Estos son los problemas que plantea un móvil todo pantalla de verdad
Los móviles todo pantalla están próximos a existir, y eso genera dudas. ¿Qué problemas plantearía? ¿Y qué soluciones? Veámoslas.
23 junio, 2018 17:34Todos los fabricantes sueñan con un concepto hasta ahora imposible: el de un móvil todo pantalla. Es decir, que todo el frontal esté ocupado por pantalla única y exclusivamente. Hasta ahora, varios fabricantes han optado por soluciones mejor o peor llevadas, pero es indudable que el golpe en la mesa ya se ha hecho presente con el Vivo Nex, el primer móvil con un ratio de pantalla superior al 90 por ciento.
Esta aparición ha suscitado incógnitas que no se planteaban debido a que esto hace años era poco más que un sueño. ¿Qué significa tener un móvil con todo el frontal ocupado por la pantalla? ¿Qué problemas y ventajas implica? Vamos a deducirlas aquí, en El Androide Libre.
Primero, ¿qué pasa con los marcos de pantalla?
La reducción de marcos de pantalla ha sido tendencia de aquí a unos años. Se busca el mayor ratio de frontal posible, y esto es debido a que se busca que la pantalla usable por el usuario sea lo más grande posible. Pero ¿y qué pasa con esos marcos de pantalla? ¿Pasa algo por que los perdamos?
La verdad es que sí. Los marcos de pantalla no son precisamente estéticos y no vamos a negarlo, tener más pantalla para nosotros es bienvenido. Pero los marcos cumplen ciertas funciones que no tenemos en cuenta en el día a día y que al perderlos seguramente echemos de menos.
Para empezar, es espacio en el que podremos apoyar el móvil sin tocar la pantalla. Eso es crucial para poder escribir, para poder sujetar el teléfono en formato horizontal, sacar fotografías… Además, es espacio en el que podremos poner los dedos sin ningún problema, y sobre todo, donde podremos tener altavoces frontales (por ejemplo).
El mejor caso es el del Samsung Galaxy S9, donde tenemos unos marcos de pantalla muy conseguidos pero que siguen siendo lo suficientemente grandes como para poder sujetar el teléfono sin tocar en exceso la pantalla. No perdemos en cantidad, y tampoco en calidad.
Si tenemos todo el frontal con pantalla ¿se pierde usabilidad?
Primero, debemos definir para qué queremos usar nuestro móvil y sobre todo si la reducción de marcos compete a alguna necesidad de nuestro día a día. Porque no nos olvidemos que esta tendencia nos sirve para contenido multimedia, el cual mejora notoriamente cuanto más ratio de frontal tenemos. Pero ¿realmente estamos todo el rato consumiendo multimedia?
Personalmente, se me ocurren pocas situaciones en las que tener más ratio de frontal nos aporte algo más que simplemente poder ver más vídeo. Por ejemplo, usando el teléfono en la calle camino al trabajo. Creo que no soy el único que piensa que el vivo Nex no sería un teléfono especialmente cómodo en esta situación.
Es el factor de movilidad el que me preocupa. Sacarlo del bolsillo, usarlo para mirar una cosa rápida… Y además, no nos olvidemos tampoco de que no siempre vamos a tener el móvil en formato horizontal, sino en vertical. En este caso ¿nos compensa perder los bordes superior e inferior que son los que más «molestan» a la hora de ver contenido?
Por esto, pienso que, aunque la reducción de marcos es una tendencia clara y necesaria, sí compromete la usabilidad del teléfono. Es decir, tenemos más dispositivos aparatosos que cómodos, dejando a un lado la comodidad en pos del desarrollo del futuro del smartphone.
Esto se acrecentará más cuando no tengamos marco donde apoyarnos. Sí, tenemos los bordes del dispositivo, pero en el momento en el que un smartphone que sea todo pantalla de verdad esté en nuestras manos será imposible no tocar la pantalla con nuestros dedos todo el rato y tener que adaptar nuestro uso a este detalle, en vez de hacer más fáciles nuestras vidas.
Además, el móvil en cuestión será mucho más frágil
Que nuestros móviles sean cada vez más bonitos y grandes pero menos cómodos y usables tiene la contrapartida de que serán muchísimo más frágiles. Cuando todo el frontal de nuestro móvil esté ocupado por la pantalla, ya no habrá marco que ayude a que las caídas o los accidentes se prevengan: el principal objetivo será el panel.
Esto me parece especialmente dramático debido al propósito mismo de esta tendencia, la cual es tener el mayor ratio de pantalla posible, priorizando su importancia sobre la del resto de componentes del terminal. Al estar este más expuesto y en peligro, una sola caída bastará para que nuestro carísimo smartphone acabe defenestrado.
Esto empeorará todavía más la usabilidad: ya no será cuestión de que tengamos que tener cuidado con el smartphone, sino que tendremos que evitar que todo el frontal acabe arañado, con desperfectos o que sea objetivo de las inclemencias del tiempo o de los accidentes.
Y ¿todo para qué? ¿Para poder disfrutar mejor de un contenido audiovisual sin tener unos marcos negros que no empeoran en absoluto nuestra experiencia? Personalmente, me parece un problema grave a tener en cuenta a la hora de que a algún fabricante le de por intentar hacer un teléfono todo pantalla de verdad.
Hay que hacer una balanza y ser realistas
Los seres humanos somos seres de hype. Queremos que todos los avances en telefonía lleguen cuanto antes, dando igual el precio. Y yo también me sumo a los entusiastas que quieren ver cómo un teléfono tiene todo el frontal ocupado por una pantalla. Pero personalmente, creo que se nos está yendo un poco la cabeza con el asunto de los marcos.
El propósito de un dispositivo con todo el frontal ocupado por una pantalla es algo que debemos alcanzar, pero en el camino, estamos demonizando exageradamente los marcos. He llegado a ver cómo algunos decían que el iPhone X tenía unos marcos «brutales», obviando el imperioso hecho de que ha sido el primer smartphone en eliminar el marco inferior de la pantalla.
Ya sé que es imposible por ahora, pero me gustaría que en vez de que ese teléfono futurible que no tenga marco en la pantalla sea un auténtico televisor entre manos difícil de llevar en pos del efecto wow, fuera un teléfono que pudiera presumir de tal hazaña sin tener que intentar impresionar al comprador a toda costa.
Estamos viendo que la cuestión ahora mismo es vender por encima de todo y, aunque es la decisión más lógica, esto provoca que tengamos acabados en cristal sin que lo hayamos pedido, odio irracional a unos marcos que hasta ahora no nos habían preocupado y una usabilidad lastrada por unos paneles más y más grandes.
Porque ese es el quid de la cuestión: la tecnología no es un circo.