"¿Dónde hay en Toledo un auditorio decente para escuchar música?"
Javier Ulises Illán (Toledo, 1981), licenciado en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de La Rioja, se ha formado en Francia, Suiza o Austria como director de orquesta y coro, amén de contar con un Grado Superior en Violín y decenas de honores en un curriculum que refleja su pasión por la música. Su afición comenzó de niño, cuando iba con su madre a los conciertos de la Agrupación Musical Toledana. Entonces pidió paso y ahora ha conseguido la excelencia no sólo con la batuta, sino como musicólogo, buceando en partituras de otros tiempos, o al dirigir a esos niños con los que disfruta y a los que mima desde su faceta más social. Pero Javier Ulises Illán es toledano, claro, y tiene mucho que decir sobre la gestión cultural que se hace en su tierra. Atentos.
¿Cuándo decidió que la música sería su profesión?
Hace justo veinte años estos días que fui a la Ruta Quetzal. Era un buen estudiante en el instituto, era un buen atleta y era un buen instrumentista, pero no tenía definido el camino. Allí vi que la música tenía una conexión de persona a persona , que había mucho por hacer por el rescate patrimonial, con las músicas de América… Viví experiencias con la música muy fuertes. Recuerdo un concierto en Chiapas muy impactante, no tanto por lo que yo hacía, sino por lo que recibía al hacerlo, algo que no tiene precio, valores humanos identitarios. Vi en la música un poder que era mucho más integrador. La Ruta Quetzal fue una aventura que luego devino en otras experiencias parecidas cuando estuve en el Amazonas o cuando he estado con indígenas recuperando músicas del XVIII.
¿Se puede vivir de la música, si no eres un artista de los que se escuchan en la radio?
Vivir de la música es muy difícil, muy complicado. Sí tuve la oportunidad mientras estudiaba de poder trabajar ya de músico, en la orquesta de Euskadi, en la de Asturias. Y fue un momento para darme cuenta de lo que no quería. La gente iba un poco como a la oficina, mecanizaban un trabajo artístico e iba en contra totalmente de mis principios, sobre todo recién salido del cascarón. Sales de una carrera superior, te has ejercitado muchísimo, has invertido muchas horas para ser mejor y cuando sales al mundo real y ves que el nivel es más bajo de lo que pensabas, que la exigencia artística es menor y que se lo toman como un trabajo al uso, pierdes la ilusión que aparentemente tiene este trabajo, que tiene un componente muy alto de vocación, claro.
¿Cómo valora el panorama musical en Castilla-La Mancha?
Castilla-La Mancha es la única Comunidad Autónoma de España que no tiene orquesta profesional. Y me parece un atraso muy grande. Hay muchas carencias. Hay unos conservatorios medios que deberían estar muy entrelazados, al menos por política, por hacer un poco tierra en ese aspecto y, por supuesto, no olvidarnos que estás creando unos profesionales que necesitan estar luego trabajando. Y el trabajo que se cree en la Comunidad también debería ser profesional. Existe mucho amateurismo.
¿Eso en qué se traduce?
Tiene que haber de todo, pero tienes que saber diferenciar si estás comiendo jamón york de plástico o jamón york natural o una pata de cerdo cocida que no lleva ni conservantes y te la tienes que comer en dos días como mucho. Hay que saber lo que estamos consumiendo. Y en cultura, aquí todo da lo mismo. Es una cuestión de profesionalidad. En ocasiones explico a determinados concejales qué es lo que ofrezco y no saben que orquesta es una orquesta de instrumentos de cuerda. Piensan que una orquesta es una orquesta de baile.
La gestión cultural, falla, pues.
