Las ganaderías de Castilla-La Mancha afrontan con incertidumbre la inmovilización de la cabaña de ovino y caprino de cuatro provincias de la región decretada por la Junta de Comunidades para frenar la expansión de la viruela ovina, una enfermedad muy contagiosa que aunque no afecta a la leche ni se transmite a los humanos, ha provocado ya el sacrificio de 40.000 cabezas de ganado en la región.
Concha García Rastrollo es la ganadera, quesera y gerente de la Finca Fuentillezgos, en Poblete (Ciudad Real), donde se crían 3.500 ovejas que dan empleo a 14 personas, y en una entrevista con la Agencia EFE no esconde su preocupación por los diversos focos de viruela ovina que se han detectado en Castilla-La Mancha en los últimos meses.
La ganadera reconoce que el impacto de esta enfermedad puede tener unas consecuencias muy importantes para la economía de muchas familias o empresas familiares como la suya, que se verían abocadas a la quiebra en caso de que la enfermedad llegara a su explotación ganadera.
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En su caso, toda la leche que producen las 3.500 ovejas de su explotación se destina a la elaboración propia de queso manchego de denominación de origen, que tiene como destino el mercado nacional y el mercado internacional.
De hecho, explica que la primera noticia que les llegó sobre la viruela ovina fue cuando una remesa de sus quesos con destino a Reino Unido quedó paralizada, hasta que se supo que la enfermedad no afectaba ni a la leche ni a la carne.
García Rastrollo admite que en la finca miran con recelo la evolución de la enfermedad -más aún si se tiene en cuenta que hace unos días se ha detectado un nuevo foco en Alcázar de San Juan, en la provincia de Ciudad Real, cuando hasta el momento los anteriores se habían producido en la provincia de Cuenca-.
Y advierte de que si la enfermedad llegara a su explotación, lo que conllevaría el sacrificio de todas las ovejas, le llevaría a la "más absoluta ruina económica", ya que aún se encuentra inmersa en la amortización de la inversión que realizó hace cuatro años para modernizar toda la quesería.
"Sin ganado y sin leche sería imposible hacer frente a esta inversión. Sería catastrófico", asegura esta ganadera que también se queja de que la información que está recibiendo sobre la evolución de la enfermedad es "muy escasa".
A su juicio, la situación de la viruela ovina se puede comparar con el inicio de la covid-19: "No tenemos una idea clara de lo que está pasando. Se está a verlas venir y se toman las decisiones según se van encontrando los problemas".
Considera que lo único que pueden hacer los ganaderos es extremar las medidas de sanitarias de su cabaña, que en su caso, sigue pastando en la finca, y cree que no les queda otro remedio que continuar trabajando, sabiendo que están viviendo una situación complicada como la que ya se vivió con la lengua azul, que se controló con la vacunación.
A la aparición de una vacuna se aferra la ganadera para tratar también de vencer a la viruela ovina, pero en este tránsito de tiempo no queda otro remedio que "seguir con la rutina", asegura.
También José Javier García Sierra, que dirige una explotación familiar de ganado caprino en Huete (Cuenca), afirma a EFE que afronta el futuro con incertidumbre, pues señala que con "todo lo que sean restricciones siempre se verán pérdidas", pero confía en que la inmovilización -decretada en las provincias de Toledo, Albacete, Ciudad Real y Cuenca- sea efectiva y no se propague más la enfermedad.
De hecho, García Sierra, con una cabaña de 450 animales, opina que esta medida "se debería haber tomado antes" y añade que también se debería haber respetado las restricciones que se imponían cuando se detectaba un foco en una explotación cercana, como la vigilancia del ganado a varios kilómetros a la redonda.
Así, denuncia que algunas explotaciones "no han respetado y son las que lo han repartido por toda Castilla-La Mancha".
Este ganadero afirma que desconoce qué ayudas le corresponderían si su explotación ganadera se viera afectada por la viruela ovina -la Junta de Comunidades calcula que ya ha abonado 4 millones en ayudas por la enfermedad-, pero en cualquier caso considera que "cuantas más ayudas, mejor".