El acceso a la salud es un derecho fundamental que debe ser igual y de calidad para todos. Sin embargo, esto no puede asegurarse cuando al entrar en una consulta no entiendes el diagnóstico, o al realizar una prueba médica te preguntas por qué es necesario pasar por ella.
No conocer la lengua y la cultura del país en el que vives establece unas barreras que limitan el derecho a la salud. Las personas migrantes salen del suyo y enlazan un trayecto migratorio –probablemente complejo– hasta llegar a España.
Aquí, con mucha probabilidad, en algún momento, deberán hacer una visita al médico. Y no siempre sucederá cuando ya dominen el idioma.
"El hospital es muy grande y cuando llegué no podía andar solo de un sitio a otro para hacerme los exámenes", cuenta Marco Ndjocked, un camerunés que llegó en 2011 a España y tuvo que acudir al Hospital Ramón y Cajal para hacerse unas pruebas médicas.
Afortunadamente, su recorrido por los pasillos de este hospital fueron menos complejos gracias a la compañía de Serigne, mediador intercultural senegalés que habla francés y wolof –lengua hablada en Senegal y Gambia–.
Serigne forma parte del programa de salud pública Salud Entre Culturas (SEC) y trabaja en el mismo centro al que llegó Ndjocked perdido, hace ya una década. Esta iniciativa reúne a un equipo multidisciplinar que se encarga de formar a intérpretes y mediadores interculturales de diversas lenguas para que sirvan de ayuda y puente entre médicos y pacientes que no hablan español.
Barreras culturales y lingüísticas
Un hospital no deja de ser un sitio hostil. Rara vez alguien quiere entrar por sus puertas. Cuando una persona que llega de otro país y no habla el idioma las traspasa, la situación se agrava.
La percepción que se tiene sobre el concepto de salud o sobre determinadas enfermedades no es la misma para todos; depende, en gran medida, del lugar (y la cultura) de origen.
Esto ocurre, por ejemplo, como cuenta Nadjocked, con el VIH. "Aquí sabemos que si tomas un tratamiento puedes vivir, pero en África es como si estuvieras fuera de todo el mundo", relata.
Pacientes que desconocen la cultura o el idioma pueden omitir información por miedo, vergüenza o tradición
En algunas zonas del continente africano la imagen preconcebida que la población tiene sobre diversas enfermedades o profesionales médicos es completamente diferente a la de aquí. "Consideran que no es necesario ir al hospital a no ser que estés enfermo", explica Nacho Peña, coordinador del programa SEC.
Para evitar este choque cultural, desde esta iniciativa, cuentan con Creando Puentes: Servicio de Interpretación y Mediación Intercultural (SIMI). Así, intentan solventar los choques idiomáticos y socioculturales que se dan en una consulta entre pacientes y médicos.
Acompañan a las personas a las pruebas diagnósticas, a trámites administrativos, ayudan a garantizar un seguimiento médico o las adherencias a los tratamientos.
"El médico nos da una receta, pero el mediador repite cada letra bien y hace que lo entiendas", explica Nadjocked. Considera que tanto para él como para aquellos que han pasado por esta situación, tener acceso a estos profesionales "da una alegría y te atreves a venir más [al médico]".
El informe sobre La necesidad de la creación de un servicio de interpretación y mediación intercultural sanitaria en la Comunidad de Madrid, elaborado por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid y Salud Entre Culturas, alerta sobre no disponer de este tipo de servicios en los hospitales.
El estudio reconoce que algunos pacientes pueden mentir u omitir información "por miedo, vergüenza o tradición". Y si a estos se añade el desconocimiento del idioma se podrá llegar incluso a negligencias médicas que pueden tener un "alto coste económico y moral", avisan.
Para Peña, "cuando un profesional puede hablar mejor con el paciente, explicarle bien lo que le pasa o cómo va a ser un tratamiento a seguir es más gratificante". De igual modo, insisten en la importancia de esta labor también para los casos de salud mental, que han aumentado debido a la pandemia.
"Nos encontramos con pacientes que creen que el psicólogo es un brujo, y le preguntan cómo saben lo que le está pasando", asegura.
Por otro lado, los profesionales sanitarios no tienen la obligación de conocer el idioma, por lo que no disponer del servicio que ofrecen en SEC no se estaría cumpliendo con lo indicado en la Ley 41/2002 básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica.
Dicha norma, en varios de sus artículos, reafirma que la información clínica "se comunicará al paciente de forma comprensible y adecuada a sus necesidades".
