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Los II Premios de Arquitectura y Urbanismo convocados por el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM) han distinguido en la categoría de 'Obra Nueva Otros Usos' la construcción de los 'Alojamientos de Turismo Rural Dehesa Boyal' ubicados en Mariana, un pueblo de Cuenca que apenas alcanza los 300 habitantes. 

Este proyecto, una obra de G+A Arquitectura dirigida por Constantino Antolínez, Eduardo Herrero y Raúl Cardo, propone un novedoso concepto hotelero que realza un espacio natural de gran belleza, en plena Serranía conquense. 

El complejo integra en la naturaleza 16 construcciones de pequeño tamaño -12 alojamientos y cuatro edificios de uso comunitario- realizadas con materiales que se mimetizan con el entorno (madera, hormigón y piedra).

Los módulos son de dos tipos: estándar, de 50 metros cuadrados, y de tipología ampliada, de 56 metros cuadrados. Todos ellos son rectangulares y están situados en una superficie total abarca 872 metros cuadrados. "Aprovechan las pendientes y simplemente se apoyan sobre el terreno", explican.

Todos los módulos están separados del suelo, flotando, dejando que la naturaleza los arrulle incluso por debajo de la construcción. "En este proyecto, el lugar en el que se emplaza importa mucho. Los elementos están dispuestos para que no interrumpan la contemplación del paisaje y generen la sensación de estar en medio del campo, en plena naturaleza, pero con las comodidades de un hotel de cuatro estrellas", señalan.

En el interior, la orientación de los apartamentos les da vistas hacia el Júcar. El gran ventanal de cada uno de ellos es una enorme pantalla hacia el cambiante paisaje de la arboleda del río. Asimismo, uno de los elementos singulares de cada módulo es la terraza: un anillo de hormigón de 14 toneladas.

El resto -según indican- es acero, paneles de sandwich con aislamiento y un recubrimiento exterior de madera natural. Todo ello contribuye, con una arquitectura más liviana, a generar un espacio interior agradable. "Cuando llega el otoño, la chopera adquiere tonos ocres; se descubre en invierno, y se muestra de un verde intenso en verano, marcando las estaciones del año", subrayan.

El complejo cuenta con una sala de usos múltiples que puede hacer la labor de aula de la naturaleza para actividades educativas infantiles o también de pequeña sala de conferencias en un marco incomparable. También hay tres módulos más de uso comunitario a la entrada.

Con todo ello, el complejo se está convirtiendo en un referente para las actividades relacionadas con el medio ambiente en la comarca, pero también en un refugio donde escapar de la rutina diaria que se sirve del mejor recurso disponible: el paisaje, al que trata con el máximo respecto y cuidado, como una parte esencial de su diseño.

"La arquitectura puede mejorar cualquier paisaje. En este caso lo mejora, no estropeándolo en absoluto. Se integra gracias a elementos pequeños y disgregados", concluyen.

Sus promotores, muy satisfechos

Según ha informado el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha en nota de prensa, Constantino Antolínez, Eduardo Herrero y Raúl Cardo mostraron durante la recogida del premio su "satisfacción" de haber sido reconocidos por otros compañeros.

"Quienes saben de arquitectura pueden valorar, de manera integral, los múltiples aspectos de un proyecto", resaltaban.