Los II Premios de Arquitectura y Urbanismo convocados por el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha han distinguido en la categoría de 'Obra Nueva Vivienda' la construcción de una casa de campo en el pequeño municipio conquense de Zafra de Záncara, un proyecto del Estudio Canobardin, dirigido por Julio Cano, Bárbara Bardin y Rosa Cano.
Esta espectacular vivienda, ubicada en un pueblecito con menos de 100 habitantes, ha sido construida por profesionales de la comarca para propiciar el desarrollo sostenible a través de la generación de empleo local. La casa está situada en una finca agrícola de La Mancha alta y el proyecto fue encargado por sus propietarios, que querían pasar largas temporadas en ella como segunda residencia.
En la parcela hay campos de cultivo salpicados de arbolado aislado y, al norte del lugar, elegido por el propietario para construir el inmueble, una fila de almendros que se ha integrado en el proyecto global. Este ha sido levantado en un lugar casi plano, a 970 metros de altitud, con ligera pendiente hacia el sureste y situada en la parte alta de un cambio de vertiente. Por todo ello, disfruta de largas y cambiantes vistas hacia el cereal.
La casa se articula en dos volúmenes, para dar privacidad a las habitaciones, y entre un juego de tapias que generan agradables zonas para estar. Unas veces sirven para proteger de los vientos del norte y otras para que el conjunto se adapte a la topografía o para ocultar las placas solares que dan suministro eléctrico y agua a la casa.
Puesto que, por el tiempo que pasa la vivienda deshabitada, era una prioridad poder calentarla rápidamente, se construyeron muros de 40 centímetros de espesor para proteger sobradamente de las hostilidades del clima. Además, las ventanas son pequeñas y cambian según la luz del día y la estación del año.
El agua necesaria para la vivienda se obtiene de un pozo cercano. Debido a la ausencia de suministro eléctrico, el bombeo se lleva a cabo mediante una magnífica instalación solar fotovoltaica que también da suministro eléctrico a la casa. Así, los propietarios pueden disfrutar del paso de las estaciones y observar la progresión de los cultivos de manera autosuficiente, sin depender del exterior. La calefacción de la vivienda se resuelve con una caldera de biomasa.
Construida en 2022, ahora sus dueños pasan en ella largas temporadas, a solo una hora y cuarto de Madrid, en un entorno privilegiado bajo un edificio que atrapa el paisaje sosteniendo, desde la modernidad, la tradición viva.
Sus promotores, muy felices y orgullosos
Según ha informado el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha en nota de prensa, los promotores de la casa están "felices" y muy "orgullosos" del premio, sobre todo por servir de impulso para "potenciar los pueblos pequeños de la región".
"Han llegado a decirnos que parece que la casa haya estado ahí siempre, y ese es el mayor halago que podemos recibir", afirmana uno de los arquitectos responsables del proyecto, Julio Cano, en alusión al trabajo del estudio para armonizar la construcción y todos sus detalles, con el entorno solitario y privilegiado de este rincón de Cuenca.