El fichaje de Eduardo Camavinga por el Real Madrid acabó siendo la sorpresa del último mercado de fichajes. Si bien era por todos conocidos el interés del club merengue en el medio francés, la atención estaba puesta únicamente en la operación de Kylian Mbappé. A la vista de que era imposible, la entidad madridista cambió de estrategia y cerró a gran velocidad la llegada del centrocampista. Una operación que supuso adelantar al resto de grandes y que se cerró en apenas 30 millones.
La adaptación de Camavinga pasó a ser una de las principales preocupaciones. El galo llegaba con poca experiencia en la élite, con la presión de haber sido un fichaje a contra reloj y por llegar al equipo blanco en plena temporada. Lejos de sentirse desubicado, Camavinga no tardó en cumplir para Carlo Ancelotti. Una actitud que ha mantenido durante todo este tiempo y que, teniendo en cuenta que es un jugador de 19 años, hace crecer las esperanzas entre el aficionado del Real Madrid.
El centrocampista ha disputado hasta el momento 23 partidos y casi 800 minutos con la camiseta merengue. De todos los partidos que ha disputado el Real Madrid, solo en cinco ocasiones Camavinga se ha quedado en el banco sin poder disputar ningún minuto. Y, cuando lo ha hecho, ha cumplido a la perfección.
El francés está llamado a ser una pieza fundamental en la sucesión del centro del campo. El entrenador merengue apenas cambia el tridente salvo que la rotación sea obligada. Pese a ello, como demuestran las estadísticas, dar oxígeno al equipo pasa por meter en el esquema merengue a Camavinga.
Todo está en manos de Ancelotti. El italiano es una estrella a la hora de gestionar los vestuarios. Y, además, también sabe a la perfección cómo controlar a las jóvenes estrellas. Justo la personalidad necesaria para que un joven Eduardo Camavinga no caiga en la dinámica negativa por no contar con minutos suficientes o se deje llevar por los comentarios externos sobre su papel en el Real Madrid.
Kroos, un fichaje clave
El Real Madrid se hizo con los servicios del centrocampista alemán en 2014 cuando aún formaba parte del Bayern Múnich. El conjunto merengue no tuvo problemas en convencer a un jugador que tenía claro que quería vestir de blanco. El cuadro de la capital española apenas desembolsó 25 millones de euros, toda una ganga como se ha podido comprobar, y se adelantó así al resto de grandes clubes.
Toni Kroos tenía solo un año de contrato con el Bayern y había dejado claro que no quería renovar. Una situación que facilitó las cosas al Real Madrid y que, en parte, también se ha dado en el caso de Camavinga. Siete años después, Kroos es una pieza fundamental del Real Madrid y ha ampliado su vinculación con el club hasta 2023. Además, y muestra de su implicación con el equipo, renunció a la selección alemana para poder dar el 100% con la entidad madridista.
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