Llevar el teléfono móvil a cualquier parte es algo ya normal en la sociedad. Incluso si se va a la playa, sobre todo con las vacaciones en países como España, es normal llevarnos el smartphone para usarlo o, simplemente, para estar localizables, aunque haya motivos para no hacerlo. Y no es rato querer hacer algunas fotos, leer algo bajo la sombrilla, etc. Sobre todo ahora que operadoras como Vodafone han reforzado el 5G en las costas.

A los peligros de usar el móvil en verano, con muchísimo calor, hay que sumar los que hay en la playa, tanto los que se generan de los elementos que hay, como el agua salada o la arena, como los que se producen por la acción humana, como pérdidas o robos. No en vano la mayoría de los accidentes relacionados con móviles se producen en esta época del año.

Se puede usar el móvil en la playa, pero es buena idea tener en cuenta una serie de consejos que sumar a los que hay que tener en cuenta por la propia temperatura que se alcanza en estos meses. El calor del verano es peligroso, pero en la playa hay más cosas a considerar.

Elementos dañinos

Lo primero que hay que evitar es que el móvil se caliente porque se haya dejado al sol, encima de una toalla o de una butaca. Esto puede perjudicar mucho a los componentes internos y a la batería. Además de la exposición al calor, existen otros elementos a los que se debe prestar atención durante el verano.

El primero de ellos es el agua, especialmente el agua salada. Hay que evitar que el móvil se caiga al agua del mar, ya que al ser salda puede dejar restos en el dispositivo, incluso aunque tenga protección IP contra el agua y el polvo.

Lo mismo ocurre con la arena, al existir riesgo de que esta entre al puerto de carga o a los altavoces. Y también hay que evitar meter el teléfono en una bolsa de la playa si no queremos que se arañe la pantalla o la parte trasera con la arena, que entra siempre al meter objetos dentro.

Uno de esos objetos suele ser el bote de protección solar, que es imprescindible usar en la playa por la exposición al sol pero que hay que evitar que entre en contacto con el móvil. Lo mejor después de echarse crema es lavarse las manos en el mar y luego coger el smartphone si queremos.

Ojo a los despistes

Además de los problemas que se pueden tener por haber dañado el móvil nos enfrentamos a otros inconvenientes. Por un lado, es posible que perdamos el móvil por despiste, porque no sabemos dónde lo hemos dejado, por olvidarlo en la playa de vuelta a casa, por ponerlo en la bolsa de la playa equivocada, etc.

[7 accesorios para llevar tu móvil a la playa y no tener problemas]

Para localizarlo es buena idea si usamos un reloj o una pulsera inteligente configurar el aviso de desconexión, que hace que el wearable vibre en nuestra muñeca si nos alejamos más de 10 metros del teléfono, al desconectarse el bluetooth. También podemos buscar dónde está nuestro dispositivo con la opción de Google llamada Buscar mi dispositivo, desde el móvil de otra persona o desde un ordenador.

Otro riesgo es que nos lo roben. En este caso también es aconsejable tener un reloj o una pulsera, para saber que ha desaparecido el móvil inmediatamente. Si nos lo roban a punta de arma, lo que podemos hacer es bloquearlo y formatearlo a distancia, además de poner la denuncia correspondiente.

Te puede interesar