Francisco Moreno está viviendo una situación más que angustiosa. Este residente en Madrid cuenta con una segunda vivienda en Yuncos (Toledo) desde 1999 y, desde el 9 de mayo, ya no puede entrar en ella. La razón es que numerosos okupas se han instalado en la casa y ahora, mientras espera a que llegue el juicio, se teme lo peor. Además del estado en el que pueda quedar su propiedad, de la que asegura que está siendo desvalijada, tiene miedo de que con sus enseres se están cometiendo delitos.

El propio Francisco Moreno cuenta que en pleno estado de alarma, "el 9 de mayo me ocupó la casa una familia con muchas personas. Al ser informado en el plazo de menos de dos horas, llamé a la Guardia Civil de Illescas para ver cómo procedía, y me dijo, que en paralelo, pusiera una denuncia en la Comisaría más cercana a mi residencia", así lo hizo. Sin embargo, los agentes de la Benemérita le llamaron en ese momento por teléfono para indicarle que los okupas contaban con un contrato de alquiler, documento que la víctima no ha firmado y que tiene todos los indicios de ser falso.

Una vez formalizadas las pertinentes denuncias, ante la imposibilidad de hacer nada, Francisco Moreno se encargó de dar de baja los suministros, ante el temor a que se estuviera realizando un uso indiscriminado de los mismos. Con todo, se decidió a dar el paso de acudir a Yuncos, previa autorización al hallarse vigente el estado de alarma, y hasta allí lo acompaña la Policía Local del municipio. Frente a ellos, recibe explicaciones contradictoras, pero se niegan nuevamente a marcharse, a pesar de que la fuerza pública se lo pide, ante la impotencia del propietario que legalmente no puede dar un paso más.

Incertidumbre

Mientras Francisco Moreno se encuentra a la espera de juicio, la incertidumbre hace que el propietario se tema lo peor. A pesar de los cortes de suministros, el dueño de la vivienda tiene constancia de que se han conectado a la luz y al agua de forma ilegal.

Sin embargo, lo que más teme es que se estén produciendo delitos más graves en su vivienda, de la que dice que "ahora es un centro de droga, cosa de la que también he informado a la Guardia Civil de Illescas y a la Policia Local de Yuncos, y ellos ya lo sabían porque estaban informados". En palabras de Francisco Moreno, "mi calle es una vía cortada sin ningún tráfico de coches; pues ahora cualquier día entre las 11 de la noche y hasta altas hora, mínimo diez coches acuden a la zona, estando poco tiempo".

Del mismo modo, el propietario ha tenido conocimiento de que han sacado en furgonetas muebles de su casa, unos enseres que ha identificado como propios y de los que ahora desconoce su paradero. Mientras tanto, Francisco Moreno se encuentra a la espera de un juicio que se revela como el único mecanismo legal capaz de dar carpetazo a esta angustiosa situación.