¿Por qué una aplicación cuesta 5€ y otra 0.99€?

¿Por qué una aplicación cuesta 5€ y otra 0.99€?

Aplicaciones

¿Por qué una aplicación cuesta 5€ y otra 0.99€?

Desarrollar aplicaciones no es una tarea sencilla, ¿pero cuales son los criterios que siguen los desarrolladores para poner precio?

27 enero, 2016 22:47

Desarrollar aplicaciones para un sistema operativo no es una tarea sencilla: requiere conocimientos, un montón de tiempo, y mucho más esfuerzo. Desde las primeras aplicaciones que hace un desarrollador, hasta las aplicaciones de las grandes compañías mantenidas por equipos de desarrolladores expertos.

Sin embargo, la libertad de que cada desarrollador pueda poner su propio precio hace que nos encontremos casos un tanto extraños: desde desarrolladores que piden menos de un euro por sus creaciones, hasta desarrolladores que piden cinco euros por su aplicación, o más.

Hay muchas preguntas que se hacen los desarrolladores a la hora de poner precio a su creación, una creación que tiene mucho trabajo detrás si es buena. Una decisión de la que puede depender su vida: puede hacerles ricos, pagar las facturas, o dejarlos en bancarrota. ¿Pero cómo lo deciden los desarrolladores, a la hora de la verdad?

¿Qué preguntas dominan los precios de las aplicaciones?

Muchos desarrolladores, sobre todo en los casos donde un sólo desarrollador se encarga de todo el proceso de creación y publicación, no tienen ni idea sobre cuál debería ser el precio de su aplicación. Las preguntas que pueden servir como un punto de inicio son las siguientes:

  • ¿Cuánto cuestan las aplicaciones similares a la mía?
  • ¿Qué tiene de especial mi aplicación respecto a la competencia?
  • ¿Cuál es el precio habitual de las aplicaciones en la categoría?
  • ¿Por qué pagaría por esto? ¿Qué valor le dará a un usuario?

Estas cuatro preguntas sirven a muchos desarrolladores para saber la franja de precios en la que comenzar, como un punto donde poder definir el precio de la aplicación que acaba de terminar. La competencia es importante, no podemos cobrar más por una aplicación que hace menos, por ejemplo. Y cobrar menos por una aplicación que hace mucho más sería infravalorar nuestro trabajo, algo que tampoco queremos.

Javier Santos, creador de WhatsApp Updater y desarrollador Android, se hace esas preguntas«¿Qué tiene mi app que la competencia no tenga?”, “Si fuese alguien que está descubriendo nuevas apps y descubre nuestra app, ¿pagarías ese precio o buscaría alguna alternativa más asequible?”. Según su experiencia, lo mejor es «no ver tu próxima app como un saco de dinero»: lo importante al principio es conseguir una base de usuarios y mostrar dedicación al proyecto.

Por otra parte, Ismael Reyes, desarrollador en RedInput, tiene en cuenta «la dificultad que pasé para hacerla, lo original que sea y cuanto creo que el público pagará por ella». Preguntas que, como en el caso de Javier, son clave para poner un precio a la aplicación que acaban de crear.

Relacionamos precio con valor, pero no siempre se cumple

Empezar con una aplicación de pago es una opción arriesgada

Seguro que algunas veces habéis visto una aplicación barata que os ha producido desconfianza sólo por ser barata, o gratis. Y seguro que también habéis visto aplicaciones que, por ser caras, se vinculan a tener mayor calidad.

Esta regla no siempre se cumple, aunque no nos demos cuenta en muchas ocasiones. Una aplicación puede ser barata, o gratis, y cumplir con nuestra necesidad sin ninguna pega. Y una aplicación puede ser cara para lo que es, y decepcionarnos por completo, sólo por el precio que tenía cuando la compramos.

Ismael afirma que ve mejor «la opción de que el usuario pague lo que quiera con varias opciones cerradas», dando la oportunidad al usuario de decidir el valor de la aplicación con su pago. Un modelo similar al de pagar una donación por acceder a una aplicación o servicio, y que también es compatible con los pagos dentro de la aplicación.

Javier, a la hora de monetizar, comenta que las compras dentro de la aplicación son el camino a seguir, «pero no te pases con ellas ni con su precio». Empezar con una aplicación de pago es una opción arriesgada, afirma, «la mayoría de usuarios sólo pagarán si no tienes una gran cantidad de valoraciones, opiniones o estas muy bien consolidado».

En Androidsx, un estudio de desarrollo de aplicaciones para Android, siguen una estrategia diferente: si el modelo de pago es el adecuado -«típicamente no, pero no siempre»-, lo ideal es «asignar el mínimo precio en las primeras semanas de lanzamiento, con el objetivo de conseguir un mayor número de descargas y ratings», explica Omar Pera. «Una vez ya tienes una base de descargas estable, empezar a experimentar con cambios de precio de forma agresiva, empezando con precios bastante altos». Analizando los resultados, se consigue un precio intermedio que supone un «precio óptimo», destacando también el cuidar el precio en los países donde la aplicación tenga más presencia.

No sólo estás pagando la aplicación

Por otra parte, no sólo estamos pagando el trabajo que ha hecho el desarrollador: pueden existir costes adicionales que se mantienen con el tiempo en una aplicación, como un almacenamiento en la nube o una API a la que acceder cueste dinero.

Por ejemplo, con Pushbullet hemos visto cómo esto se llevaba al extremo. La aplicación basa todo su funcionamiento en la nube, antes en los servidores AWS de Amazon y ahora en Google Cloud, y ese espacio y procesamiento en la nube hay que pagarlo. Pushbullet ha durado mucho tiempo sin pedirle pagos a sus usuarios, algo destacable, pero llegaron a un punto en el que no podían mantenerse así.

El procesamiento de datos en la nube, el propio almacenamiento, el acceder a APIs que son de pago para el desarrollador, servicios de terceros funcionando bajo la aplicación… todo eso hay que pagarlo, y parte del precio de la aplicación o suscripción va destinado a cubrir estos costes derivados.

Servicios que cuestan más al desarrollador según se utilicen más

¿Y qué hay de la atención, o de las actualizaciones?

Por último, y relacionado con la anterior pregunta, esperamos un cierto trato por parte de los desarrolladores: solucionar nuestras dudas o preguntas, arreglar los fallos que nos encontremos mientras la usamos, que se vayan añadiendo nuevas funciones con actualizaciones… Todo eso sigue siendo tiempo, esfuerzo y dinero que le pedimos al desarrollador, a cambio del precio que pagamos por la aplicación.

Muchos desarrolladores quieren lo suficiente para poder hacer su próxima aplicación

El problema es que, mientras nosotros compramos y ya está, los desarrolladores deben seguir poniendo dinero y tiempo en la aplicación. Es la parte del precio en la que nunca pensamos, si paramos a reflexionar sobre ello. Es más, ahora cobrar por las actualizaciones de aplicaciones se ha convertido en habitual, a causa de esto.

Hay muchas cosas que los desarrolladores deben tener en cuenta a la hora de poner su precio, pero como indican en Lifehacker, muchos desarrolladores quieren lo suficiente para poder hacer su próxima aplicación. No todos los desarrolladores piensan eso, pero un buen grupo de ellos siguen esa mentalidad, seguir trabajando en los que les gusta, y seguir lanzando aplicaciones que puedan disfrutar los usuarios.