La visión prismática que se proyecta al exterior en el lado más meridional se convierte "inesperadamente" en la auténtica fachada de la edificación, pues es así como se observa desde el espacio público que discurre por delante. Esos muros ciegos, con ausencia prácticamente de huecos, responden realmente, por un lado, a la orientación sur, que precisa una segura protección frente al intenso soleamiento y, por otro, a la salvaguarda de la privacidad respecto de la futura vivienda que puede construirse en la parcela colindante.