¡¡¡Ostras, qué mal rollo!!!
¡¡¡Ostras, qué mal rollo!!! No dejo de pensar en mis nietos. Que la situación política actual es complicada en nuestra tierra es evidente. Jamás habíamos presenciado, hasta el día de hoy, un contexto con un descoloque semejante.
La plena disposición de Page de dar una parte del Gobierno como moneda de cambio para mantener el poder nos recuerda, de forma descarada, a una jugada de Monopoly: "Yo te doy dos casas a cambio del hotel y, si me aprietas, te doy otra casa en la calle Alcalá".
Tantos años avanzando en Democracia, casi cuatro décadas luchando para asegurar y proteger los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos, salvaguardando el equilibrio social de nuestra estructura territorial a través de nuestra Carta Magna, para que nos levantamos una mañana cualquiera y comprobemos la fragilidad de tanto esfuerzo en
las manos de quien puede decir una cosa y hacer la contraria, cuando se trata de conservar la supervivencia política individual, en este caso, de Emiliano García Page, presidente de nuestra Comunidad.
La maniobra de Page no solo nos ha dejado en una situación política incierta y quebradiza. La llegada al Gobierno de Castilla-La Mancha de dos miembros de Podemos, como si de una operación contractual privada se tratara, nos ha producido escalofrío por la forma y por el fondo. Situar en lo más alto del Gobierno castellano-manchego a dos independentistas supone un ejercicio de alto riesgo para nuestro futuro, por no hablar de un incremento presupuestario dudosamente justificado.
¿Y ahora qué? ¿Y después? ¿Presenciaremos posiciones y posturas que lleven al sacrificio de lo establecido para fijar la innovación titiritera de gobiernos como el de Madrid? ¿Veremos un Gobierno que hace de la provocación el “leitmotiv” de su existencia dejando a un lado el interés general? ¿Seremos capaces de soportar la visión económica intervencionista de Podemos?
Valle Arcos es concejal del PP en el Ayuntamiento de Toledo