Llamar por teléfono es algo tan obvio que parece mentira que con el smartphone haya pasado a un segundo plano. Evidentemente, seguimos llamando con nuestros Android, pero dichas llamadas han evolucionado a mensajes, notas de voz y llamadas VoIP. No obstante, nuestras tarifas siguen incluyendo llamadas; con varios costes por ellas aparte de la tarificación por el tiempo de conversación, como el del establecimiento de llamada.
Para entender por qué se cobran diversos costes en las llamadas hay que remontarse a los tiempos en los que los smartphones no dominaban el panorama telefónico. Con tendidos costosos, despliegues de red también costosos y operadoras que necesitaban rentabilizar las inversiones, estas implementaron el cobro de las llamadas no solo por su duración o lugar al que llamábamos, también por realizar una interconexión entre los participantes.
Las operadoras se cobran entre sí por las comunicaciones de los clientes entre las distintas redes. De esta manera, si llamamos a alguien de otra compañía, esta le cobra a la nuestra en concepto de acceso. Esa era la razón de que antiguamente llamar a otras compañías fuese más caro que llamar a un contacto de nuestra operadora. Y, a pesar de que las conexiones han evolucionado abaratándose por el camino, seguimos pagando conceptos del pasado.
Establecimiento de llamada: coste que cobran las operadoras cada vez que el destinatario descuelga
El establecimiento de llamada es una especie de canon que el usuario debe abonar a la compañía en concepto de conexión. Resulta algo absurdo ya que, además de que para las compañías apenas tiene coste (se estima que menos de un céntimo), es un paso obligado para establecer una línea de comunicación entre dos dispositivos. Igual que no nos cobran por las conexiones a las torres de comunicación, o porque se establezca una llamada y la otra persona no descuelgue, tampoco deberían cobrarnos por las ocasiones en las que se acepta una llamada; más allá de la duración de dicha llamada, por supuesto.
Con el establecimiento las operadoras han hecho tanto negocio como con los SMS: forman parte de operaciones de red que para las compañías tienen un coste real ínfimo. Pero, dado que el número de llamadas tradicionales ha ido descendiendo, y que las compañías tuvieron que cobrar por segundos en lugar de hacerlo por franjas de 30 segundos (ocurrió en 2007), decidieron subir el establecimiento de llamada para compensar las pérdidas.
Actualmente el establecimiento de llamada en España se sitúa en torno a los 30 céntimos. Es de los pocos países en Europa donde se mantiene este coste en las comunicaciones telefónicas sin que tenga visos de que vaya a desaparecer. Aunque eso sí, resulta posible saltárselo ya que, aparte de las llamadas VoIP, también las operadoras ofertan tarifas con llamadas incluidas y sin el establecimiento.
Cómo esquivar el establecimiento de llamada en tus comunicaciones móviles
Lo más obvio es llamar utilizando la tarifa de datos. Para ello tienes a tu disposición el omnipresente WhatsApp, también Telegram, Facebook Messenger, Google Duo, Skype… Con una tarifa de datos de 2 GB tienes minutos de llamadas VoIP para aburrir. Y la calidad de dichas llamadas es más que decente; sin que pierdas contactos por el camino ya que actualmente no hay apenas nadie que no utilice smartphone y aplicaciones de mensajería.
¿De qué otra manera evitar el establecimiento de llamada? Con las tarifas móviles que incluyen minutos o, directamente, llamadas ilimitadas. Según el rango de precios puedes encontrarte con que tu operadora te ofrece una cantidad de minutos mensuales; tras los cuales no solo pagarás por la conversación, también por el establecimiento. Eso sí, las tarifas que incluyen «Llamadas a 0 euros» no obvian el establecimiento: cada vez que alguien descuelgue el teléfono, o salte el contestador, tu operadora te cobrará lo que tenga estipulado.
Como curiosidad, recordaremos las míticas «perdidas», esos toques que dábamos en el número para avisar a nuestros amigos sin que nos cobraran el establecimiento y el primer tramo de la llamada. Eso ya pasó a la historia con los smartphones. Y esperemos que también pase a la historia el establecimiento, un peaje que carece de sentido.