Fernando Barredo no tiene quien le quiera
Es asombrosa la obstinación que el artista y profesor toledano Fernando Barredo demuestra por meter la cabeza en la dirección de Podemos. Incluso con perjuicio de su propio rostro, una paliza bien notoria que paseó en su día por las televisiones, radios y periódicos de todo el país. Sin embargo, tanto reality show de poco le sirve, pues cada vez que lo intenta se da de bruces por el residual apoyo que recibe de la militancia en cuantos sufragios participa. En concreto, el 7,8 por ciento (4.503 votos) en el último congreso celebrado, Vistalegre III, que por el coronavirus no ha tenido acto presencial. La de Barredo fue la única candidatura a la secretaria general de Podemos frente a la de su actual titular, Pablo Iglesias, que resultó reelegido con el 92 por ciento de los votos. Un congreso con escasa participación, el 11,4 por ciento del censo total de afiliados, apenas 59.000 votantes, en un claro síntoma de la deriva que ha venido experimentando Podemos desde su fundación.
No es la primera vez que Barredo intenta asaltar al poder de Podemos, un propagandista avezado de una mercancía averiada que nadie quiere comprar. Ya en el anterior congreso de Vistalegre II salió igualmente trasquilado. Lo mismo que en Castilla-La Mancha donde también pretendió infructuosamente optar al liderazgo regional, además de protagonizar un turbio asunto que le supuso la suspensión cautelar de su cargo como consejero de la dirección regional de la formación, tras ser denunciado ante la comisión de garantías.
Se ha caracterizado Podemos por ser una formación donde las luchas intestinas y las depuraciones internas están a la orden del día. Gran parte de sus fundadores se han quedado en el camino, o han creado sus propias marcas electorales. Una trayectoria convulsa que puede apaciguarse tras la celebración del congreso de la pasada semana. Una convocatoria que ha dado como resultado toda una dirección afín a Pablo Iglesias, lo que permitirá ostentar al reelegido secretario general el poder absoluto de la formación. No hay alternativa al querido líder. Ni mucho menos el artista toledano, un personaje resentido y amortizado que se ha quedado sin sitio en política, si es que alguna vez lo ha tenido. Sin embargo, Barredo sigue empeñado en seguir impartiendo su particular doctrina desde el limbo frustrante en el que ahora se encuentra exiliado forzosamente. Un aspirante fracasado que no desiste en abandonar la arena de las luchas internas por obtener un cargo que siempre le ha negado la militancia desde cualquier caladero donde ha acudido.