La revolución de la cerámica en "aTempora"
Hoy, cuando escribo estas líneas, está previsto que se celebre una de esas conferencias que prometen dentro del programa de actos alrededor de la muestra “aTempora. Seis mil años de cerámica en Castilla-La Mancha”, que se celebra en Talavera de la Reina.
Aunque uno cree que todo el mundo ya sabe que la muestra, compuesta de más de 1.200 piezas, se expone en cuatro sedes y estará abierta hasta el final del mes de enero, no está de más repetirlo. También que en paralelo se están celebrando una serie de conferencias en el Centro Cultural 'El Salvador', de la que forma parte la que ayer dictaban la arqueóloga Laura María Gómez y el catedrático de la Universidad Complutense Gonzalo Ruiz Zapatero bajo el título de “La tradición cerámica en la Meseta Sur: del Neolítico a la Edad del Hierro”, que piensa uno puede ser la culminación de lo que considera como la parte más original y atractiva de lo expuesto en las cuatro sedes.
Y es que, quizás, para los aficionados a la cerámica y mucho más para los conocedores o amantes de la cerámica de Talavera, la parte más atractiva, original y novedosa sean las primeras secciones, dedicadas a las cerámicas producidas desde el Neolítico hasta que en el siglo XVI se vive el esplendor de la cerámica en Talavera. Y ello porque, hasta hace pocos años, el mismo Museo Ruiz de Luna, condicionado por la misma colección de la que procede, centraba todos sus esfuerzos con una lógica (que tampoco se puede reprochar) a esas épocas y solo las aportaciones de la Arqueología local en los últimos años han roto esa tendencia. Por eso, sin ninguna duda, y sin querer menospreciar a las exposiciones del Museo Ruiz de Luna y del Centro Cultural Rafael Morales, la de Santa Catalina se puede considerar como el verdadero corazón de "aTempora". Los paneles fotográficos expuestos en el claustro de la Iglesia Colegial, sinceramente, me parece que no están a la altura de lo demás y simplemente deberían haberse integrado en alguna de las otras sedes.
Y el acierto de remontarse a los principios de la cerámica como arte universal y uno de los elementos fundamentales de esas grandes revoluciones que de verdad han cambiado la historia Humanidad, porque para muchos historiadores, en realidad, sólo el cambio que supone el paso de un hombre, recolector y cazador, al del productor de alimentos vegetales y animales mediante, la agricultura y la ganadería, se puede considerar una verdadera revolución.
Y esa revolución en la forma de vida se mantendría durante siglos, hasta que de nuevo lo que llamamos Revolución Industrial vino a cambiar profundamente la vida de los humanos. En realidad, ya digo, dos momentos de profundos cambios en toda la historia humana y, en uno de ellos, la cerámica como elemento distintivo de esa revolución.