La tecnología evoluciona de una manera vertiginosa, lo que hoy es una novedad mañana ya es el pasado. Un gran ejemplo de ello es la industria de la telefonía, si echamos la mirada hacia atrás sorprende ver sus inicios y en dónde estamos ahora.
Pasamos de esos primeros teléfonos grandes y pesados a dispositivos cada vez más pequeños gracias a la miniaturización de la industria. Y como en una especie de efecto muelle, volvimos de nuevo hacia teléfonos cada vez más grandes. Eso sí, muy alejados de aquellos primeros modelos iniciales.
Una evolución silenciosa
Sin darnos cuenta hay un elemento de nuestro dispositivo que ha sufrido una transformación, hablamos de la pantalla. Los veteranos del lugar recordarán aquellos móviles en los que apenas se podían leer unas pocas líneas de texto. Fueron mejorándose en cada nueva generación.
Pantallas monocromáticas que pasaron a todo color, tecnologías como TFT que evolucionaron hasta las modernas OLED. Y qué decir de las pantallas «normales» hasta llegar a las actuales pantallas táctiles. Aunque uno de los mayores cambios se ha producido delante de nuestras narices.
Nos estamos refiriendo a la relación entre el cuerpo del teléfono y el tamaño de su pantalla. Sobre estas líneas podemos ver cómo en los primeros teléfonos móviles la pantalla ocupaba un espacio reducido respecto a los demás elementos.
Algo que poco a poco fue evolucionando, sufriendo su gran salto con la llegada de las pantallas táctiles. La eliminación del teclado, sustituido por su versión en pantalla, hacía posible que empezaran a ganar protagonismo. Pero aún quedaba trabajo por hacer.
La evolución de la relación de aspecto
Uno de los pilares de la evolución de las pantallas ha sido la relación de aspecto de las mismas. Es decir, la relación entre el alto y el ancho de la pantalla; existiendo desde la 1:1 del Nokia 3310, pasando por las 5:4 o 5:3 de otros modelos.
No fue hasta la llegada de los smartphones con resoluciones HD de 1280 x 720 en adelante, cuando se instauró la relación de aspecto 16:9. Algo que nos ha acompañado durante bastantes años, hasta que hace dos años el mercado se puso patas arriba.
La llegada del Xiaomi Mi Mix en 2016 introdujo varios cambios, hasta ahora nunca vistos. Usando una relación de aspecto 17:9 Xiaomi puso sobre el tapete un dispositivo que inició la carrera hacia los teléfonos todo pantalla.
En los meses siguientes, surgieron nuevas relaciones de aspecto para nuestras pantallas. Presenciamos los 18:9 e incluso los 19:9 y lo inusual era encontrar un smartphone que usara una pantalla de la hasta entonces tradicional 16:9.
Pero la persecución del dispositivo «perfecto» en el que la pantalla tuviera el mayor protagonismo posible solo acababa de empezar. Viendo dispositivos con relaciones de aspecto aún más «extravagantes», como las 18,5:9 hasta los 19,5:9. Y ya nada sería igual.
Esta evolución en la relación de aspecto de las pantallas no era por simple capricho, aunque al principio pudiera parecerlo, ya que propició la llegada de dispositivos imposibles en nuestra imaginación hasta escasamente hace poco tiempo.
Hacia el 100% de pantalla, o casi
Quizá alguno se preguntará, vale todo esto está genial pero ¿qué beneficios tenemos? La respuesta es muy sencilla: hoy disfrutamos de pantallas grandes en dispositivos de tamaño contenido. Algo lejos de aquellos smartphones enormes de 6 pulgadas de hasta hace poco tiempo.
No hemos llegado aún al 100% de pantalla en el frontal de nuestro dispositivo, pero la industria está trabajando para conseguirlo. Prueba de ello es la aparición del notch en los últimos meses, el cual parece obsoleto viendo las nuevas propuestas de diversos fabricantes.
Ahora disfrutamos de tamaños de pantallas impensables hasta hace poco tiempo
Ejemplos de dicha evolución
A continuación os mostraremos una selección de dispositivos que de una generación a otra han sido beneficiados por toda esta evolución en las pantallas. Obteniendo más superficie de pantalla en un dispositivo de similares dimensiones a su antecesor.
El paso del LG G5 al G6 supuso la introducción por parte del fabricante coreano de la relación de aspecto 18:9. Este simple movimiento hizo posible que en un dispositivo de dimensiones algo inferiores disfrutáramos de una mayor superficie de pantalla.
El uso del notch proporciona beneficios aunque no haya gozado de demasiada simpatía entre los usuarios. Tan solo tenemos que observar el paso de la segunda a la tercera generación del Pixel XL, donde mantenemos las dimensiones del dispositivo pero aumentando su pantalla.
OnePlus es de los fabricantes que, con su ciclo de renovación cada 6 meses, se ha posicionado a marchas forzadas entre los laureados del sector. El paso del OnePlus 5T al nuevo 6 supuso un dispositivo ligeramente más pequeño y con mayor tamaño de pantalla.
Samsung ha sido de los irreducibles, el diseño de su pantalla no tenía notch y era algo innegociable. A pesar de ello, han demostrado que no solo podían ofrecer un teléfono más compacto que su generación anterior, sino que además podían ofrecer una pantalla de grandes dimensiones.
El Galaxy Note quizá es de los teléfonos que más complicado tienen evolucionar en su diseño; algo que no ha impedido a Samsung dar un nuevo giro de tuerca y ofrecer más pantalla en un teléfono igual de grande que su generación anterior.
Lo que era un chiste, ahora es una realidad
Recordemos cuando Samsung presentó la primera generación de su gama Note, un motivo de burla para muchos por sus dimensiones. Hablamos de una época en la que el tamaño ideal de pantalla era 4,5 pulgadas, algo irrisorio a día de hoy.
Si avanzamos un poco en el tiempo teníamos los teléfonos de 6 pulgadas o más que nos hacía pensar en phablets. Dispositivos relegados a un grupo de usuarios muy específico y definitivamente no apto para cualquier bolsillo, no por su precio sino por sus grandes dimensiones.
Y sin embargo, aquí estamos en pleno año 2018 con teléfonos de 6 pulgadas o más que caben perfectamente en nuestros bolsillos. Además de poder usarlos de una manera adecuada, siendo en la gran mayoría una experiencia de uso muy positiva.
En dos años hemos pasado a nuevas pantallas con nuevas relaciones de aspecto. Luego llegó el notch y, casi sin darnos cuenta, ya estamos presenciando la eliminación del mismo en dispositivos con cámaras frontales retráctiles y demá. La rueda sigue girando querido lector, pero eso… es otra historia.