De unos años a esta parte se ha puesto de moda entre las parejas de turistas colocar un candado con el nombre de los tortolitos en las barandillas más icónicas de las ciudades que visitan, como recuerdo de un amor que -en algunos casos inocentemente- consideran perenne e irrompible.
La histórica Toledo, capital de Castilla-La Mancha, no ha sido una excepción y el Ayuntamiento de la ciudad se ha visto obligado a tomar medidas ya que esta práctica "puede ocasionar un grave daño en el patrimonio histórico".
Empleados municipales, durante los últimos días, se afanan en retirar paulatinamente los centenares de candados que copaban la barandilla de la Cuesta de las Armas, en pleno Casco Histórico Toledo, junto a la estatua del fallecido ciclista Federico Martín Bahamontes en la zona del Miradero.
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Para que la situación no se vuelva a repetir, la concejal de Obras y Servicios, Loreto Molina, ha anunciado este miércoles que el Consistorio está trabajando en la colocación de "una estructura donde los ciudadanos puedan colocar esos candados sin dañar el patrimonio cultural y artístico de una ciudad como la nuestra, que es Patrimonio de la Humanidad".
"Parece ser que a la gente le gusta, porque le evoca algún recuerdo bonito o a alguna película", ha añadido la edil, que por el momento no ha concretado cómo será esa estructura ni la ubicación exacta de la misma.