Cada vez es más raro encontrar un puente o una barandilla en los que alguien no haya colocado un candado como símbolo de amor o amistad, pero esta romántica tradición supone un riesgo, ya que el peso de los mismos puede provocar desprendimientos y también dañar el patrimonio cultural de las ciudades.
En el caso de Toledo, los técnicos del Ayuntamiento se vieron obligados el pasado mes de octubre a retirar los centenares de candados que copaban la barandilla de la Cuesta de las Armas, en pleno Casco Histórico. Sin embargo, para que los turistas puedan seguir con la tradición, el Consistorio ha instalado una estructura en forma de corazón en ese mismo lugar.
Esta se ha colocado de forma provisional donde se encontraba la escultura dedicada al fallecido ciclista Federico Martín Bahamontes, que está siendo reparada tras ser derribada de su pedestal en un acto vandálico el pasado mes de diciembre.
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Una vez que la estatua de Bahamontes esté arreglada, el corazón se trasladará a la zona de los jardines del Miradero, unos metros más arriba de donde se encuentra en estos momentos.