El Real Madrid de baloncesto ha fichado mucho y bien este verano. Jugadores como Sergio Rodríguez, Mario Hezonja o Dzanan Musa han llegado para subir y reforzar el nivel de una plantilla que ya era una de las mejores de Europa. De hecho, la pasada temporada se repusieron a una plaga de lesiones enormes para levantar el título de Liga Endesa.
Junto a esos jugadores llegó también Petr Cornelie, a priori el menos conocido de los cuatro y el que menos cartel tenía. Sin embargo, su adaptación está siendo perfecta, aprovechando sus minutos en el puesto de 'cuatro' y de 'cinco'. Es un gran apoyo en el rebote, una amenaza en defensa y está demostrando su gran talento desde el triple.
El galo está muy contento con su fichaje y así lo ha expresado recientemente en una entrevista en la que se ha abierto con el objetivo de que su nueva afición le conozca un poco más. Solo tiene 27 años, el año pasado brilló en la Liga de Desarrollo de la NBA y también tiene una breve experiencia en la mejor liga del mundo.
Cornelie ha hablado con los medios oficiales de la Euroliga donde se ha sincerado sobre asuntos personales de su vida, su familia y lo que ha deparado su carrera hasta ahora. El galo tiene el privilegio de haberse colgado una medalla olímpica en los pasados Juegos de Tokio 2020. Fue la de plata tras caer en la final contra Estados Unidos.
Un enamorado del deporte
Cornelie se ha dedicado toda su vida al deporte. Pasó por el balonmano y el bádminton, pero al final eligió el baloncesto. Aunque ha sido muy fan del gimnasio: "He estado en el gimnasio toda mi vida. Un chico joven no puede hacer otra cosa si quiere aprender a jugar al baloncesto". Era el deporte para el que estaba destinado por tradición familiar.
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"Mi padre sigue jugando. Tiene como 52 años y sigue en activo. No puede correr muy bien, sus rodillas están dañadas, pero sigue jugando porque ama este deporte. Le encanta verme jugar a este nivel. Y mi madre también está muy, muy orgullosa. Sé que les encanta el baloncesto europeo incluso más que la NBA. Así que les encanta verme en el Real Madrid".
Cornelie está encantado de que sus padres estén felices de verle vestido blanco, algo que se puede comparar incluso a jugar en la NBA. Sin embargo, admite que no solo hablan de baloncesto, ya que cuando se juntan en familia intentan tocar la mayoría de temas posibles.
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"Cada vez sale el gran tema, sin duda. Pero tratamos de hablar de muchas cosas, también diferentes. Creo que mis padres son realmente cultos y están interesados en muchas cosas. Así que tratan de decir, 'Vale, el baloncesto es una cosa, pero también hay que tener la mente abierta a todo y tratar de ser una mejor persona sabiendo muchas cosas".
Por último, aprovecha para agradecer todo lo que le han dado: "No podría ser el jugador de baloncesto que soy y en el que quiero convertirme si ellos no estuvieran allí". Cornelie lamentó mucho que no pudieran viajar a Tokio para verle jugar con la selección francesa en los últimos Juegos.