La falacia racial autonómica
En España la revoluciones que se originaban en la Europa liberal siempre llegaron de manera tardía, pero cuando llegaron se mostraron con sus propias peculiaridades.
El racismo materialista o positivista, es propio de la cultura protestante y forma parte de las tendencias que se desarrollan tras la revolución liberal. En España son los secesionistas quienes tratan de elaborar estas teorías, desde Sabino Arana al Doctor Robert o Macià.
La medición de cráneos, las leyes eugenésicas, las teorías raciales, no son propias del antiguo régimen ni del mundo católico (universal por definición), sino que son hijos de la revolución burguesa. De hecho todas estas teorías surgen con fuerza en el siglo XIX en el entorno anglosajón y protestante. Inglaterra, EEUU o Suecia son los pioneros en la promulgación de leyes eugenesias, segregacionistas o raciales.
Por ejemplo Darwin, el autor de El origen de las especies, era un liberal admirador de John Locke y Adam Smith. El romanticismo nacionalista es hijo precisamente de los mismos padres que el liberalismo y la revolución francesa, el más importante predecesor es Jean-Jacques Rousseau, que inventó el nacionalismo sosteniendo que la voluntad de un pueblo constituía una comunidad nacional con poder para gobernarse a sí mismo.
Todo lo anterior viene al hilo de las teorías racistas esgrimidas por los nacionalistas secesionistas que se han puesto tan de moda después de la toma de posesión de Quim Torra.
¿El nacionalismo es hijo del carlismo?
Muchos son los políticos y figuras mediáticas, que tachan a los nacionalistas secesionistas como hijos del carlismo, están en mi opinión yendo por un camino equivocado. Cualquier persona medianamente ilustrada en la materia conoce que los principios del antiguo régimen chocan frontalmente con las teorías nacionalistas, voluntaristas democráticas, colectivistas, racistas o materialistas del nacionalismo esgrimido en Cataluña o País Vasco.
Es cierto que muchos de los teóricos de estas ideas secesionistas, como Sabino Arana, son hijos de combatientes del carlismo, pero también es cierto que las teorías nacionalistas de este individuo están imbuidas de romanticismo liberal, de concepciones voluntaristas y que la admiración de Sabino Arana por el mundo protestante representado por Inglaterra es más que comprobable. También muchos revolucionarios franceses de 1789 eran hijos de aristócratas y defensores del antiguo régimen.
Es curioso que los más fervientes nacionalismos secesionistas se den precisamente en las regiones más industrializadas de España y con una burguesía liberal mas asimilable al resto de las burguesías ilustradas europeas.
Romanticismo y teorías raciales
Los viajeros europeos románticos y muy liberales del siglo XIX, que vinieron a España después de la guerra de la independencia, crearan muchas leyendas y atribuyeron a España y a sus regiones teorías esencialistas irracionales o cuasi mágicas, que prendieron luego en las teorías políticas nacionalistas de personajes como Blas Infante y su patria andaluza, o el resto de los nacionalismos de la península.
Dentro de esos esencialismos las atribuciones raciales a distintas regiones formaron parte de lo romántico y lo mágico. Las teorías de una raza cósmica española o crisol de razas se escuchaban a la par que las teorías de la pureza racial primigenia vasca, las potentes reminiscencias raciales árabes de los andaluces o el origen germánico de la raza catalana.
La realidad científica
Todas las teorías románticas, raciales y nacionalistas de los secesionistas peninsulares caen ante la realidad científica contrastada por los genetistas y son una falacia que solo pueden esgrimir políticos desequilibrados.
La realidad científica dice precisamente que los españoles son un pueblo muy homogéneo genéticamente, quizás de los más homogéneos de Europa, precisamente por nuestra propia historia, por nuestra geografía peninsular y por las intensas migraciones internas debidas a la reconquista y repoblación.
Con las prevenciones que los propios genetistas observan para la aplicación de los datos obtenidos en sus estudios en interpretación de procedencia de las poblaciones actuales o pasadas, existen numerosos estudios, entre ellos dos mapas genéticos recientes, y el que hasta ahora (2010) es el mayor estudio molecular de poblaciones, sobre trescientos mil marcadores SNP (snips), y que no encuentra distinciones entre los marcadores genéticos de habitantes de 10 regiones (Galicia, Cantabria y Asturias, Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunitat Valenciana, este de Andalucía y Murcia, oeste de Andalucía, Extremadura y País Vasco -caso este último el que habitualmente es considerado más significativo, y en el que este estudio no ha encontrado ninguna diferencia especial).
http://www.publico.es/ciencias/genes-vascos-no-son-diferentes.html
El importante genetista catalán Jaume Bertranpetit de la Universidad Pompeu Fabra, que ha hecho varios estudios para ver las diferencias raciales por regiones, tuvo que reconocer:
"Los resultados del análisis por regiones muestran una falta de estructura geográfica de la variación genética en España y, en particular, que los vascos no se diferencian especialmente", indica el estudio, publicado en la versión on-line de Human Genetics. http://www.laopiniondemurcia.es/comunidad/2010/04/05/murcianos-castellanos-catalanes-unidos-adn/239309.html
Lo que la ciencia nos demuestra y deja claro es que la composición genética de los antiguos pobladores de la Península Ibérica era muy similar a la que se encuentra en la moderna España, lo que sugiere una fuerte continuidad genética a largo plazo desde la época prerromana. http://jesusgonzalezfonseca.blogspot.com.es/2011/09/como-es-el-mapa-genetico-de-europa-y-de.html?m=1
Como vemos todas las ideas raciales de los nacionalistas secesionistas no son más que embustes tanto a nivel histórico como racial. Las evidencias históricas, y como vemos también las genéticas, demuestran que España es un pueblo históricamente y humanamente de los más homogéneos y más antiguos de Europa, pese a las mentiras de los secesionistas.
Quim Torra y su tropa de payasos secesionistas, junto a los elitistas del PNV, deberían dejar de hacer el ridículo y, además de cumplir la ley, abstenerse de decir más estupideces.
Lo más preocupante es que los políticos españoles los hayan tomado tan en serio desde hace décadas.