El procesador es el componente fundamental en la experiencia del smartphone, y es que la evolución de este chip mejora el rendimiento del sistema, las aplicaciones, juegos e incluso de la fotografía.
¿Cómo es posible que cada año existan mejores procesadores? La evolución de estos chips es muy compleja de explicar, ya que no consiste en una caja negra en la que un fabricante mete dinero y sale un chip más rápido y con más gigahercios. Es mucho más complejo y hoy hablamos de uno de los avances más importantes.
El proceso de fabricación, fundamental en los procesadores móviles
Cada año aparecen nuevos procesadores, y aunque la evolución de estos depende de muchos factores existen dos que son fundamentales. Por un lado tenemos la arquitectura interna, diseños complejos que con ingenio logran sacar un mejor rendimiento y por otro lado tenemos el proceso de fabricación.
El proceso de fabricación indica el nivel de miniaturización de los componentes internos. Aquí la cuestión es simple, y es que a menor tamaño el consumo energético de los transistores que componen los chips es menor, por lo que pueden alcanzar mayores velocidades.
A día de hoy el proceso más puntero es de 7 nanómetros, un tamaño imperceptible para el ojo humano, pero la tecnología va más allá. Si bien entre este año y el siguiente se espera que el tamaño se reduzca a 5 nanómetros, el fabricante TSMC ha anunciado un nuevo hito, alcanzando el proceso de fabricación de 2 nanómetros.
Este proceso no llegará inmediatamente, ya que antes deben alcanzar la fabricación en masa. El fabricante de procesadores ha indicado que esperan poder fabricar estos procesadores para 2023.
En relación a los procesadores actuales, un proceso de 2 nanómetros permitiría que en un chip hubiesen casi 8 veces más de transistores de los millones que se encuentran actualmente, lo que exigirá nuevos desafíos a los diseñadores de chips.