No quiero airear el botafumeiro, pero lo digo como lo pienso y que me pongan en la plaza. La estrella del Comité Federal ha sido Emiliano García-Page. Tal cual. Ni Pedro Sánchez ni nada. Ni siquiera Carles Puigdemont, que es la nueva estrella a la que adoran en Ferraz, quién se lo iba a decir al PSOE. El presidente de Castilla-La Mancha, digan lo que digan, ha sido el único que se levantó el sábado contra la amnistía, con Sánchez delante y todos los demás en posición de prietas las filas. Y aplaudiendo a rabiar. No sólo ha acaparado Page titulares y telediarios este fin de semana, sino que, además, ha demostrado con su aldabonazo que si algo se mueve hoy en el Partido Sanchista, viene de tierras castellano-manchegas. Lo demás es páramo y declinación.
Habrá quien, como Paco Núñez, considere a Page un hipócrita que dice y no hace (quién sabe si podría hacer algo más) o quien ponga el acento en la deslealtad hacia el líder, pero hay una cosa cierta: el barón castellano-manchego dijo casi en completa soledad el sábado delante de todo el sanchismo lo que viene diciendo en público y en privado desde hace un montón de meses y nadie se atreve a decirle a la cara a Sánchez. Nadie: toma leñazo. Y eso tiene un notable valor para cualquier que sepa cómo funcionan los partidos políticos, más aún en este PSOE de matices autocráticos que ya no es sombra de lo que fue. La posición de Page no sólo es coherente con su forma de entender España y la política, sino que alcanza un valor más allá: se convierte en la conciencia interna de un PSOE sometido a un Sánchez líquido, voluble y sin valores que hoy dice lo contrario que ayer y hace lo que prometió que nunca haría. Lo vistan como lo vistan.
Es increíble, y disculpen que me haya puesto tan seria, que sólo la voz de Page se oiga en este desierto, pero asistir el sábado al aplauso general del Comité Federal del PSOE a las ventoleras de Sánchez, ora por aquí, ora por allá y que nadie se salga del carrilillo, es un poco ofensivo para la inteligencia media de los españoles y los niveles aceptables de moralidad en la vida política. Por eso, el presidente de Castilla-La Mancha se merece el elogio cuando, con todo el Comité Federal puesto en pie y en cerrado aplauso a Sánchez, aguantó el tirón del momento, resistió la presión de la oveja negra y se mantuvo sentado en su sitio y sin aplaudir. No hay muchas imágenes del momento, pero en esta mañana de lunes Susana Griso ha puesto el vídeo en su programa de Antena 3 y ahí está Page sentadito y callado con todos los demás metidos en la ovación. Busquen el vídeo y vean la melancolía en solitario del presidente castellano-manchego.
O sea, que esto es lo que hay. Y que conste que entiendo muy bien el difícil papel que le toca jugar en todo este lío a la exalcaldesa de Toledo y actual diputada nacional, Milagros Tolón, que como presidenta del Comité Federal no tiene margen de actuación y (supongo) se marca el aplauso de forma mecánica y distraída. Tengo que defenderla: ¿qué otra cosa podría hacer? Quiero pensar que Tolón anda muy lejos de comprender la amnistía al separatismo encausado y que está obligada al silencio o la prudencia por su posición en este PSOE, y por eso me gusta ser comprensiva con ella, a la que tengo cariño y admiración personal. Daría una bolsa de gominolas por saber qué vota Milagros en la consulta que ha orquestado el sanchismo para que la militancia, sí o sí, agache la cabeza y le apoye. Besotes, querida.
Aunque, pensándolo bien, la pregunta de Sánchez a sus militantes ni es pregunta ni nada. Sólo pura simulación: querido amigo, ¿es usted partidario de la felicidad universal? A ver quién es la guapa que dice que no. La consulta de Sánchez tiene un tenor parecido y no lleva ni rastro de la amnistía. Ojo al dato, que es una tomadura de pelo: "¿Apoyas el acuerdo para formar un Gobierno con Sumar y lograr el apoyo de otras formaciones políticas para alcanzar la mayoría necesaria?". Qué va a decir a esto la militancia. Tengo la sensación creciente de que Sánchez y su entorno menosprecian a su propia gente con este tipo de maniobras, pero en fin, no quiero cebarme. Estoy en ascuas por conocer si, incluso con esta pregunta-trampa, habrá rebelión entre los socialistas de Castilla-La Mancha en comunión con su líder regional.
Me tengo que ir despidiendo, pero permítanme un apunte final. Si hay un consejero en el Gobierno de Page que, a día de hoy, anda cabreando a mucha gente en Castilla-La Mancha ese tiene nombres y apellidos, con perdón, y se llama Jesús Fernández Sanz, consejero de Sanidad. No terminan de funcionar las cosas en el Sescam y algo pasa cuando en un mismo día (tal que ayer domingo) la gente sale a la calle a protestar en dos provincias (Ciudad Real y Guadalajara) por las deficiencias sanitarias y la desatención a los ciudadanos en algunas comarcas. Mucho hablar de la España rural, pero a la hora de la verdad los pueblos tienen que organizarse porque se sienten abandonados y sin médico. Tome nota, señor consejero, dicho sea sin acritú. Venga otra ronda.