Las modas vuelven y hay tendencias que se adaptan a las nuevas necesidades medioambientales y económicas. Una de ellas es el regreso del botijo, el mejor aliado para combatir las altas temperaturas que han convertido este verano en el más caluroso de las últimas décadas.
Este año se ha producido un incremento en la demanda del botijo debido a las intensas olas de calor, los precios de la energía y la crisis del hielo que han supuesto a que mucha gente recurra a este tradicional objeto. Con la inflación en sus cuotas más altas de los últimos 38 años y los precios disparados muchos ciudadanos además de cumplir con las medidas de ahorro del Gobierno han azuzado el ingenio y han visto en este legendario producto, cuyo origen se remonta a Mesopotamia una alternativa para sustituir a las neveras y a las botellas de plástico.
La pregunta que se hacen muchos es ¿cómo consigue un botijo mantener el agua fresca? Según nos explica la alfarera y ceramista de Yepes (Toledo) Helena Santos la arcilla hace que el botijo 'sude', es decir, que se filtre agua poco a poco hacia afuera. "Cuando el agua está dentro atraviesa los poros de la arcilla y se evapora al entrar en contacto con el exterior. Para que se produzca la evaporación necesita energía (calor), que la recogerá del agua que hay en el interior y esto provocará el enfriamiento", señala.
Los botijos sin pigmentar son los más adecuados para enfriar el agua porque se componen totalmente de arcilla natural. "Cuando los productos están esmaltados ven reducida su capacidad de refrigeración porque que tienen menos superficie de arcilla, y el agua se conserva sólo a temperatura ambiente", matiza Helena Santos.
Una alta demanda en las 'casas de campo'
El botijo se ha hecho de nuevo con un sitio en muchos lugares españoles, tras las olas de calor que se están dando en todo el país. Durante años y años, su efecto nevera ha servido para calmar la sed, especialmente en las zonas rurales, una tradición que aún se conserva, sobre todo en los pueblos. De hecho, la demanda de productos de alfarería ha supuesto que esta profesión haya pasado de generación en generación y que aún podamos encontrar reconocidos profesionales dentro del sector.
Felipe Zabala, propietario de Alfarería y Cerámica Hermanos Zabala, un taller situado en Puente del arzobispo (Toledo) es un referente en la nación. Tiene 54 años y lleva más de media vida dedicándose a este tradicional oficio, en el taller de su empresa familiar que fue fundada en 1983.
Según afirma, tanto en el 2022 como en los últimos tres años se han incrementado las ventas de botijos. "En lo que llevamos de año, ya hemos vendido el 30 % más respecto al ejercicio anterior", explica el alfarero en declaraciones al ESPAÑOL – EL DIGITAL CLM. "Las ventas no solo se han incrementado por las olas de calor que estamos sufriendo durante todo el verano, sino también porque los clientes ven este objeto como una alternativa de ahorro. Es un producto "barato" que además se puede reutilizar". En este mismo sentido se manifiesta también Helena Santos "el precio de un botijo está entre los 15 y 20 euros, y por lo tanto es un producto bastante accesible para todos los bolsillos".
"Muchas personas que viven en la ciudad y que tienen como segunda residencia una casa en el pueblo se suelen hacer con uno de estos objetos no solo porque les llama mucha la atención como elemento decorativo sino porque es una opción ideal para sustituir a las neveras. Además, se considera también una tradición", explica Zabala. "En las casas de campo se sigue manteniendo la tradición de tener un botijo cerca y al alcance de todos", afirma.
Pero además, el botijo también está presente en el mundo de la construcción. "Muchas empresas de la zona de Mesa de Ocaña y de otros puntos de España nos llaman para encargarnos botijos, porque en la construcción tener el agua fría al no tener refrigeración cerca se nota. Además, es sencillo de transportar y logra descender la temperatura del agua hasta 10º gracias a la evaporación", matiza Santos.
Un producto sostenible y reutilizable
Pero el botijo tiene una multitud de ventajas además de refrescar el agua. Es un producto sostenible que se puede reutilizar tanta veces como se desee. Este objeto tradicional es una forma de concienciarse con el medioambiente y sustituir a las botellas de plástico.
