En 2003, conducir por Irak tras la invasión estadounidense era "como conducir por el futuro". Con una imagen del "amanecer azulado" del que "Bagdad surgía del desierto como una visión del infierno", el escritor, pensador y exmilitar Roy Scranton (Estados Unidos, 1973), da comienzo a sus reflexiones sobre el cambio climático y el fin de una civilización, la nuestra.
En el Irak en guerra de principios de siglo vio, afirma en su libro Aprender a vivir y a morir en el Antropoceno (Errata Naturae, 2021), los vestigios de la que fuese aquella cuna de la civilización, la Mesopotamia perdida.
A su vuelta a casa dejó atrás la carrera militar, retomó sus estudios y 18 años después es un reputado pensador y profesor de Escritura Creativa y Literatura de Naturaleza de la Universidad de Notre Dame. El libro publicado este año en España fue el primero de muchos, en los que une literatura y emergencia climática para intentar darle sentido al mundo en el que vivimos.
"Tenemos que entender que el cambio climático –y la crisis ecológica que trae consigo– no es un problema que esté exclusivamente relacionado con las emisiones de CO₂ o la temperatura global", explica al otro lado del teléfono. Scranton escoge bien sus palabras porque, reconoce, no es científico, pero su trabajo se basa en la evidencia de los expertos.
Aunque el aumento de temperaturas y emisiones sean por sí mismas lo suficientemente relevantes como para enfocar el discurso climático en ellas, este profesor recuerda que "la esencia de la crisis climática está en las propias raíces de la historia humana".
Y concreta: "Empieza con nosotros mismos estando en el planeta y se agrava con la manera en que nos relacionamos con el mundo no humano y en que nos organizamos como sociedad".
Y es que la tesis de Scranton sobre el Antropoceno se sustenta en una idea básica: cómo nos entendemos a nosotros mismos como seres que forman parte de la realidad.
El Antropoceno es la nueva era geológica en la que estaríamos viviendo en la actualidad
Y a la historia del planeta se remite: "Desde hace 70 años –y especialmente en los últimos 20– hemos estado viviendo en un modelo científico extractivo draconiano, y prueba de ello es el capitalismo, el colonialismo… Pero esa manera de entender la realidad".
El estadounidense alerta –sin, dice, ánimos de ser alarmista– de que esa forma de pensar y relacionarnos con la Tierra "va a destruir nuestra civilización tal y como la conocemos". Porque, admite, de no tomar medidas urgentes, "la habitabilidad o la capacidad del ser humano de vivir en el planeta desaparecerá".
Del Holoceno al Antropoceno
Sin embargo, reimaginar o reinventar nuestra relación con la realidad no es una poción mágica que sane ese daño ecológico causado del que alertaba el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) este verano. En cambio, "sí que nos ayudará a realizar una transición hacia una nueva manera de vivir y de relacionarnos con el entorno más sostenible", espera Scranton.
La forma actual de relacionarnos con la Tierra "va a destruir nuestra civilización tal y como la conocemos"
Por desgracia, el cambio climático es una parte de nuestra historia –reciente y, paradójicamente, futura– inamovible: ya no hay marcha atrás. El Holoceno, el último periodo de la era Cenozoica, que comenzó tras la última glaciación, es para muchos expertos agua pasada.
Scranton lo justifica: "El mundo para el que los humanos se habían adaptado y en el que emergió nuestra civilización ya no existe. Algo nuevo está surgiendo y necesitamos trabajar ya en cómo vamos a adaptarnos a una nueva situación que será mucho más caótica ecológicamente hablando".
La adaptación a ese mundo que la crisis climática está dejando debería realizarse, asegura, de manera sostenible y ética "si queremos perdurar como especie".
Para muchos científicos y estudiosos de los cambios en el clima, incluida la Comisión Internacional de Estratigrafía, el Holoceno ha dado paso ya al Antropoceno, la nueva era geológica en la que estaríamos viviendo en la actualidad. Sin embargo, este tema no deja de ser controvertido.
Según indican la economista e investigadora Liz-Rejane Issberner y el geógrafo y sociólogo Philippe Léna en un artículo publicado por la UNESCO, el término, acuñado por el biólogo Eugene F. Stoermer y popularizado por el premio Nobel de Química Paul Crutzen, designaría "la época en la que las actividades del ser humano empezaron a provocar cambios biológicos y geofísicos a escala mundial".
Para Scranton, como para todos aquellos que abogan por hablar del Antropoceno sin reticencias, los humanos hemos sido "agentes biológicos desde el inicio de los tiempos", pero han sido las últimas décadas las que han fagocitado "cambios decisivos y masivos".
Scranton recuerda que los humanos hemos sido "agentes biológicos desde el inicio de los tiempos"
Entre ellos, destaca el profesor estadounidense, estarían "la introducción de dióxido de carbono en la atmósfera o la radiación, pero también los cambios en el suelo provocados por la agricultura intensiva, el asfaltado de carreteras o la construcción de presas".
Modificación a modificación, Scranton confiesa que "hemos transformado el proceso geológico del planeta de manera tal que va a impactar durante los próximos miles de millones de años".
Y ahí reside la esencia del Antropoceno, que no consiste solo en la relación del ser humano con una naturaleza de la que somos parte, sino "en el impacto a nivel geológico sin precedentes que tenemos".
"Hemos transformado el proceso geológico del planeta de manera tal que va a impactar durante los próximos miles de millones de años"
Pese a todo, el mañana no está escrito. El libro que concierne a estas líneas no concluye con un punto y final al uso. Más bien con un el tiempo dirá. Porque "puede ser que ya hayamos sobrepasado la cima de nuestro conocimiento y poder, y que la breve explosión de vida humana en el Holoceno resulte ser tan transitoria como una proliferación de algas".
Aun así, Scranton no se muestra pesimista: "Puede ser que hallemos un modo de sobrevivir en el Antropoceno, quizá incluso que hallemos modos de conservar la civilización humana en alguna forma reconocible", escribe.
Lo único que sabemos a ciencia cierta es que una explosión de energía cuántica hace trece mil millones de años "dio pie a la cadena de acontecimientos y reacciones que han conducido hasta este momento", en el que debatimos sobre si estamos o no en una nueva era.
Por eso, Scranton concluye su conversación con ENCLAVE ODS y su libro con una incógnita: "La única pregunta práctica que nos queda es si nosotros, puesto que existimos, seremos esa luz [que llegará a otros a millones de kilómetros de distancia a través del vacío del espacio]".