En la historia de Android no todo ha sido color de rosa. Ha habido ideas, experimentos, conceptos que estaban bien pero que no convencieron al público, cayendo en el fracaso. Algunos molaban de verdad, y por ello los repasamos.
LG G5, Nextbit Robin, Samsung Galaxy Beam… Son sólo algunos nombres de aquellos móviles que han sido aparcados en el baúl del fracaso en la historia de Android. ¿Por qué? Porque se basaban en conceptos completamente nuevos, siendo únicos en su especie. ¿Qué les hizo fracasar, entonces? Sí, es cierto que últimamente podríamos estar faltos de innovación pero estos se pasaron. Aunque, hay que decirlo: alguno que otro molaba bastante y fue una pena que murieran de esa manera. Vamos a repasar la historia de todos ellos.
2011: todo en 3 dimensiones
Ay, 2011. Fue un gran año para Android, puesto que las ideas ebullieron sobremanera. Hubo experimentos rarunos que aunque tuvieron su renombre, no han sido ni mucho menos una tendencia como las cámaras dobles, o las pantallas curvas. Concretamente, vamos a tocar dos de estas «rarezas» que acabaron en el cajón del olvido: el LG Optimus 3D y el HTC Evo 3D. ¿Veis por dónde van los tiros? Si incluso pronosticamos la llegada de este último.
A menos que haya pasado desapercibido, lo novedoso de esto fueron sus cámaras y pantallas en tres dimensiones. Podías sacar fotos en 3D y verlas en sus pantallas. El efecto estaba muy logrado e incluso con unas gafas adecuadas podías pasar la imagen, por lo menos en el LG, a una televisión HDMI y disfrutar como si estuvieras en el cine. No es necesario decir que estos modelos no tuvieron apenas acogida y no se ha llevado más allá la idea, pero reconocedlo: molaría muchísimo un móvil con pantalla AMOLED con capacidad en 3D y compatible con YouTube. Si es que…
Bonus track: No podía dejarme de lado al Galaxy Beam, un dispositivo cuya mayor peculiaridad es que era un proyector híbrido con un móvil. Tenía un visor con el que podías usar la pared de tu cuarto para proyectar lo que quisieras. Y sí, también fue condenado al fracaso. Por si lo queréis ver, aquí tenéis a esta belleza:
2012: el fin del mundo para unos pocos
Nokia, la firma finlandesa cuya historia ha sido una de las más sonadas en la trayectoria móvil del mundo, ha acabado en las manos de Android. Tras su tortuoso camino con Microsoft, dijo adiós a esos tiempos de gloria en la que era la marca rey de los teléfonos. Y podríamos poner el inicio de su muerte en el punto en el que se murió su propio sistema operativo: Symbian. Y fue su último dispositivo el que mencionamos en esta lista funeraria.
El Nokia 808 Pureview fue el último móvil que recibió Symbian en sus entrañas. ¿Y por qué lo incluyo en esta lista? Porque, aparte de ser un móvil que para la época estaba bastante bien (exceptuando su pantalla resistiva) tenía, también para aquel entonces, una impresionante cámara de 41 megapíxeles. Sí, esta cámara no tendría mucho que hacer ante las cámaras más altas de estos tiempos, pero está aquí por el concepto que posee, el cuál fue usado incluso por Samsung. El de un móvil con un «camarón.»
¿Un móvil convertido en réflex? ¿O una réflex convertida en móvil?
Sería absolutamente maravilloso que tuviéramos un teléfono que pudiera procesar el nivel de fotografía de una cámara de altísimo nivel. Por supuesto no tenemos nada que envidiarle a los grandes actuales tales como el Galaxy S8 o el Google Pixel, y hay otros ejemplos como cierto Lumia o la antigua Galaxy Camera que no llegó a ser un teléfono como tal. Pero este concepto llevado al extremo estaría bastante bien verlo, sólo por «los loles.»
D.E.P Symbian.
2011 again: el fin de los extremos
Ay, este penúltimo apartado me duele. Y digo penúltimo porque fue en este año cuando, tras tantos fracasos se dejaron de experimentos radicales. Aquí es cuando las cosas se relajaron un poco, y empezamos a ver algunas tendencias más lógicas que sentaron las bases a lo que conocemos hoy en día. Y aunque el siguiente y último apartado me duele más, este me toca de cerca por ser un gran aficionado a los videojuegos. ¿Una consola portátil con Android? Por dios, sí.
