los derechos de una comunidad que, como indican, cuenta con seis siglos de historia muy diversa. El objetivo: una promoción integral del pueblo gitano en nuestro país, entendiendo que existen diversos factores que, en ocasiones, les colocan en situación de exclusión o desventaja social.
Igualdad de oportunidades
Al descubrir que su trabajo no le llenaba, Joaquín Amador Fernández decidió iniciar su trayecto en Acceder; pensaba que podría aspirar a algo más. "Mi padre siempre me ha dicho que lo más importante en esta vida es estudiar, es tu futuro, es tu vida, tú decides", cuenta. Y gracias a la decisión que tomó, actualmente ha reinventado su futuro laboral.
Para visibilizar este programa, la FSG presentó ayer en Madrid el informe Evaluación de Resultados e Impacto del programa Acceder 2000-2020. Sus conclusiones son esperanzadoras: el 40,6% de los participantes han conseguido al menos un empleo, por cuenta propia o ajena, tras el paso por este proyecto.
Además, en estas dos décadas de actuación, han realizado 7.955 cursos de formación y 15.867 empresas han colaborado en el proyecto.
El 40,6% de los participantes de Acceder han conseguido al menos un empleo, por cuenta propia o ajena
Una de cada diez personas gitanas en España han participado en Acceder desde que se inició. Estos programas son necesarios para la comunidad gitana, pues, como reclama Eleazar Jiménez, "necesitamos urgentemente políticas activas de empleo porque queremos trabajar".
Por otro lado, Manuela González, tras sacarse la ESO, estudió peluquería, pero no estaba conforme. "Seguí formándome y haciendo cursos hasta que he encontrado lo que verdaderamente me gusta", explica. Y es que, según el análisis, la obtención del título de la ESO marca una clara diferencia en la tasa de incorporación al empleo.
En el caso de la inserción laboral, sólo el 27,7% de personas que no han finalizado la educación primaria consiguen un empleo. El porcentaje asciende al 34,4% entre aquellas que sí han finalizado la primera etapa obligatoria. En cambio, el 47,4% de quienes ingresan al programa del Secretariado Gitano tras concluir el ciclo completo de educación secundaria, consiguen trabajo.
La etnia, una variable relevante
El informe elaborado por la FSG demuestra que la etnia es una variable muy relevante cuando se habla de de acceso a un empleo. Gitanos y gitanas cuentan con una inserción laboral del 34,3% frente al 42,5% de las personas que no son de esa etnia.
Como indican en el estudio, el análisis refleja la discriminación hacia la población gitana en el acceso al trabajo. Esto se ve influido también por, como se puede leer en el informe, "la desventaja en su situación de partida caracterizada por bajos niveles educativos, nula formación profesional y escasa experiencia laboral".
Estos factores impactan especialmente en la mujer gitana, cuya incorporación al mundo laboral presenta una diferencia de hasta 10 puntos con las mujeres de otras etnias. Y es que, a pesar de las oportunidades, "la igualdad sigue estando a la orden del día", recuerda Isabel González.
Para poder entender esta realidad que afecta a la mayoría de la comunidad gitana, desde Acceder han lanzado El reto de mañana, una campaña de sensibilización protagonizada por cuatro testimonios reales que han participado en él.
Sus historias se han plasmado en un cortometraje dirigido por el cineasta Pablo Vega, que refleja las historias de superación para conseguir un trabajo, una vida y un futuro de esta comunidad en España. Porque, como relata Fernández, "el gitano tiene que demostrar mucho, mucho, mucho, para que lo valoren un poco".