“Para completar la actualización, reinicie el ordenador”. Todos los usuarios de Windows hemos visto un mensaje semejante en alguna ocasión, ya sea instalando un programa nuevo, o por culpa de una nueva actualización de Windows que impide el uso habitual. Esa molestia pronto puede terminar, al menos a nivel de sistema operativo, con la última novedad en la que está trabajando Microsoft.
Es cierto que la situación de las actualizaciones de Windows ha mejorado mucho en los últimos años. Originalmente, cualquier parche, por pequeño que fuese, requería el reinicio completo del ordenador para ser aplicado; algo especialmente molesto con lo lentos que eran los equipos por aquel entonces.
El reinicio ya no es necesario siempre, y algunos tipos de actualizaciones, como las de seguridad que añaden nuevas amenazas para Windows Defender, se aplican de manera instantánea en cuanto se instalan. Pero sigue habiendo muchas actualizaciones que requieren el reinicio, para que, al volver a arrancar, Windows pueda usar el código nuevo; si no reiniciamos, se sigue usando el código viejo que estaba en la memoria.
Se acabó el reinicio de Windows
La última novedad descubierta en la versión en desarrollo de Windows 11, descubierta por Windows Central, promete acabar con el reinicio en Windows; al menos, en algunas ocasiones. Se llama ‘Hot patching’, o ‘parcheado en caliente’, y consiste en un nuevo método para instalar actualizaciones que permite usarlas inmediatamente después de ser instaladas.
Este sistema funciona de manera curiosa. Como ya hemos dicho, el gran problema es que, aunque cambiemos el código (ya sean ejecutables o librerías) que está guardado en el almacenamiento por uno nuevo, el viejo se mantiene en la memoria RAM y es el que es usado por el sistema operativo. Es por eso que el reinicio es necesario: para que Windows encuentre el nuevo código, y empiece a usarlo.
‘Hot patching’, además de cambiar el archivo guardado en el almacenamiento, también es capaz de modificar el código presente en la memoria RAM, y que está siendo usado por los procesos, con los añadidos del parche.
Esto no significa que no vayamos a reiniciar el ordenador nunca más. La palabra clave de esta tecnología es ‘añadido’: este sistema funciona añadiendo nuevas funciones sobre una base ya existente. Eso significa que, cada cierto tiempo, habrá que cambiar la base para implementar funciones que requieren cambios más profundos y no pueden simplemente ser añadidas al código ya existente. Pero al menos, no tendríamos que reiniciar el ordenador para cada actualización, por pequeña que sea; y sólo eso ya debería ser una mejora importante.
En realidad, esta función no es exactamente nueva, y Microsoft ya la implementó primero en el sistema de las consolas Xbox, donde la prioridad siempre ha estado en no interrumpir la partida por una actualización; la versión para servidores de Windows también tiene algo parecido por la misma razón, ya que ese tipo de ordenadores no se reinicia de manera habitual.