Esto es lo que intentó el Sony Ericsson Xperia Play, uno de esos smartphones que, aunque tienen un buen concepto, se llevó a cabo de la peor forma. Fue un fracaso bastante rotundo puesto que venía de Sony, la cuál es una empresa muy respetada a la cuál no le fue mal en Android de la mano de Ericsson. Tener un móvil y un mando de Play Station en tu bolsillo de por sí puede parecer un pelotazo. Y por dios, sí, adoraría una consola (olvidemos la Ouya) que poseyera Android en sus entrañas y fuera un móvil a su vez. Pero… ¿qué falló?
Obviando la época en la que estábamos, repasemos un poco sus especificaciones:
- Pantalla de 4 pulgadas con una resolución de 480 x 854 píxeles.
- Procesador Snapdragon MSM8255 a 1 GHz con la GPU Adreno 205. ¿En serio?
- RAM: 400 mbs.
- Batería de 1500 mAh.
- Wi-Fi, 3G, Bluetooth… Y un gamepad táctil y físico para jugar con juegos certificados de PlayStation, con compatibilidad con sistemas PlayStation.
Bien. Dejando de un lado que estamos hablando de 2011… si tienes un móvil dedicado a jugar, deberás tener potencia suficiente. ¿No? Pues aparte de que era precisamente lo que le faltaba, fueron factores como su incomodidad a la hora de usar el pad. Su elevado precio no justificaba que fuera un teléfono cuyo único atractivo fuera su pad. Es como si te compraras un mando de PS4 carísimo pero que fuera igual que el de la 3 sin táctil ni nada. Sólo por el LED que lleva.
Este concepto, con las tecnologías actuales, podría haberse llevado de auténtico lujo. Que los desarrolladores se hubieran puesto de acuerdo, sumado a la potencia del hardware actual y con aspectos multimedia increíbles: podríamos haber estado ante una revolución. Una lástima…
Actualidad: te queremos, Ara
Cerramos esta larga lista con una de las peores decisiones que ha tomado Google en su historia: la cancelación del Project Ara, su primer móvil modular. Personalmente achaco esta mala decisión al fichaje de Rick Osterloh, ex-presidente de Motorola. Era el responsable de la división Nexus… y ya habéis visto como han ido tanto Motorola como los Nexus. Pero ese es otro tema.
Si pensáis en modularidad, probablemente os vengan dos nombres claros: el LG G5 y el Motorola Moto Z. Dos móviles bastante distintos pero con la función a la que rendimos homenaje en este último apartado: son modulares. Puedes incluirles «módulos» de forma externa dándoles nuevas propiedades a dichos dispositivos. De esta manera, junto a los desarrolladores puedes aumentar muchísimo las posibilidades de tu teléfono. Aunque sus caminos fueron bien distintos.
Aunque el Moto Z no ha tenido un fracaso tan rotundo, no está teniendo la repercusión que realmente merece. El LG G5 se recordará como un experimento fallido que no proporcionó más que problemas a los de LG. Y por motivos muy lógicos: los módulos o «Friends» del G5 eran absurdamente caros y muy reducidos, y con apenas soporte, sumado al coste del dispositivo en sí. Algo parecido pasa con el Moto Z pero con la diferencia de que los «Mods» de Motorola son bastante más accesibles, más fáciles de usar y con el apoyo de la comunidad. Y sigue habiendo un problema.
La gente no conoce este concepto. Los mods siguen siendo muy caros, y aunque en el caso de Motorola se tiene el respaldo de la comunidad, sigue siendo una idea bastante light respecto a la idea original que no acabe de convencer por mucho que mole. El concepto al que le rindo culto es a la verdadera modularidad, el que iba a ser el alma de Project Ara. Un dispositivo base al que pudiéramos cambiarle cualquier aspecto a placer fuera cual fuera el componente. ¿Querías más RAM? Extrae la anterior, e inserta la nueva. ¿Un mejor procesador? Todo es posible.
Espero firmemente el día en el que esta idea cobre su verdadera identidad. Aunque será imposible mientras las empresas sigan con el modelo de la «obsolescencia programada», obligándonos a comprar un dispositivo nuevo cada cierto tiempo sin dejar libertad a sus usuarios. Y esta es la realidad.
Lo sentimos, Ara.