El problema es que no está profesionalizada la música, la cultura, no hay un gestor cultural que de verdad haya hecho gestión cultural, que sepa qué programar, qué hacer, una programación de eventos en torno a un eje, que sea de música, pero también de exposiciones de fotografía, talleres de creatividad. Por ejemplo, no te gastes todo el presupuesto únicamente en restaurar un órgano. Restaura medio y comienza un ciclo de música para darle vida a ese órgano. Eso es gestionar. Gestionar no es sólo tener dinero. Es tener dinero, administrarlo bien, tener unas políticas culturales y mirarse en el espejo de los que lo hagan bien. Y hay que hacerlo a largo plazo. Yo tengo programado un concierto en Versalles para junio del año que viene.
Está grabando un disco de sus conciertos en Toledo y El Escorial. ¿Le ha ayudado la Junta?
Castilla-La Mancha aún tiene mucho que mejorar en políticas culturales y de industria cultural. La grabación la hemos podido llevar a cabo gracias a una ayuda de la Comunidad de Madrid. Aquí, en Castilla-La Mancha no existen ayudas a producción o de grabación de patrimonio musical. Ahora la grabación es para lunáticos que aman el arte, es una especie de tarjeta de presentación que cuesta mucho dinero y con la que no ganas absolutamente nada.
¿Por qué lo hace, entonces?
Dar vida a músicas del pasado y hacerlas atractivas a la actualidad es una responsabilidad, es traer belleza del pasado al presente. Asumo una misión, quizá porque me la he impuesto yo solo, la he mamado y la he visto siempre de cerca. Y me parece que la distancia que hay entre leer un compositor y escucharle es la distancia que hay entre leerse una receta de cocina y probar el pastel.
¿Sabe apreciar la gente su música?
Para que la gente sepa apreciarlo, hay que enseñarles a apreciarlo. Y para eso tienen que estar la cultura y el arte rodeados de una infraestructura seria. ¿Dónde hay en Toledo un auditorio decente para escuchar música? El Greco es un auditorio para congresos, no para conciertos. El Rojas no tiene concha acústica, toda la música se sube para arriba. ¿No ha habido tiempo de construirla? Lo que tiene Toledo es un montón de escenarios para poder hacer conciertos especiales. Tenemos muchos remiendos, pero ninguno reúne todas las condiciones. Por ejemplo, el auditorio de Cuenca, ése sí es un auditorio para escuchar música.
¿Un artista tiene que ser inevitablemente crítico?
Sí, claro. Yo soy bastante crítico, pero también soy autocrítico. Busco la excelencia y muchas veces digo "no". O "esto no está para salir". Y no sale. Me gusta rodearme de excelencia. Y no es algo elitista. Si un filete está mal hecho, yo al cliente no se lo presento, aunque me cueste dinero. Y siempre miro por el cliente. Cuando manejo dinero público, miro por la confianza que han puesto en nosotros y no hago bolos. Soy consciente de que cuando algo está hecho, es fácil decir 'esto está mal'. Soy crítico cuando considero que hay cosas que se pueden cambiar.
¿Qué le parece el panorama musical de Toledo?
Por ejemplo, ahora en Toledo, estos ciclos que está habiendo de patrimonio, que traen gente de Madrid y tal, que hay unos intercambios de dinero muy feos, utilizar a estudiantes como profesionales, pero pagarles como a estudiantes y cobrar entrada como profesionales… eso no. No informar a la gente de lo que está viendo. Hay un concierto, ¿pero todo vale? Música en los patios, pero ¿quién va, quién toca, qué es eso exactamente? ¿Es alguien que tiene una guitarra o toca lo que le da la gana o es un profesional? Se trata de saber a lo que vas. Y hay mucha desinformación al público.
¿Usted iría a un concierto de música electrónica como el que ha habido en el Corpus? ¿Le ha gustado la programación?
