Un periodista de la región escribe un obituario absolutamente demoledor sobre la muerte de Blesa
El castellano-manchego Miguel Ángel Mellado nos deleita cada domingo con sus "Preguntas de la semana" en El Español, diario digital en el ejerce como director adjunto a Pedro J. Ramírez. El periodista de Campo de Criptana (Ciudad Real), uno de los mejor informados del país, habitualmente hace gala de una pluma precisa e incisiva que, en esta ocasión, ha cargado contra Miguel Blesa, ex presidente de Caja Madrid que se suicidó la pasada semana disparándose en el pecho con su escopeta de caza. Blesa había pasado por prisión y estaba bajo el foco mediático por su gestión irregular al frente de la entidad bancaria, marcada por la comercialización de las preferentes, por el uso de las 'tarjetas black' y por el cobro de sobresueldos.
"¿La merecida muerte de Blesa?", se pregunta Mellado, que responde con un categórico "Sí" al que añade: "Miguel Blesa no pasará a la Historia como uno de los suicidas más notables. Aunque sí podría estar si se hiciera una buena investigación y comprobáramos que su desdichada e inmoral gestión al frente de Caja Madrid condujo a la muerte a muchos pobres ahorradores engañados. Hizo méritos para descansar en paz quien tanto dolor provocó en el segundo corazón de miles de españoles: el corazón del bolsillo".
"Algunos cofrades penitentes de la espalda entendimos como nadie a Miguel Blesa cuando se quejó de que el coche de 500.000 euros que Caja Madrid compró para su presidente no era nada confortable. Blesa se sometió a una artrodesis lumbar, con la fijación de varias vértebras y la utilización de, al menos, seis tornillos dispuestos sobre dos anclajes laterales. El doctor Fernando Álvarez Sala le operó en el Ruber Internacional, el hospital preferido de Aznar. Los clavos fue lo único que quedó de Blesa tras su cremación en Córdoba. En términos de capital, muy poca cosa para todo lo que hizo, tuvo y dejó a deber", escribe con crudeza Mellado en su artículo.
Además, el periodista de Criptana recuerda una anécdota protagonizada por Blesa y su íntimo amigo José María Aznar, que contó el episodio en sus Memorias: "Nos jugamos a cara o cruz un piso en Logroño, al coincidir allí como inspectores de Hacienda. Todo era fácil, era sencillo. Nos pusimos a buscar casa y muy pronto encontramos dos pisos en el mismo edificio en el centro de la ciudad. Uno tenía mejores vistas que el otro. Como Miguel Blesa y su mujer, María José Portela, también estaban buscando piso, decidimos tirar una moneda al aire para ver quién se quedaba con el mejor. Tuvimos más suerte nosotros”. "A algunos la buena y la mala suerte nunca les abandona", sentencia Mellado en El Español.