El succionador de clítoris es un “cacharrito” que está de moda y se ha hecho viral. En el mercado existen más juguetes sexuales para nosotras que para ellos, algo que es debido a que la mujer ha evolucionado y se ha liberado a la hora de atender a su sexualidad, explorarse y disfrutarse. Cuando empieza a normalizarse la masturbación es cuando empezamos a descubrirnos y esto es bueno, muy bueno, no ya solo para disfrutar con una misma, que es maravilloso, sino que es bueno para conocerse y ayudar a tu pareja en las relaciones sexuales, ayudar a tu pareja a que no se frustre cuando intenta darte placer y hacerte sentir de una forma que solo él se imagina y que, si tú no te conoces, tampoco vais a llegar a conectar del todo. Eres la mejor guía para que él disfrute contigo y te haga disfrutar al máximo.
Bueno, el tema de la masturbación, por qué y para qué, es interesante. Antes, los juguetes sexuales en su mayoría eran imitaciones de penes. Parecía y parece para much@s que el centro de una relación sexual es un pene y la penetración. Ahora tienen múltiples formas porque no se trata de la necesidad de un pene sino de algo que cree sensaciones en la vagina (punto G y punto U) . Y yo digo muchísimas veces en la consulta a todos esos hombres empeñados en endiosar a su pene que por qué no tendrá una rosca para quitárselo y dejárselo en algún sitio. ¡Puuf! Así pasa, que cuando algo “falla” en su erección se les cae el mundo encima. Y somos nosotras quienes sufrimos las consecuencias de que, cuando ellos pierden la erección, la mayoría se enfaden... y ya nada de nada: ni mimitos, ni caricias, ni masturbación... Así que, muchas veces, se nos quitan las ganas de tener sexo pensando que para ellos es tan importante penetrar porque, si se "vienen abajo"... ¡Qué tragedia hacen!
Cuidado, por supuestísimo, con las mujeres machistas que EXIGEN COMO IMPRESCINDIBLE la penetración. Estas, tarde o temprano, os hunden, chicos. De todo esto es culpable la educación social y falta de formación sexual. El mercado del porno sigue manteniendo como centro del placer el pene y la penetración, cosificándonos a las mujeres y perpetuando conductas sexuales machistas. Y, qué curioso entonces, que un succionador de clítoris tenga tanto éxito, ¿no? Será que las mujeres TENEMOS, y no me canso de decirlo, otras necesidades sexuales y otras formas de disfrute preferido, que no consiste sólo en que un pene nos penetre. Será que nuestro clítoris tiene el secreto y la llave de nuestros orgasmos. Algo tan pequeño y que es tan fundamental en el placer sexual de una mujer. A lo mejor, por eso, un succionador de clítoris o cualquier otro juguetito que estimula el clítoris tiene tanto éxito. ¡Que el clítoris no lo tenemos de adorno¡ ¡Que es un micro pene, una base y un glande pequeñito con 8.000 terminaciones nerviosas para obtener placer! Muchas más que un pene... De hecho, de la semana 0 a la 12 de embarazo no hay diferenciación entre hombres y mujeres. Es a partir de ese momento cuando la diferenciación a hombre, desde el clítoris que tenemos ambos, empieza a definirse y crecer para dar lugar a un pene.
Las mujeres tenemos la suerte de contar con bastantes puntos y zonas de placer físico, aunque en nosotras “el tema empieza” por el lado de los sentimientos y placer emocional. ¡Qué suerte! Por cierto, también existen succionadores de pene. Siguiendo con los juguetes sexuales, los que más se compran son los que estimulan el clítoris, además de otras zonas como punto G. Existen lenguas vibradoras también para el clítoris. Cualquier roce o estimulación directa del clítoris, con la intensidad que a cada una le guste, es bastante más placentero que la penetración. Que los juguetes no son para sustituir a la pareja, NO, sirven para romper la monotonía, para darle más emoción al asunto, para reírse... porque el sentido del humor también es importantísimo en el sexo: reírse de caras, de comentarios, de torpezas como cuando no atinas a poner el globito y ya nada, por ejemplo. ¡Je, je, je, je! ¡Mejor reírse!
Los juguetes eróticos son un descubrimiento, sobre todo para uno mismo, y qué bien disfrutar al máximo de algo tan natural y necesario como el sexo. No son imprescindibles en pareja, ni mucho menos, sobre todo cuando uno de los dos se siente incómodo, sustituido, y si se usan casi mejor que los maneje el otro a usarlos nosotras mismas, para sentirse él protagonista también de nuestro placer y no un mero espectador. No me gustan si se usan de forma compulsiva, demasiado o sin alternar con tacto y movimiento de la mano nuestra o de nuestra pareja... o la boca, o la lengua. No es aconsejable perder esa estimulación natural de acariciar suavemente, porque si nos acostumbrados solo a la succión y vibración, después ya va a ser muy difícil disfrutar sin artilugios de por medio. Resumen: ¡Kikis sin perder de vista el clítoris, por favor!
Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga.
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