Era una prueba de fuego para Eduardo Camavinga y el joven jugador la pasó con nota. El francés de 19 años demostró un día más que no desentona en la plantilla del Real Madrid. Los blancos dieron un importante golpe a La Liga, con un triunfo ante el Athletic Club en el que, tras Karim Benzema, el mediocentro fue el más destacado. Le tocó hacer de Casemiro, con lo que ello conlleva. El joven centrocampista realizó una actuación bastante completa.
La ausencia del brasileño le daba la oportunidad de volver al once y lo aprovechó para reivindicarse, con una gran actuación, en la que mostró una vez más que el conjunto blanco tenía motivos para apostar por él el pasado verano. Camavinga dio un auténtico recital partiendo desde el pivote. El francés fue el encargado de contener al equipo en los momentos más complicados, que los hubo, en una segunda mitad en la que se alzó como fundamental. También lo fue en los minutos de la primera donde hubo ida y vuelta.
Eso sí, volvió a estar pasado de revoluciones en algunas acciones. El mediocentro madridista vivió al límite durante todo el partido, lo que le costó una amarilla que le privará de poder jugar el próximo encuentro de los blancos, frente al Getafe. También cometió algunas imprecisiones en el pase, así como tuvo algunos controles algo deficientes que metieron el susto en el cuerpo a los merengues. Eso sí, él mismo se encargó de solucionarlos en una muestra más de su madurez a pesar de los 19 años.
Los madridistas se adelantaron en el marcador y pronto pusieron tierra de por medio. Todo apuntaba a un partido plácido y resuelto, pero el Athletic reaccionó y se volcó. Entró ahí fue cuando comenzó a asentarse en el partido Camavinga, que frenó en los ataques de los leones y supo darle también fluidez en salida a los madridistas. La sensación que dejó es que sigue siendo mejor interior que pivote, pero no desentona si tiene que sustituir a Casemiro.
El relevo
Camavinga llegó al Santiago Bernabéu, sobre la bocina del mercado de fichajes, el pasado verano procedente del Rennes. El jugador galo presionó hasta el final para fichar por el Real Madrid y no por otro club. Y es que si algo tenía claro el francés es que su presente y futuro pasaba por la casa blanca. Sabe que es cuestión de tiempo ser importante. Es muy joven, cumplió en noviembre 19 años, y todavía tiene mucha carrera por delante.
Jugar al lado de grandes futbolistas como Casemiro, Luka Modric o Toni Kroos no hace otra cosa que ser una continua masterclass para Eduardo Camavinga. El francés debe ser consciente de que, primero, la paciencia es un valor. En especial, cuando se está en una entidad como el Real Madrid. En segundo término, el tiempo.
Tiempo porque la temporada es muy larga y en el conjunto blanco puede tener minutos importantes ya este curso. Pero, sobre todo, en el futuro. Tiene que seguir con su progresión. Creciendo y haciéndose cada vez con un papel más clave en el equipo.
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