A lo mejor sí iría a un festival de música electrónica, pero no es música que yo consuma, pero entiendo que tiene que existir y que si está bien organizado, es fantástico. Es una catarsis, mucha gente celebrando algo con música. Yo, voto que sí. Pero tiene que haber limpieza, servicios suficientes, servicios sanitarios, etc. Y celebrarse en un lugar y en un horario que no moleste a los ciudadanos. Aquí parece que cuando se habla de arte, todo vale. Y no puede ser. Las propuestas locales también tienen que tener cabida, por supuesto, pero a sabiendas exactamente de en qué consiste y de a qué esfera artística, social o cultural pertenece. El Año Gastronómico, (que también era una celebración de cultura): el mayor evento que ha habido es el plato de jamón, eso es lo que va a quedar. ¿Eso es lo que queremos? Si eso es lo que se quiere, fantástico, pero a lo mejor ni siquiera nadie se ha planteado lo que se quiere y sobre todo lo que dejamos tras de nosotros y lo que cedemos a las nuevas generaciones, que se van a mirar en el espejo de lo que les legamos.
¿ Y qué quiere usted para Toledo?
Toledo tiene mucho que decir. Tiene todos los elementos para ser, por ejemplo, la capital de la música antigua. No hace falta muchísimo dinero. ¿Por qué no un festival del música antigua, que estamos al lado de Madrid, que a la gente le encanta venir a pasar el día a Toledo? ¿Por qué no un turismos de calidad bien programado, con conciertos cada fin de semana? Ahora ha habido un festival que nadie se ha dado cuenta, un festival privado, pagado con dinero privado inglés, donde ha venido gente de fuera a disfrutar de conciertos en lugares como el Rojas, Tavera… Yo me he enterado porque han venido amigos míos de Europa a cantar y a tocar, porque ha habido musicólogos de Madrid que se han colado en algunos de los conciertos. Era un festival secreto que se ha celebrado en lugares en los que muchos ni pagaban, eran cedidos a causas privadas.
¿Existe alguna iniciativa que se pueda tomar como modelo actualmente en la ciudad?
El problema es que no hay un modelo de ciudad establecido, pero hay personas, por ejemplo el director del Museo del Greco, que sí está luchando por hacer algo diferente. A ese museo llegaban noventa japoneses, se bajaban y otra vez al autobús y adiós. Parque temático, la ciudad vive y muere. En el Museo está haciendo iniciativas sociales, con niños del hospital, con Down Toledo, abren el Museo en la ciudad, siempre abiertos a nuevas ideas. Y desde su "pequeñez" y lo poco considerados que están en la ciudad, están haciendo todo lo que pueden para que Toledo sienta que ese museo es suyo.
¿Qué papel han de jugar los empresarios en ese despegue de la ciudad turístico y cultural?
En el mundo empresarial se apuntan a un bombardeo pero sólo saben poner la mano, porque están muy mal acostumbrados. Cuando se hizo el balance del Año Greco se dijo que había sido pobrísima o nula la colaboración privada. Aquí todo el mundo quiere, pero nadie da. Hay que dar de muchas maneras, lo primero, sonriendo al cliente, siendo honesto con tu profesión. En Toledo hay mucho turismo y el visitante tiene que sentirse como en su casa, el producto tiene que ser de calidad, que no trates a un toledano de modo diferente a un turista y que le cobres el doble al turista… Y luego está trascender como ciudad, que no sólo es la semana de la tapa. Es tener una políticas que sean sostenibles, que a la ciudad puedas venir en cualquier momento y que sea agradable, que tenga oferta cultural como para quedarse.
Usted participó en el Año Greco, no sé si también lo hará en el aniversario de Toledo como Ciudad Patrimonio, con la actuación de David Bisbal, por cierto.
