Los expertos están sorprendidos por cómo lo que comenzó siendo un foco de viruela ovina/caprina en Granada, que luego dio el salto a Cuenca, ha terminado por expandirse en la región castellano-manchega hasta llegar a inmovilizar al ganado tras 25 brotes y 38.000 animales sacrificados.
Desde este martes, 6.000 explotaciones de ovino y caprino de Cuenca, Ciudad Real, Toledo y Albacete, que tienen alrededor de 3,5 millones de cabezas, están inmovilizadas debido a esta enfermedad altamente contagiosa y con una elevada mortalidad entre los animales pero que no se transmite al humano ni a la leche o al queso que producen.
La decisión de la Junta de Castilla-La Mancha se ha precipitado tras la detección estos días de un brote en una finca grande en la provincia de Ciudad Real, alejado de los focos iniciales de Cuenca y del radio de acción de éstos.
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¿Cómo llegó a Ciudad Real?
El caso sospechoso en Ciudad Real supone que el origen más probable es el movimiento de ganado desde otra zona y de ahí la inmovilización del ganado decretada para frenar la propagación; una medida que no tiene fecha final, a la espera de la evolución epidemiológica de la situación.
Las restricciones incluyen limpiar y desinfectar correctamente los medios de transporte y ampliar el ámbito de toma de muestras hasta llegar a 500 explotaciones en dos meses. Solo se autorizan movimientos de animales con destino a matadero, aunque se podrá seguir recogiendo leche en las explotaciones y los animales también se pueden pastorear.
Hasta diciembre, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha abonado a los ganaderos afectados de la provincia de Cuenca 4 millones de euros en indemnizaciones, según cuantías marcadas por el Ministerio, y en este momento está elaborando una orden para más compensaciones.
En concreto, se trata de un cebadero localizado en el término municipal de Alcázar de San Juan. Fuentes de Asaja, que trabajan en la zona, han reclamado una ejecución efectiva de las medidas, "lo mismo que se hizo en Andalucía" con los brotes de Granada, que fueron atajados.
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Asombro entre los expertos
Los expertos consultados por Efe están asombrados porque el primer foco de Benamaurel (Granada), que se detectó el 19 de septiembre y luego se propagó por diversas zonas cercanas antes de saltar a Cuenca, se ha conseguido controlar a pesar de estar en una zona de ganado extensivo.
Mientras tanto, los focos de Cuenca terminaron expandiéndose por la provincia y posiblemente fueron el origen de este salto a Ciudad Real, a pesar de que en Castilla-La Mancha son producciones más intensivas y en ellas se pueden controlar mejor las medidas de bioseguridad, según los expertos.
Los veterinarios españoles no tenían el foco puesto en este tipo de viruela ya que no aparecía en la cabaña española desde 1968 pero tampoco niegan que había riesgo de entrada porque ya se había detectado algún brote en Grecia y en Bulgaria además de ser endémica en el norte de África.
Por eso, la vía más posible de entrada a España fue cualquier movimiento o desplazamiento desde un país afectado ya que el virus resiste bien a temperatura ambiente por lo que puede transportarse en ropa u otro material. Ahora, todo el objetivo es conseguir que la inmovilización consiga controlar la expansión del virus y no llegue a nuevos territorios.
El director de la interprofesional del ovino y el caprino (Interovic), Tomás Rodríguez, ha indicado que el objetivo es "parar los brotes". Valora la decisión del Gobierno autonómico que está siguiendo los "protocolos" recomendados con el fin de controlar los focos.