Cómo funciona la resistencia al agua del Sony Xperia Z
Este 2013 hemos visto ya los tope de gama de los principales fabricantes de smartphones. Las grandes marcas han hecho sus apuestas y nos encontramos con una destacable, ya no sólo por diseño y prestaciones, si no por tener un plus que hasta ahora no habíamos visto en el mercado europeo (sí en Japón) de manera tan contundente y cumpliendo unos requerimientos bastante más altos que la media. Hablamos del Xperia Z y de su resistencia al agua y al polvo.
Una característica que quizá se nos pueda antojar rara en un terminal de gama alta, pero que a decir verdad nos supone más ventajas y comodidades que inconvenientes. Para la mayoría de nosotros nuestro smartphone es una herramienta indispensable en nuestro día a día y recorre camino en nuestra rutina habitual junto con nosotros. Desgraciadamente los accidentes pasan cada vez más a menudo y es de cajón aplicar ciertas medidas anti-desastre, sobre todo cuando el terminal supone un desembolso importante como es el caso.
En este especial a fondo vamos a tratar de conocer un poco más cómo funciona el aspecto de la resistencia al agua, concretamente en un terminal como el Sony Xperia Z (aunque hay otros, sin ir más lejos, la Tablet Xperia Z o el Xperia ZR) que nos ayudará a entender mejor y más gráficamente como es eso de la resistencia al agua, como se construye un terminal de estas características, qué aspectos hay que tener en cuenta y qué limitaciones podemos tener. Así que vamos manos a la obra.
¿Qué es exactamente la resistencia al agua?
Aunque pueda parecer una pregunta un tanto absurda, hay que tener claro que supone que un teléfono, y muchos gadgets, sean resistentes al agua. Podemos entenderlo de manera muy simple: cuando se dice que algo es resistente al agua se refiere a la resistencia del aparato al agua que penetra en el. Esta afirmación puede sonar a tontería, pero no es lo mismo que caiga un poco de agua (de la lluvia por ejemplo) en tu terminal, que este se sumerja por completo.
Está claro que un aparato electrónico debajo del agua no funcionará o dejará de funcionar prácticamente en el acto si penetra en su interior agua siempre que esté encendido. Básicamente porque el agua, tal y como la conocemos (es decir, como la encontramos en la naturaleza o tratada para el consumo), es conductora de electricidad por los compuestos que hay disueltos en ella.
El nivel de resistencia del aparato en cuestión vendrá dado por la calidad y el tipo de sellado que se usa. Porque esa esa la única forma de evitar que con el agua se estropee el terminal. Mediante el sellado de toda parte que pueda permitir que entre el agua en el interior evitamos los problemas que nos puede dar un accidente en el que interviene el agua o el polvo.
Los niveles de resistencia variarán según la profundidad que puede soportar este sellado. Está claro que no vamos a utilizar nuestro móvil para sumergirnos en una inmersión de cierta profundidad para grabar un vídeo de un banco de atunes, pero existen diferentes estándares que precisan estos parámetros junto con la resistencia al polvo. Para comprobar cómo es el interior y el sellado que lo recubre del Xperia Z podéis ver este artículo donde lo destripan.
Los estándares de fabricación
Como os explicaba anteriormente, todo esto tiene unas nomenclaturas y debe seguir unos estándares en su fabricación que cumplan con unos mínimos y garanticen que la resistencia al agua es real y no solo un reclamo publicitario. Para ello la industria se vale del grado de protección IP (International Protection). Este hace referencia al estándar internacional IEC 60529 Degrees of Protection que especifíca los distintos grados de resistencia al agua y polvo.
El grado de protección IP se compone de dos dígitos. El primero establece el valor de la resistencia al polvo del dispositivo, mientras que el segundo lo hace con la resistencia al agua. Hay distintos valores que van del 0 al 6 en el caso del polvo, y del 0 al 8 en el caso del agua. Mediante estos dígitos podemos conocer hasta qué niveles cumple el dispositivo y siempre estaremos tranquilos de que si tiene este grado de protección, ha pasado los estándares requeridos.
Para no liarnos nos fijaremos precisamente en el grado de protección del Sony Xperia Z, que según reza en sus especificaciones es de IP 55 /57. Es decir que cumple tanto 55 como 57.
- El valor del primer dígito indica el nivel de protección al polvo. En este caso concreto es cinco en ambas numeraciones con lo que según la normativa el terminal cumple con el siguiente requerimiento: «La entrada de polvo no puede evitarse, pero el mismo no debe entrar en una cantidad tal que interfiera con el correcto funcionamiento del equipamiento».
- El valor del segundo dígito nos indica el grado de protección al agua. En este caso cumple tanto con el valor 5 como con el 7. El 5 correspondería a aguantar agua a presión a una distancia determinada y a una distancia de 3 metros. Pero el interesante y superior es el valor de 7 que cumpliría con el siguiente requerimiento: «El objeto debe soportar sin filtración alguna la inmersión completa a 1 metro durante 30 minutos.»
Es decir, que en este caso el terminal sería capaz de aguantar una inmersión completa durante 30 minutos, además de aguantar agua a presión y aunque es posible que pueda entrar el polvo en el terminal, no afectará a su funcionamiento. Es interesante puesto que cumpliendo este estándar, que por ahora este terminal junto con la Xperia Z Tablet son los únicos que la cumplen ahora mismo en Europa, tenemos un terminal preparado para resistir los posibles accidentes más típicos o condiciones algo extremas.
Hemos visto como durante mucho tiempo los terminales de más alta gama eran todo elegancia, materiales fuera de lo común, delicados, pero igualmente sensibles a los accidentes más cotidianos. Cosas como que se caiga líquido encima de la mesa donde tenemos nuestro terminal, o que se nos resbale y vaya directo a un charco son bastante probables. Y teniendo en cuenta el desembolso que supone un terminal de alta gama es de agradecer que la protección con estándares como el IP55 o el 57 sean tendencia en estos momentos.
Sería ideal que también existiese una protección más allá de equipar un Gorilla glass para las roturas de pantalla, otro de los accidentes al que los smartphones son más propensos. Paso a paso parece que los fabricantes tienen en cuenta estos detalles a la hora de construir sus terminales. Desde luego la resistencia al agua es un paso bastante importante y terminales como la tablet o el móvil Xperia Z son claros ejemplos de que diseño no está reñido con este tipo de funcionalidad.
¿Cual es el futuro? Pues es bastante difícil aventurarse, pero tal vez la clave esté en los materiales. Poco a poco es posible que se derive de la protección de las conexiones y la estanqueidad de los terminales, a fabricarlos en materiales que repelan el agua. De momento nos conformamos con que cada vez sean más los terminales que adoptan este tipo de medidas de protección, y puestos a pedir ojalá que pronto también exista un buen remedio para las caidas, otro de los accidentes más «desagradables».