De hecho, el taller de alfarería de los hermanos Zabala tiene en cuenta la preservación del medioambiente con artículos totalmente ecológicos que no contaminan. Para la cocción de piezas, que alcanzan unas temperaturas de entre 1000 y 1050 grados, utilizan una energía totalmente renovable como la hidráulica y la fotovoltaica.
"Los artículos tradicionales son más duraderos, ya que están elaborados con buenos materiales, como la arcilla o la cerámica. Si cuidas bien esa pieza te va a durar toda la vida porque la cocción a altísimas temperaturas le da al producto una máxima resistencia", añade Helena Santos. Asimismo, incide en la importancia de reutilizar los productos para empezar a concienciarse con el medioambiente.
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Pero la alfarería no está reñida con los nuevos diseños adaptados a todos los gustos. Por ejemplo, se elaboran botijos con formas parecidas a la botella para poder guardarlo y refrigerarlo en la nevera. "Así se hace un diseño más contemporáneo y atractivo para el público", explica la ceramista. Muchos alfares elaboran nuevos productos ecológicos con una variedad de modelos a la venta, como el modelo fitness o el de botella.
Más de veinticinco años en el sector
Los alfareros que perpetúan esta tradición tienen una amplia experiencia. Helena Santos desde su niñez ha estado ya vinculada a la alfarería de la comarca de Ocaña, famosa por sus botijos de arcilla blanca. Por su parte, Santos aprendió con una de las mejores alfareras de Castilla-La Mancha: Dolores Coronado (Ocaña), una respetadísima profesional que participó en ferias internacionales y rompió banderas y fronteras llevando la cerámica a todos los lugares del mundo. Antes de su muerte a los 90 años, trabajó sin descanso en este oficio y dejó un legado muy importante para las siguientes generaciones.
Una de sus alumnas fue precisamente Helena Santos que creó su propio taller donde se elaboran todo tipo de productos de arcilla, cerámica y barro. Además, organiza talleres y clases para todos los públicos enseñando este tradicional oficio. Entre otros, organizó un taller de elaboración de botijos en la Oficina de Promoción Turística de Castilla-La Mancha ubicada en Gran Vía (Madrid).
Un botijo resistente y duradero no es un producto de fácil elaboración, pasa por un proceso de ejecución muy laborioso y se realiza en varias partes. "La arcilla debe estar bien amasada para trabajar con ella. En el torno se le empieza a dar forma al cuerpo para cerrarlo totalmente y luego se deja secar un par de horas. Por otro lado, es necesario preparar las asas y el pitorro. Cuando ya se ha secado el cuerpo se vuelve a introducir en el torno y se abren los orificios para situar las bocas. Finalmente, se pegan los elementos. El botijo una vez terminado se deja en unas maderas para llevarlo al secadero y que se enfríe".
Como elemento de decoración
Pero no sólo es un objeto de uso rural el botijo también ha encontrado su hueco en el diseño de interiores. "El estilo rústico ha dejado atrás sus connotaciones negativas para convertirse en una opción prioritaria en la decoración moderna y sofisticada", confirman a El ESPAÑOL-EL DIGITAL CLM varios decoradores de interiores.
Así, el botijo ha pasado de ser únicamente un icono dentro del entorno rural a ser reconocido como una verdadera pieza de arte. Su infinidad de combinaciones le han hecho que perdure con el paso del tiempo. En la actualidad, se elaboran objetos de diferentes formas y dibujos. "Trabajar con un botijo es muy versátil, porque se pueden crear multitud de diseños. Por eso, si quieres puedes tallarlo, pintarlo o incluso moldearle algo en barro", aclara Helena Santos.
Pero no sólo el botijo, su resurgir está contribuyendo al renacimiento de la cerámica. Al ser muy resistente al tiempo, se ha colado de nuevo en las mesas más elegantes de España. De hecho, muchos decoradores de interiores recurren a estos elementos para diseñar centros de mesa.
La labor del ceramista está más viva que nunca y en Castilla-La Mancha hay auténticos expertos. Es mundialmente conocida la alfarería de Talavera de la Reina y Puente del arzobispo, que cuentan con el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
La crisis económica aunque tiene unas consecuencias muy negativas para la economía española tiene también una cara oculta y positiva, que los oficios tradicionales vuelven a vivir una época dorada. "Cada vez se valoran más que nunca los productos hechos a mano y el papel que el artesano representa en todas sus facetas", sentencian Helena Santos y Felipe Zabala.