Con la tecnología avanzando a pasos casi impensables hace solo quince años son muchos los dispositivos que apenas existían y que ahora son más que comunes. El smartphone podría ser uno de esos dispositivos. Igual que relojes inteligentes, sensores domóticos, gafas de realidad virtual… Pero hay objetos conectados que no se han hecho tan populares como estos ya mencionados. Hablo de las gafas «vestibles» inteligentes.
Las Google Glass Explorer Edition abrieron la puerta a un sinfín de posibilidades ya que permitían mantenerse conectado en todo momento sin necesidad de abrir el móvil o consultar un reloj: bastaba con ver la pequeña pantalla de las propias gafas. Control por voz, por gestos en la patilla, cámara integrada y conectadas con el móvil. Supusieron una revolución y un objeto de deseo para los más geeks. Un objeto muy caro, por otra parte: valían más de 1500 dólares.
¿Por qué hablo ahora de un dispositivo que, en teoría, dejó de fabricarse y de obtener soporte hace años? Lo estás imaginando: hay rumores que apuntan con insistencia a que Google está desarrollando una renovación de las Glass. El problema es si realmente tiene cabida en el panorama tecnológico actual.
La sociedad sigue sin tolerar que alguien pueda grabarte de forma constante
Las Google Glass eran lo más parecido a llevar un smartphone en los ojos. Con la pequeña pantalla veías los datos sobreimpresos sobre la realidad, tenía su salida de sonido, el control por gestos que mencionaba antes… Y la cámara, esa cámara capaz de hacer fotos o de grabar sin que nadie lo percibiese. Fue lo que más recelo despertó.
Llevar encima una cámara siempre dispuesta a grabar no es cómodo para quien está delante
Muchos fueron los usuarios que alertaron de su uso en su momento, también establecimientos (como las salas de cine). Sí, pueden grabarnos en cualquier parte porque estamos rodeados de cámaras de seguridad, pero que también pueda hacerlo alguien con unas gafas nos inquieta. Fue uno de los grandes frenos para la popularización de las Google Glass. Aparte del desorbitado precio, por supuesto.
Un dispositivo capaz de registrar todo el entorno sin que nos demos cuenta despierta recelo. Ocurre con Google Clips, por ejemplo, la cámara capaz de hacer fotos cuando detecta que está ocurriendo algo memorable. No es que este producto sea muy popular, como ocurrió con otras gafas que se hicieron famosas por su estrepitoso fracaso: las Spectacles de Snapchat. Fracaso con el que la empresa no escarmentó ya que hizo una segunda edición.
¿Conseguirá Google desarrollar unas Glass para el gran público con el que abrir la puerta a la interacción constante en realidad aumentada? No parece que vaya a darse el caso ya que el usuario particular no está abierto a este tipo de dispositivos. Todo lo contrario que el profesional.
Las Google Glass Enterprise Edition siguen comercializándose
Como decía, si las Google Glass te suenan a producto del pasado es porque el modelo comercial (para particulares) dejó de fabricarse, pero eso no significa que las Glass abandonaran el panorama tecnológico. De hecho se utilizan en muchos entornos de trabajo como una herramienta de comunicación e interacción; valiéndose para ello del modelo Enterprise Edition.
Google X, una de las ramas más experimentales de Alphabet, mantiene el soporte y desarrollo de las Google Glass Enterprise Edition. Estas se utilizan como guía en procesos de manufacturación, asistencia médica, en la conducción… Sus usos profesionales son muy variados, igual que ocurre con otro producto similar y de gran penetración en los entornos laborales: las HoloLens de Microsoft.
Los rumores de una segunda versión de las Google Glass se mantienen en funcionamiento y justo hoy hemos conocido un benchmark filtrado que anticiparía algunos datos del hardware de las gafas. Como asegura Roland Quandt, esta evolución de las Glass, que podría mantenerse dentro del sector profesional dado que posee la denominación de «Enterprise Edition«, posee una variación del Snapdragon 710. Además, y como detalla MySmartPrice, ofrecería 3 GB de memoria RAM, conexión con el asistente mediante el «Ok, Google» y dispondría de Android 8.1 Oreo integrado.
Pese a que las Google Glass anticipaban una innovación capaz de ajustarse al día a día de las personas la realidad terminó por relegar a las gafas inteligentes al interior de las empresas. Quizá demasiado futuristas, seguramente con serias dudas sobre su privacidad, pero, en todo caso, supusieron una proeza en materia de miniaturización. ¿Llegaremos a vestir este tipo de dispositivos? Con toda seguridad, pero habrá que ver si las gafas son el objeto más apropiado.