Desde el 23 de diciembre a las 7 de la tarde hasta el 27 de diciembre a la misma hora, en Castilla-La Mancha se han detectado 13.156 nuevos casos de coronavirus, a una media de 3.289 diarios. O, lo que es lo mismo, más de dos positivos por minuto. Según los últimos datos sobre la evolución de la pandemia publicados este lunes por el Ministerio de Sanidad, la Navidad ha dejado en la región castellano-manchega el estallido de contagios más potente de toda España.
Si en la víspera de Nochebuena la incidencia acumulada a 7 días era de 213 casos por cada 100.000 habitantes en Castilla-La Mancha, cuatro días más tarde se ha triplicado, disparándose hasta los 672 casos. Eso supone un incremento del 215 %, el más elevado del país con mucha diferencia sobre la siguiente comunidad en la lista, Extremadura, donde el incremento ha sido del 72 %. En España, la subida media ha sido del 33 %. Aquí la sexta ola pandémica ha llegado más tarde, pero cuando ha hecho acto de presencia se ha dejado notar con una intensidad inaudita y una velocidad seis veces mayor que en el resto de la nación durante los últimos días.
Pese a ello, la situación sigue siendo en Castilla-La Mancha mejor que en muchas otras zonas del país. Aunque en solo cuatro días ha pasado de ser la comunidad española con menor afectación a colocarse en el grupo medio, tanto la incidencia acumulada a 7 como a 14 días (672 y 973 casos por cada 100.000 habitantes, respectivamente) es ligeramente inferior a la media nacional (1.206 y 750 casos).
Síntomas leves
Aunque la variante ómicron ha provocado que una sexta ola de contagios de dimensiones nunca vistas desde el comienzo de la crisis sanitaria, lo que está provocando importantes problemas de saturación en los servicios sanitarios de Atención Primaria en Castilla-La Mancha y en el resto de España, la buena noticia es que las altísimas cuotas de vacunación y la posible pérdida de virulencia del coronavirus han permitido que el incremento de positivos no se esté traduciendo de manera proporcional en hospitalizaciones y fallecimientos.
Según los datos proporcionados por la Consejería de Sanidad castellano-manchega, el domingo se confirmaron en la comunidad 2.336 nuevos casos. El Ministerio, por su parte, ha hecho público que ese mismo día se produjeron en Castilla-La Mancha 35 ingresos de pacientes con COVID-19. Es decir, solo un 1,5 % de los contagiados necesitó atención hospitalaria. En la amplia mayoría de los casos, el coronavirus se supera en pocos días y con síntomas leves. Los expertos aseguran que la variante ómicron, mucho más contagiosa que las anteriores, afecta a las vías respiratorias altas (provocando tos y mocos) pero tiene una limitada capacidad de generar problemas en los pulmones, evitando las temidas neumonías bilaterales que causaron tantas víctimas mortales en los primeros momentos de la pandemia.
No habrá restricciones
Hoy por hoy, el Ministerio de Sanidad cifra en 234 el número de pacientes ingresados por COVID-19 en los hospitales castellano-manchegos, 54 más que el pasado día 23 de diciembre. En esos cuatro días, las UCI han pasado de atender a 46 a 50 personas. Pese a ambos incrementos, la presión hospitalaria sigue muy contenida en la comunidad autónoma, que tiene un 4,81 % y un 14,08 % de las camas convencionales y de los puestos UCI, respectivamente, ocupadas por pacientes con COVID-19. La media nacional es algo superior, con ocupaciones del 7,69 % y del 18,26 %.
Esta es una de las razones por las que el Gobierno de Castilla-La Mancha, presidido por el socialista Emiliano García-Page, sigue confiando en la capacidad asistencial de la región y no se plantea nuevas restricciones pese a la explosión de positivos que se ha desatado en los últimos días. De su lado, el PP regional ha pedido al Ejecutivo que actúe "de manera inmediata" y ha ha advertido de que dentro de 15 días puede ser "demasiado tarde".
Saturación de los centros de salud
El problema, actualmente, se ha trasladado a la Atención Primaria, encargada de gestionar una avalancha de llamadas de personas con síntomas leves que reclaman someterse a una prueba PCR porque tienen síntomas compatibles con la COVID-19, porque necesitan confirmar un positivo detectado mediante un autotest de antígenos o porque han sido contacto estrecho de un contagiado. En muchos centros de salud de Castilla-La Mancha los profesionales no dan abasto y las quejas de los usuarios, a quienes no se les descuelga el teléfono o se les comunica su contagio con varios días de demora, son generalizadas.
Pese a que del 17 al 23 de diciembre el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) realizó 49.387 PCR y test de antígenos, la comunidad castellano-manchega es la que menos pruebas diagnósticas hace, con una tasa de 2.429 por cada 100.000 habitantes, cuando la media nacional supera las 4.700. La tasa de positividad roza en Castilla-La Mancha el 20 %, dos puntos por encima de la media española.
La pasada semana el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, anunció que se iban a poner en marcha puntos específicos para realizar pruebas de detección de coronavirus, pero la medida todavía no se ha concretado. El vicepresidente José Luis Martínez Guijarro, en una entrevista publicada este martes, ha asegurado: "Si vemos que existe un incremento importante de la presión después de esta primera parte de las fiestas navideñas, los pondremos en marcha".
El protocolo actual dicta que aquellas personas que hayan tenido contacto estrecho con un positivo no deberán realizar cuarentena siempre que tengan completa la pauta de vacunación, aunque sí tendrán que "reducir las interacciones sociales, utilizar la mascarilla y vigilar los posibles síntomas". Quienes no tengan completada la vacunación deberán aislarse en su domicilio durante diez días y ponerse en contacto con su centro de salud.