Don Federico Martín Bahamontes
La alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, ha inaugurado la escultura de homenaje de la ciudad a Federico Martín Bahamontes, que se ha inaugurado en el Paseo del Miradero, el pasado domingo.
El lugar donde se expone la estatua del "Águila de Toledo", primer ganador español del Tour de Francia, en 1959, es el muy transitado Paseo del MiraderO.
Nos parece un acierto elevar una estatua al genio ciclista de Fede, sin duda uno de los más famosos toledanos, si no el que más, en cuánto al deporte se refierE.
Digo Fede porque han sido numerosísimas las veces que le hemos visto subiendo en su inseparable bicicleta las cuestas toledanas, entre otras, seguramente la más dura, la que desde el Arrabal y por el Cristo de la Luz lleva a los Carmelitas. Decían en aquel entonces que la subía sin despegar el trasero del asiento. Algo entendemos del asunto y afirmamos con rotundidad que es faena meritoria por lo difícil.
Numerosísimas veces le hemos visto, los que podemos presumir como él de edad, ganándose la vida humilde pero honradamente con su carretilla transportando bultos desde la Plaza del Mercado, o en los alquileres de bicicletas de entonces, en donde muchas veces hemos conversado con él cuando trabajaba en uno sito en El Arrabal y anejo a la Iglesia de Santiago, en un edificio hoy desaparecido.
Era un hombre, entonces casi un muchacho, que era muy afable, fácil conversador y enamorado de aquellas máquinas que para distracción alquilábamos por horas y que generalmente nos servían para dar unas vueltas por la Avdenida de la Reconquista, ya que los fondos monetarios eran escasos y la hora pasaba demasiado rápidamente.
Pasados muchos años, un día asistí casualmente, como corresponsal de prensa, a una reunión en Talavera y se extrañó mucho cuando dirigiéndome a él le llamé Fede. Ya era Don Federico, la suerte le había sonreído y la tenacidad le había premiado con el triunfo, a la vez que su edad le daba una pose que no invitaba fácilmente al tuteo, pero tantas veces le habíamos tuteado antes, primeramente en los sitios referidos, después en la tienda, en la Plaza de la Magdalena, en donde te atendía generalmente con tanta cordialidad que se hacía cuesta arriba llamarle de usted, como hacían los demás asistentes al acto en que era el organizador de un evento ciclista.
Recuerdo la apoteosis de su triunfo cuándo acudió a Toledo como Rey de la Montaña y me permito afirmar, sin miedo a equivocarme, que todos los toledanos, sin ninguna ausencia, acudimos a Zocodover a rendirle pleitesía por su resonado triunfo.
De verdad, allí estaba todo Toledo, o al menos así me pareció, dadas las apreturas por la abundancia de público que acudió a recibirle, y creo recordar, aunque la memoria me falle, que hizo su triunfal entrada en un coche descubierto.
De aquellos eventos adquirió el sonoro sobrenombre del ÁGUILA DE TOLEDO.
Justo nos parece el homenaje, pero más justo por dos razones, la primera porque se le hace en vida para que pueda disfrutarlo, y después de que se le haya consultado el lugar en donde desea ser eternizado: El mejor lugar de Toledo. El Miradero.
Fede: sin duda una persona muy emblemática para los toledanos y un gran campeón.