Hay cosas que les parecen muy caras y en David Bisbal se han gastado un buen dinero. Pero si es su visión del ocio, me parece respetable. Pienso que si es el XXX aniversario de la ciudad, lo mínimo que se podría hacer precisamente es un congreso sobre modelos de ciudades. Mirarse en lo bueno de otras ciudades para que Toledo dé un paso adelante. Eso es algo cívico, cultural, político, que no creo que, por ejemplo, un parque de atracciones solucione. Yo hubiera tocado todos los palos, incluida la política. Hay una apatía política… Cuando vas a Sudamérica y ves que con 12 o 13 años están ya dándose de alta en partidos políticos. Saben que una política bien hecha redunda en tu propia vida. Tenemos que ser más críticos constructivos y ayudar entre todos a crear un modelo de ciudad, una sostenibilidad urbanística, museística, de deporte, de ocio y cultura para los habitantes de Toledo.
¿Sobra resignación entre los toledanos?
Yo creo que no se es consecuente con los medios plazos. Lo del río bañable, ¿por qué tiene que ser una utopía? Que sea una ciudad que no muera de noche, que haya planes para la tercera edad, para jóvenes, acceso a la vivienda. Debe haber un mayor compromiso de unión por parte de las instituciones, no sólo políticos, sino Universidad, Catedral, cultura, empresarios… No tanta parcela. Y profesionalizar, ir hacia la excelencia en todo lo que se haga. Queda mucho por abrir la ciudad a otras propuestas. El potencial que hay aquí es tan enorme, pero no se gestiona con cariño y con inteligencia del medio plazo. Es todo muy caduco, muy vertiginoso.
Es usted un autónomo de la música. ¿ A qué se dedica actualmente?
Tengo por un lado mi carrera artística, que es director freelance, voy a dirigir a sitios donde me llaman, he estado dirigiendo en los ciclos satélites de la Orquesta Nacional de España, y soy director titular de la Academia Barroca Luchernensis, que es un grupo de Suiza que hace música antigua. Sigo con mi grupo Nereydas, que es una orquesta de instrumentos históricos, que es donde más energía empleo. Ahora estamos en fase de postproducción de los conciertos de Toledo y El Escorial.
Desarrolla usted otra labor de fuerte compromiso social, que supongo le da muchas satisfacciones.
Trabajo en una Fundación que se llama Acción Social por la Música, donde soy coordinador del área orquestal, instrumental. Por un lado, hago la implantación del sistema de orquestas, inspirado en el sistema de Venezuela, de Abreu, que fue Premio Príncipe de Asturias. Hacemos una implantación de coros y orquestas principalmente en barrios de Madrid que sufren la desigualdad social y la exclusión. Estamos en Tetuán, por ejemplo, y en San Blas. Se llaman orquestas y coros de paz para integración social. Por otro lado, hago el mismo trabajo de inclusión en el Teatro Real en la recién creada Aula Social. Y allí trabajo con niños con síndrome de down, niños con autismo, en riesgo de exclusión social, niños con cáncer y víctimas del terrorismo. En Castilla-La Mancha deberían plantearse programas similares, que hagan visibles a los invisibles y que preparen a la sociedad para un futuro de multiculturalidad y heterogeneidad, preparando a la sociedad para la convivencia desde el respeto Se trata de integrar. Convives con un musulmán, lo conoces, los respetas y está en tu equipo, está en tu orquesta. Es un proyecto que emociona, son muchas horas de trabajo. El 4 de julio habrá una cantata en el Teatro Real, compuesta por la almanseña Sonia Megías y con todos los niños sobre el escenario.
¿Considera que su labor está valorada?
Ahora empiezan a llegar reconocimientos. He sido portada de la revista más prestigiosa del mundo de la música, la revista Scherzo. Ahora vamos con Nereydas al Festival de Música Antigua más importante del mundo, el de Versalles. Viene el momento de recoger lo sembrado, pero ha sido una siembra dura. Desde la aventura de ser autónomo y pagar todo legalmente, hasta crear productos atractivos culturalmente y responsables con el patrimonio. Soy consciente de que esto es una carrera de fondo y de que hay una labor muy amplia (artística, divulgativa y social) por hacer. Si hay reconocimiento estupendo, pero la causa ya conlleva el premio del disfrute y de la mejora del propio entorno.