Dos discursos lastimosos hemos escuchado antes de que finalice el mes de agosto. El del Sr. Rubiales y el del Sr. Feijoó, tras la entrevista con el Sr. Pedro Sánchez. Atribuyámoslos al calor de este primer verano del cambio climático que algunos aún discuten. Bienvenidos a lo desconocido. Atribuyamos al verano más caluroso jamás registrado, la ofuscación de la inteligencia, la confusión de la razón y la desaparición de la sensación de ridículo. Cada día que pasa nos acercamos más a los abismos de la estupidez humana que nos impone creer que cualquier cosa, por muy zafia que sea, tiene validez.
El primero de los discursos, el del Sr. Rubiales, nos ha retrotraído a las figuras predemocraticas del corporativismo y el clientelismo más feroz. El corporativismo defiende los intereses gremiales de particulares por encima de los intereses generales. Es endogámico y cerrado al mínimo atisbo de trasparencia. El clientelismo ejerce un poder omnímodo con dinero, generalmente, público, cuyos agraciados aplauden y apoyan sumisamente al ejecutor de ese poder clientelar. Bienvenidos a otra forma de esclavitud. Por el discurso obsceno del Sr Rubiales comprendimos que todavía existe una España que se resiste a la democracia liberal y paritaria. Y todo adornado con las promesas humillantes de contratos millonarios para quienes se mantengan cerca del líder. En fin, vimos la pervivencia de una sociedad de otros tiempos y profundamente retrograda.
El discurso del Sr. Feijoó, tras la primera entrevista con el Sr. Sánchez, deja matices más graves. Se aproxima más a la tomadura de pelo o a la ignorancia soberbia de los principios representativos de la democracia. Todo se reduce en el PP a sus miserables juegos partidarios que hemos visto en los últimos años. Dos años de gobierno, presididos por él, propone el Sr. Feijoó para "sosegar la sociedad y resetearla". "Sosegar" significa comprometerse a no crispar a la sociedad, porque han conseguido el gobierno, aunque sea por dos años. Y "resetear" supone dar marcha atrás a todas las iniciativas y proyectos de progreso, conseguidos por el gobierno que preside el interlocutor, Sr. Sánchez. Pedir el apoyo para estos fines no sabemos sí es una propuesta insultante, si reduce la democracia a formulas infantiles o si la entrevista iba de coña. ¿En serio, alguien que aspira a ser presidente del gobierno, puede formular una propuesta semejante? ¿Qué España tendríamos con tales gobernantes?
Estas son las luces de un aspirante a gobernante que recupera de la historia de España el "turnismo" de los tiempos de Cánovas y Sagasta en su versión más corrompida. Volver a aquellos años de gobernanza (por llamarlo de alguna manera) en los que, al margen de las elecciones, los votos comprados y manipulados, los gobiernos y la ocupación de las instituciones se repartían cuando "tocaba" a cada partido. ¿Cómo se puede pedir el apoyo del PSOE para derogar las medidas aplicadas en estos cuatro años por el PSOE? ¿Prepotencia, desprecio, cinismo? Bienvenidos a la frivolidad de la política.
Resulta difícil creer que asistimos a una degradación de los discursos tan burdos o a una propuesta de investidura tan grosera. No sospechábamos que una parte de la sociedad española no habría superado los obsoletos procedimientos antidemocráticos, heredados de la dictadura. No podríamos intuir que estuviéramos abocados a escuchar discursos tan lastimosos. Habrá que reclamar una "Regeneración" de las prácticas y las instituciones democráticas. Pero debe hacerlo la propia democracia. De lo contario nos lo harán los sistemas autocráticos, que ya nos rondan incluso gobiernan en instituciones locales, y nos devolverán a los túneles reaccionarios de la Historia pasada.