El Autopilot de Tesla es una de las piezas de tecnología más interesantes y potencialmente revolucionarias del sector del automóvil; pero también puede ser increíblemente peligroso si no se usa como es debido, como han demostrado ya varios accidentes mortales. Ahora, la compañía de Elon Musk se ha visto obligada a dar el paso que ningún fabricante quiere dar: la retirada masiva de vehículos ya vendidos.
El plan de retirada afecta a más de dos millones de vehículos; prácticamente todos los coches vendidos por la compañía desde el 2012. Eso incluye el Tesla Model S, el Model 3, el Model X y el Model Y. La magnitud de la operación se notará no sólo financieramente, sino también en la imagen de una compañía que tiene fama de ser pionera en el sector frente a la indecisión de la competencia y los reguladores.
Sin embargo, Tesla no tenía otra opción. No después de que los resultados de la investigación de la NHTSA (National Highway Traffic Safety Administration), la máxima autoridad en seguridad vial de los Estados Unidos, se hayan hecho públicos.
El fallo de los Tesla
En concreto, el informe de la NHTSA publicado el 12 de diciembre revela problemas en la función de conducción asistida (Autosteer), que puede comprarse de manera opcional como parte de Autopilot, el sistema que nació con el objetivo de crear coches autónomos. A diferencia de otros sistemas de ayuda a la conducción, la conducción asistida de los Tesla se presenta como capaz de mantener el coche en su carril y acelerar y frenar por sí solo; está diseñado para ser usado en autopistas, incluso si son difíciles con grandes curvas.
El fallo del software de los Tesla descubierto por la NHTSA no se refiere exactamente al funcionamiento de la conducción asistida, sino a las medidas de seguridad usadas para asegurarse que el conductor está atento a la carretera; eso es lo que la NHTSA considera “insuficiente”, ya que su investigación ha revelado que el conductor puede engañar al coche y hacer que ‘conduzca solo’ sin su responsabilidad.
Pese a lo avanzado que es, Autosteer está catalogado como una ayuda a la conducción de nivel 2, y por lo tanto, no convierte al Tesla en un coche autónomo (que sería de nivel 5). En consecuencia, el conductor siempre debe estar atento a los movimientos del vehículo, y listo para tomar el control en caso de que sea necesaria la intervención. Los fabricantes deben implementar medidas para evitar que eso no se cumpla, y algunos usan sistemas de reconocimiento facial y detección de tacto en el volante. Las medidas usadas por Tesla para evitar que los conductores abusen del Autopilot son insuficientes, según la NHTSA, e informó de ello a la compañía el pasado mes de octubre; aunque inicialmente Tesla no estuvo de acuerdo con los resultados, finalmente el pasado 5 de diciembre aceptó iniciar el proceso de retirada.
Retirada que no lo es
La buena noticia para Tesla es que dicha ‘retirada’ en realidad no será tal. La palabra ‘retirada’ viene de una época en la que hacía necesario llevar el coche físicamente al taller o al concesionario para que solucionasen el problema; pero hoy en día, y con un fallo de software como este, eso no será necesario.
Tesla ya ha confirmado que lanzará una nueva actualización para su sistema a partir de esta semana en todos los vehículos afectados. El nuevo software traerá controles adicionales que deberían comprobar mejor que el conductor realmente está conduciendo el coche, además de nuevas alertas que le recordarán de su responsabilidad de prestar atención a la carretera.
Por ahora, eso parece haber sido suficiente para contentar a las autoridades, así que todos los propietarios de un coche Tesla deberían notar los cambios en los próximos días. A efectos prácticos, la actualización debería limitar el uso de Autopilot en ciertas situaciones o circunstancias, especialmente si no tenemos las manos sobre el volante o si nos distraemos y no nos fijamos en la carretera. En esas ocasiones, el sistema nos avisará de ello. Por lo tanto, Autopilot como tal seguirá existiendo como hasta ahora, y esta polémica está lejos de ser un golpe mortal para esta tecnología.