Llevo analizando dispositivos móviles más de una década y usándolos más de dos. A lo largo de este tiempo he podido probar terminales muy convencionales y otros muy llamativos. Muchos de ellos se los he enseñado a la gente con la que estaba en cada momento, en reuniones, viajes…
Durante los últimos días he estado usando el Samsung Galaxy Fold como dispositivo personal, llevándolo a todas partes para hacer el análisis.
Uno de estos sitios fue la inauguración de una exposición de arte en la que me pude encontrar con muchos conocidos que saben a lo que me dedico. Algunos me suelen preguntar qué llevo en ese momento como terminal propio, otros no.
Las caras de sorpresa
En una de esas ocasiones en las que me preguntaron qué móvil llevaba encima, saqué el Fold del bolsillo, obviamente plegado, y encendí la pantalla. La cara de la persona a la que se lo enseñaba era de extrañeza: grande, muchos marcos… hasta que lo abrí.
Entonces vi lo que cualquiera describiría como una cara de sorpresa: la boca en forma de o, los ojos abiertos, las cejas levantadas… Nadie se espera que una pantalla de ese tamaño aparezca de la nada.
«No, ¿es en serio? No…»
Otra de las personas que estaba en esa exposición estaba buscando un móvil y me pidió consejo. Hablamos de algunos modelos que encajaban en lo que quería y entraban su rango de precio, y me preguntó sobre el móvil que yo usaba.
Hice lo mismo que en la ocasión anterior, y en este caso la reacción fue más llamativa. Lo que dijo fue, literalmente «No, ¿es en serio? No…» mientras alternaba la mirada entre mi cara y el Samsung Galaxy Fold, como si esperara a que le explicase el truco.
Me lo pidieron prestado
Otra de las personas a las que se lo enseñé, y que también se quedó fascinada, incluso me lo pidió prestado para ir un par de mesas más lejos de lo que estaba yo, para enseñárselo a sus amigos. La reacción fue la misma, sorpresa.
De una forma u otra, todas las personas que lo vieron se sorprendieron de lo que veían. Nadie preguntó por la tecnología de la pantalla, pocos por su resistencia.
El precio del Galaxy Fold también asombra
Lo primero que pregunta la gente cuando prueba el móvil, y conoce las prestaciones, es el precio. Igual que el diseño, asombra mucho.
Esta claro que un terminal de más de 2000 euros no es barato, ni los iPhone más caros llegan a este rango de coste. Mi percepción es que la gente lo veía como el que ve un coche de lujo, un Ferrari, un Porsche o un Maserati: increíble, pero no es para mí.
El peso llama la atención
Una de las pegas que prácticamente todo el mundo remarcó es que el móvil es muy pesado. Los 263 gramos de este terminal no pasan desapercibidos, pero es sobre todo cerrado cuando eso se nota.
Nadie me dijo nada sobre el peso cuando lo tenía abierto, quizás porque lo asemejaba más a una tablet, y comparado con esos dispositivos, es muy ligero.
La clave es el tamaño de la pantalla
Cuando estuve reunido con los responsables de Samsung hablando de este modelo, me remarcaron que el motivo por el que lo habían creado era poder tener una mayor pantalla en el bolsillo.
Y eso fue justamente lo que más gustó a la gente que lo vio, el poder usar una pantalla tan grande en su móvil, mas allá de poder usar una o varias ventanas a la vez. Que el Samsung Galaxy Note marcara una tendencia no fue casualidad: los usuarios cada vez quieren diagonales mayores. Y el espacio físico para llevar los terminales sin recurrir a bolsos es limitado.
Ganas de ver el Galaxy Fold 2
Personalmente, me ha gustado la experiencia de poder enseñar un móvil así a tanta gente. Cuando lo pude probar hace unos meses tuve la sensación de que podría ser el futuro si técnicamente no había problemas. Ahora creo que la gente estaría encantada de que sus terminales fueran así.
Obviamente, el precio deberá bajar y el formato evolucionar, pero estoy deseando poder probar nuevas propuestas que vayan en esta línea. Y volver a enseñarlas.