El comienzo del siglo XXI dejó España sembrada de proyectos faraónicos ideados al calor de una vorágine que se dio de bruces con la crisis financiera de 2008. Muchos de ellos nunca llegaron a concretarse, otros continúan a día de hoy paralizados y algunos, pese a ver la luz, luchan por encajar en la nueva realidad que configuró el estallido de aquella burbuja. En este tercer grupo podemos incluir el Aeropuerto de Ciudad Real, el primero internacional de gestión privada en España y que 14 años después de su inauguración parece maldito.
En estos momentos, sobre la pista de esta instalación se puede ver como aterrizan y despegan aviones, pero con dos restricciones fundamentales: que transporten pasajeros en régimen comercial y que no lleven carga. El motivo es la limitación de la licencia impuesta por Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) el pasado verano cuando la empresa de seguridad que operaba en la instalación decidió abandonarla por los impagos de la propietaria, Ciudad Real Internacional Airport (CRIA), a la que reclamaban 300.000 euros. Al carecer de este servicio, el campo de acción ha quedado reducido a operaciones de mantenimiento de aeronaves y vuelos privados.
"Ya tenemos la autorización para poner en marcha nuestra propia empresa de seguridad, por lo que esperamos que en un plazo razonablemente corto pueda entrar en funcionamiento y recuperar la licencia plena," explica Luis Torrente Naveira, director del aeropuerto desde julio de 2021.
Este requisito es fundamental para intentar poner en marcha un plan de negocio que desde un primer momento CRIA focalizó en convertir el Aeropuerto de Ciudad Real una infraestructura puramente industrial donde el transporte de mercancías juegue un papel fundamental. "El siguiente paso que queremos dar, una vez que opere la empresa de seguridad, es poner al día y recuperar la terminal de carga", reconoce Torrente, quien además explica que "tenemos un contrato para empezar a operar carga con un operador logístico chino asentado en París y en Madrid".
Desmantelamiento, mantenimiento y vuelos privados
Además de la gestión de aviones cargueros, el mantenimiento y el desmantelamiento de aeronaves son otras dos líneas de trabajo sobre las que se sustenta la viabilidad de la instalación. Según cuenta el director del Aeropuerto de Ciudad Real, "ahora mismo tenemos 32 aeronaves estacionadas en labores de mantenimiento y hace poco hemos obtenido el permiso para acometer el desmantelamiento de 24 aeronaves al año, 4 de manera simultánea".
Más allá de este planteamiento puramente industrial, desde que la instalación reabriera sus puertas no han dejado de aterrizar vuelos privados dentro de la temporada de caza que está tocando su fin. Se trata de un perfil de cliente con alto poder adquisitivo que tiene en este aeropuerto el lugar perfecto para disfrutar de un viaje cinegético a las fincas del Campo de Calatrava con total discrección.
En total, en los últimos meses se han producido alrededor de 200 operaciones de aterrizaje y despegue, que Torrente espera que en la próxima temporada "puedan llegar a las 300", lo que denota que los vuelos privados son otra fuente importante de ingresos que CRIA quiere explotar.
CRIA: de salvadora a entrar en la lista de morosos
El desembarco de CRIA en Ciudad Real fue desde el principio complicado. Una vez que el juez titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 y de lo Mercantil, Carmelo Ordóñez, adjudicó la infraestructura, se abrió un periodo en el que los nuevos propietarios tuvieron que hacer efectivo el pago no sin problemas.
Algunos intentos de alianza con fondos de inversión que no salieron bien después, Rafael Gómez Arribas -presidente de CRIA- obtuvo una sentencia judicial favorable que obligaba al Govern de Baleares a pagar más de 86 millones de euros a dos de sus empresas por el incumplimiento de unas licencias urbanísticas. Con parte de este dinero, Gómez Arribas saldó la deuda pendiente de los 56,2 millones en los que el Juzgado había tasado la compra.
Esta operación permitió que en 2019 un avión volviera a aterrizar en Ciudad Real ocho años después. Aquel 12 de septiembre, el presidente de CRIA aseguró que iba a invertir 18 millones de euros en desarrollar un plan de negocio con el que esperaba generar "650 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos".
Sin embargo y con una pandemia mundial de por medio, la realidad ha sido muy diferente de la que se imaginaba Gómez Arribas en aquel momento. El aeropuerto que en 2008 fue la losa principal para que CCM se convirtiera en la primera Caja de Ahorros intervenida por el Banco de España (había financiado íntegramente los 337 millones de euros que costó), ahora era víctima de los problemas de su nuevo propietario con la Agencia Tributaria que hacían aparecer a CRIA en la lista de morosos por una deuda de 20 millones de euros.
Sobre esta cuestión, Torrente subrayaba que "la deuda se produce de una derivación de responsabilidades del dueño del aeropuerto que al final recae en una de sus empresas", ya que "para generar 20 millones de deuda con Hacienda, que resulta del pago de impuestos, tendrías que facturar muchos millones de euros al año y no es el caso".
Cronología
- 2008: Inauguración del aeropuerto
- 2010: Entrada en concurso de acreedores
- 2011: Tras la marcha de Vueling, dejan de operar vuelos comerciales
- 2012: Cierra sus puertas por falta de actividad
- 2013: Sale a la venta por 100 millones de euros
- 2016: CRIA lo compra por 56,2 millones de euros
- 2019: Los aviones vuelven a aterrizar
- 2021: AESA limita la licencia de vuelo por la marcha de la empresa de seguridad
Fondos Next Generation
A pesar de todas estas complicaciones, los propietarios del aeropuerto quieren aprovechar la oportunidad que supone la creación del PERTE aerospacial y los Fondos Next Generation de la Unión Europea, a los que han presentado siete proyectos en los que se incluyen la conexión del oleoducto a través de la red de hidrantes, un tanque de combustible sostenible o una planta de generación de hidrógeno verde.
Otro de estos proyectos recoge la finalización de la conexión de la infraestructura con la línea de Alta Velocidad, un paso que de darse podría ser clave para volver a ver aviones de pasajeros en el Aeropuerto de Ciudad Real.