De todos es sabido la importancia que las muestras de afecto tienen en el desarrollo emocional de los niños, sobre todo de los hijos. Besarles debería ser una acto frecuente a lo largo del día. Tan solo un beso que dura medio segundo genera seguridad en el niño con respecto a nosotros y también sobre sí mismo. Es un reforzador del comportamiento que se esté dando en ese momento y un recordatorio de lo que le queremos. Y para aprender esta conducta, nada mejor que repetirla con ellos y que también la vean en nosotros (muy recomendable), porque en los adultos, besarse, a parte de en el sexo, también tiene los mismos efectos.

Hay opiniones y estudios varios sobre la conveniencia o no de besar a los niños en la boca y, bueno, consecuencias emocionales negativas no tiene, aunque sí connotaciones y aprendizajes erróneos, porque besar en la boca debe diferenciarse de un acto de amor inocente y puro que nosotros como adultos sí somos capaces de diferenciar, pero que los niños no, dependiendo de la edad.

Besar a un niño en la boca es una “necesidad” solamente del adulto: el niño se está limitando a aprender lo que ve y hacen con él sus principales referentes, los padres. Nos despiertan tanta ternura y tanto amor que les besamos y mosdisqueamos todo el cuerpo, todo. Son nuestras “cositas”, nuestros angelitos, y no podemos ni queremos reprimir tanto como sentimos.

Sí que un beso inocente a nuestro bebé puede perjudicarle a nivel médico, ya que están aún con las defensas en “periodo de aprendizaje” y podemos contagiarles cualquier enfermedad que para nosotros no tendría repercusión pero que para ellos sí. Sus boquitas son impolutas y en la saliva del adulto encontramos miles de gérmenes que les transmitimos al besarles en la boca. Los odontólogos y pediatras desaconsejan hacerlo desde este punto de vista médico ya que, por ejemplo, el índice de caries en los niños aumenta con esa práctica. Limpiar el chupete chupándolo nosotros tampoco es aconsejable por la misma razón. Le quitamos unas bacterias pero le impregnamos otras.

Sobre la edad, ¿cuál sería la aconsejable máxima para besar a nuestros hijos en la boca? Pues hay que tener en cuenta que algo que se hace habitualmente se aprende y que después, si se deja de hacer, habría que explicarle al niño por qué no. Y las principales razones para dejar de hacerlo tienen que ver con la edad de inicio del desarrollo de su sexualidad, con las connotaciones sexuales de los besos, con la incapacidad de ellos, en según que situaciones, de diferenciar intenciones de otros adultos que no sean sus padres si les besan en la boca. No son muestras de afecto y sí búsqueda de sexo (pederastas).

Los niños empiezan a descubrir su sexualidad entorno a los 2-3 añitos, cuando se descubren los genitales, se “exploran” y se dan cuenta de que tocándose o al rozarse les gusta... y repiten. Para ellos no es algo ni distinto a otras sensaciones ni circunscrito a ciertos momentos, con lo que tocarse puede verse en ocasiones que lo hacen de forma indiscriminada y en presencia de otros. Algo que se han descubierto no lo reprimen porque les gusta. Los besos, igualmente, a parte de generalizarse y aprender que besar en los labios es una forma natural y normal de dar besos, no discriminan a quién sí y a quién no a no ser que les expliquemos. Y para un niño no es demasiado fácil entender que algo que han estado haciendo con normalidad, un gesto de cariño, haya que no hacerlo en ciertos momentos y con ciertas personas.

A los niños les da igual besar en la boca o no, pero si lo hacemos con ellos la tendencia será a que ellos lo hagan con otras personas. Besar, para ellos, incluirá besar en la boca sin nuestros límites, que aún no se saben ni comprenden. Se dan casos de niños que inocentemente, claro, besan a otras niñas compañeras y viceversa como gesto de cariño. Aparecen padres denunciando esas conductas porque en sus casas esa forma de besar no se ha contemplado y se ha asociado con pasar un límite, el que tiene que ver con actitudes sexuales...

Desde el punto de vista de la generalización y el aprendizaje de conductas en los niños pequeños, sin discriminar, por imitación de lo que nosotros hacemos con ello, no me parece recomendable besarles en la boca. No debe ser algo prohibido pero tampoco frecuente porque, como repito, besar a nuestros hijos en la boca es más una necesidad nuestra. Nosotros sí somos capaces de delimitar estos besos; los niños no. Sobreviene el problema, que en mi cabeza está desde el principio, de los pederastas y la facilidad que pueden tener con estos niños que tienen esta conducta de besar así, aprendida...

Los labios tienen sensibilidad especial para crear excitación y cuando se ha descubierto la sexualidad que nos gusta porque nos crea un placer, también besar nos lo va a producir porque durante los besos en la boca se segrega oxitocina, la hormona del amor y placer. A veces inconscientemente las madres, que son sobre todo las que más besan de esta manera, se descubren a sí mismas dejando de besar a sus hijos en la boca a partir de cierta edad. ¿Será que se les enciende una lucecita peligrosa?

Entonces, mi consejo, es besar, besar y besar a nuestros hijos, muchísimo, pero evitando la boca, por razones médicas y psicológicas, de aprendizaje erróneo que puede confundir a un niño entre las muestras de solo cariño y las intenciones de sexo. Ven en la tele escenas sexuales con besos en la boca, ven en sus padres escenas de cariño (sin sexo) con besos en la boca... Mejor que descubran ellos, sin confundirles nosotros, el significado y la preferencia de besar o no en la boca, cuando toque.

Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga.

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