A finales de octubre de 2011, Samsung decidió romper los cánones que imperaban por aquel entonces en el mercado de los smartphones. Se sacó de la manga un terminal ‘gigantesco’ en comparativa de lo que preconizaban sus competidores.
Cuando la medida más popular apenas alcanzaba las 4 pulgadas de tamaño, las 5,3 pulgadas del Samsung Galaxy Note -que sorprendía con el S-Pen, un puntero al estilo del que tenían las PDA pero mejorado en sus funciones- llamaban la atención.
Ahí empezó todo. El formato funcionó desde el principio, a mediados de 2012, con nueve meses de vida el primer Note de Samsung acumulaba más de nueve millones de ventas.
La evolución de sus sucesores
La gama Note ha tenido una bendición del público que no tuvieron, por ejemplo, el S4 y el S5 de Samsung
Sus sucesores fueron apuntalando el modelo e incluso creciendo más: el Note II crecía hasta las 5,5 pulgadas y afinaba aspectos como la potencia y el rendimiento. La fórmula funcionó. Las ventas se triplicaron, hasta rozar los 30 millones de unidades.
Ese fue el año clave: Samsung se colocó en lo alto del mercado de los smartphones -el Note II y el S3 fueron claves-. La cuenta estaba hecha, en 2013 llegaría el Note 3 (el primer móvil del mercado en grabar en 4K) y en 2014 el Note 4 (que llegó acompañado del Note Edge). Todos con inmejorables resultados y alejados de los debates que si que afectaron a la familia Galaxy S y buques insignia como el S4 o el S5.
El pasado verano, en agosto, los surcoreanos hicieron un movimiento clave: lanzaron el Note 5 y también crearon un ‘phablet’ del S6 Edge, el S6 Edge Plus (sin el S-Pen), un terminal que se convirtió por méritos propios en uno de los mejores dispositivos del año. El Note 5, aunque se ha especulado su llegada en varias ocasiones, no ha hecho acto de presencia aún por Europa.
De un experimento excéntrico a un formato popular
Cuando lanzó en 2011 el primer Note -su gran puesta de largo fue el CES de enero de 2012- Samsung fue a contracorriente. El terminal rey no era otro que el iPhone 4S, con sus 3,5 pulgadas. Si, 3,5. Muchos de sus competidores no dudaron en lanzar sus dardos contra los surcoreanos por lo que entonces parecía una ‘ocurrencia’ que finalmente se acabaría convirtiendo en un estándar.
Muchos de los actuales fabricantes han optado por el formato ‘phablet’ para sus buques insignia como el Xperia Z5 o el Nexus 6P. Incluso Apple ha hecho lo propio con el iPhone
Solo hace falta ver cómo se ha ido ampliado la oferta de los terminales entre 5,5 pulgadas y 5,7. Echemos un vistazo a lo que podemos encontrar ahora mismo en el mercado: el Sony Xperia Z5 y el Z5 Premium, el Huawei Google Nexus 6P y su predecesor el Nexus 6.
El LG V10, el G4, la Blackberry Priv, el Lumia 950XL, la gama X de Motorola… Incluso Apple contradijo uno de los grandes mantras de Steve Jobs (el del tamaño de pantalla) e inyectó al iPhone la hormona del crecimiento: la cota de los de Cupertino llegó con el iPhone 6 Plus. Es decir, que el formato ‘phablet’ ha sido escogido por muchos como el tamaño ideal para sus últimos buques insignia. Antes de estos vimos una generación intermedia con representantes como el Xperia Z Ultra o los LG G Flex.
Las 5,3 pulgadas del primer Note son hoy un tamaño normal. Era algo brutal, entonces, como lo sería hoy un móvil de 6,7 pulgadas
Las pantallas grandes han confirmado su popularidad, mientras que los móviles pequeños han ido quedando reducidos a un segmento muy concreto sin propuestas excesivamente encantadoras. En las últimas Navidades, cinco de cada diez Android que se activaron fueron phablets.
Si echamos la mirada atrás vemos que 5,3 pulgadas era una auténtica barbaridad cuando Samsung puso en juego el primer Note. Esa 5,3 pulgadas son ahora un tamaño normal, recurrente pero entonces eran lo que al mercado actual un
Y vosotros, ¿seguís prefiriendo un móvil grande o un móvil pequeño?