"Cada vez más el sistema sanitario y los profesionales demandarán la figura de un mediador", afirma Peña
Algunos médicos pueden llegar a encontrarse en un gran aprieto. Debido al flujo migratorio en el que España se encuentra desde hace años, las visitas de personas extranjeras que no conocen el idioma son cada vez más constantes.
Por lo que desde SEC también insisten en la necesidad de formar a los profesionales sanitarios en competencias culturales. Con el objetivo de mejorar su relación con los intérpretes y mediadores y para garantizar una atención médica de calidad adecuada a cualquier paciente que no hable el idioma autóctono.
Peña confía en que "cada vez más el sistema sanitario y los profesionales demandarán la figura de un mediador". Con este programa promueven que los profesionales sanitarios sean conscientes de la necesidad del servicio y de la importancia de utilizarlo.
El peligro del intérprete ad hoc
En ocasiones, cuando las personas acuden a su cita médica y no disponen de la opción de un intérprete o mediador intercultural utilizan a familiares, vecinos e incluso conocidos: los llamados intérpretes ad hoc.
Se trata de una de las prácticas más utilizadas, pero también de las más erróneas. Esta medida rompe con el principio de confidencialidad del código deontológico de los profesionales de la salud, pues quiebra el vínculo de confidencialidad con el paciente.
El uso de intérpretes ad hoc podría llevar a un mal diagnóstico por parte del profesional sanitario
Desde SEC alertan del peligro de esta práctica, pues al tratarse de personas no profesionales "vomitan la información y pueden cambiarla para no dañar al paciente", explica Peña.
Las consecuencias que conlleva esta práctica son numerosas: este tipo de intérpretes desconocen el protocolo y pueden llegar a añadir información o dar su opinión, lo que podría llevar a un mal diagnóstico por parte del profesional.
Asimismo, la responsabilidad que adquiere la persona que acompaña al paciente en estos casos es demasiado alta. En ocasiones, padres y madres llevan a sus hijos, pues ya conocen el idioma autóctono. Sin embargo, esta elección puede tener graves efectos en los más pequeños.
El informe elaborado por el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid y SEC, explica que "los niños no tienen la capacidad ni técnica ni psicológica para ser intérpretes".
Desde SEC promueven que los profesionales sanitarios sean conscientes de la necesidad de este servicio
De igual modo, para solventar estos casos, en la Comunidad de Madrid cuentan con servicio de teletraducción o interpretación telefónica. Sin embargo, los expertos recuerdan que esta herramienta no aporta la misma calidad a las consultas o intervenciones.
Además, es una opción frívola "para abordar ciertas cuestiones, como puede ser un diagnóstico en temas de salud mental", afirma Peña. Y reconoce: "A mí no me gustaría que me atendieran así".
Una formación necesaria
Para fomentar este programa y apoyar al profesional sanitario, Nadjocked se está formando gracias a SEC en el Curso de Mediación Intercultural en los Servicios Públicos. "También quiero ayudar a otra gente que viene para integrarse aquí", cuenta.
Desde este programa se centran en formar a aquellas personas que hablan, sobre todo, idiomas o dialectos minoritarios. Es decir, aquellos que no pueden encontrarse tan fácilmente.
Para estos cursos suelen nutrirse con antiguos pacientes. Sin duda, la parte más importante es la sanitaria, en la que enseñan a los futuros mediadores a trabajar conceptos complejos relacionados con enfermedades y patologías.
Junto a ella, la formación en interpretación y mediación es la más relevante. "Es necesario aprender unas técnicas, pues hay un código deontológico y ético que hay que cumplir", afirma Peña.
Actualmente, Nadjocked se encuentra en la última fase de formación. Acompaña directamente a pacientes a consultas o pruebas médicas y acude a los talleres de prevención de salud.
Debido a la variedad de dialectos e idiomas africanos, encontrar a personas que hablen todos es imposible. "Siempre recordaré una persona que hablaba el tigriña, una de las lenguas de Gambia y no fue posible encontrar nadie que lo hablase", recuerda Peña.
Sin embargo, aunque a veces se les presentan retos parecidos, siempre suelen encontrar al mediador e intérprete adecuado que acompañe al paciente.
Nadjocked tiene claro que quiere seguir formándose como mediador para ofrecer a todas las personas la posibilidad de recibir una atención médica de calidad, como la recibió él.
Una atención directa y basada en el entendimiento. "La gente viene y luego se va, y se siente feliz. Voy a seguir haciéndolo porque me da felicidad", concluye el camerunés.