Estos días estamos viendo sucesivamente filtraciones del famoso Huawei P20, el próximo gama alta de Huawei. Una cosa que estamos intuyendo de los leaks es que la firma china, en su afán de emular al iPhone X, prescindiría de un lector de huellas dejando el reconocimiento facial como única medida de seguridad.
Esto ha generado un miedo a que el lector de huellas corra la misma suerte que el jack de 3.5 milímetros. Y aunque el efecto iPhone está presente en los productos tecnológicos de hoy en día, personalmente no creo que se vaya a prescindir del lector de huellas. Os explico los motivos.
¿Qué pasa con el lector de huellas?
Desde que el iPhone X hizo acto de presencia, sabíamos que todos los fabricantes iban a incluir el reconocimiento facial en sus smartphones. Ya Samsung hizo amagos de implementar esta tecnología aunque no está demasiado pulida, y ahora cualquier dispositivo cuenta con esta tecnología de una u otra forma.
Pero al igual que ya hiciera el iPhone 7 con el jack de 3.5 milímetros, el iPhone X se cargó el lector de huellas. Y ya sabemos que lo que hace la manzana, muchos lo copian. Ya lo expliqué en otro artículo, y no pienso expandirme en ello. Os lo dejo igualmente.
Y ya habéis visto qué ha pasado con el jack de 3.5 milímetros desde que Apple decidió quitarlo en el iPhone 7. Casi todas las marcas han retirado dicho conector de sus smartphones aunque por dimensiones les quepa de sobra en algunas ocasiones con la excusa de la conectividad. Pero hay que dejar claro qué es el llamado «efecto iPhone» y por qué este caso es diferente a lo demás.
Efecto iPhone y los experimentos
El iPhone X es un dispositivo en el que no sólo han innovado respecto a toda su gama, sino que es el iPhone en el que Apple más ha arriesgado con diferencia. El diseño es radicalmente opuesto a lo que caracterizaba a la compañía, y esto ha desembocado que se permitan ciertas licencias en lo que para mí es la versión «beta» de un proyecto mayor.
El iPhone X para mí es un testeo de algo mayor. Por una parte tenemos una pantalla casi total, lo cuál obligaba a la compañía a poner un lector de huellas en la parte trasera. Ya que esto hubiera cambiado tan radicalmente el diseño, han decidido potenciar una característica para ver si en futuros proyectos podían incluirla: el reconocimiento facial.
Mientras que el jack 3.5 milímetros fue una decisión permanente, el Face ID es un experimento
Y sí, les ha salido bien. Pero si hubieran querido cargarse por completo el lector de huellas, lo hubieran eliminado también en los iPhone 8. Estos últimos se están vendiendo mejor, y han dejado los experimentos para el dispositivo que debía dar la campanada por el décimo aniversario.
Por lo tanto, no está tan claro cómo en el caso del jack que Apple retire el lector de huellas. De hecho, creo que Huawei está siguiendo esa misma tendencia, ya que en este año el Huawei P10 no ha supuesto un «boom» en popularidad, y ha conseguido que la gama P quede por debajo de otras más notorias como la gama Galaxy S o la misma Huawei Mate.
Entonces, es lógico que Huawei quiera apostarlo todo en su P20 y así confirmar qué camino deben tomar: si el de la prudencia o el del riesgo. No tengo totalmente claro si la jugada les saldrá bien, pero una cosa está clara: el lector de huellas y el jack de 3.5 milímetros son muy diferentes.
El jack es una cosa, y el lector otra
Tenemos que dejar claro que el lector de huellas dactilares y el jack de 3.5 milímetros son componentes completamente distintos en cuanto a usabilidad. No es lo mismo prescindir de uno que el otro, y hay situaciones y muchas en las que uno puede ser beneficioso o no.
Empecemos por el jack. Sorprendentemente, no me ha dolido en exceso la retirada del jack. ¿Por qué? Porque soy un completo detractor de los cables. Tengo una maldición cuyo efecto consigue que estos acaben rotos indistintamente de cuáles sean y de cómo los use. Y es un fastidio tener unos cascos de más de 30 euros rotos en un cajón por una simple clavija.
Ahora tengo mis cascos inalámbricos y aunque aún dispongo del jack… no me supondría un problema perderlo. No suelo escuchar música mientras cargo el teléfono, y la comodidad, practicidad y seguridad que me ofrecen los cascos inalámbricos supera y por mucho las que me dan los auriculares con cable.
La ausencia del jack tiene fácil solución: comprarse unos cascos inalámbricos o usar un adaptador en las situaciones en las que lo requiera. No es un drama, no es una maldición ni una catástrofe. Pero en el caso del lector… es distinto. No es ni de lejos apocalíptico, pero no es equiparable.
En el caso de perder el lector, perderíamos la simpleza de tener desbloqueado el dispositivo con un sólo toque. Tenerlo funcional sólo posando nuestra huella en una superficie basta para que nuestro teléfono esté 100% operativo. Y dependeríamos de ciertas condiciones del Face ID para que nuestro teléfono estuviera totalmente desbloqueado.
En el reconocimiento facial debemos tener en cuenta varios detalles. Para empezar, necesitamos que las condiciones de luz nos ayuden. Sí, ocurre en la gran mayoría de ocasiones. Pero hay situaciones en las que es difícil, como por la mañana al levantarnos, por la noche al acostarnos o en algunas ocasiones en las que es algo engorroso tener que mirar de frente el teléfono.
Un solo toque contra posicionar el móvil con buena luz. ¿Una batalla justa?
Por no decir que la tecnología del lector de huellas está más que pulida. En la actualidad, sólo un puñado de teléfonos poseen un reconocimiento facial totalmente cómodo y fiable (cómo el del OnePlus 5T) y depender del desbloqueo de un dispositivo de poco más de 100 euros (ya sabéis, las copias clásicas) es todo un suplicio que me niego a sufrir.
Conclusión: mete los dos, pero no sólo uno
Creo (personalmente) que Huawei se está arriesgando demasiado con su Huawei P20, en el caso de que las filtraciones sean ciertas. Menos aún cuando ya se ha logrado de forma clara que un lector puede ir debajo de la pantalla, facilitando así que el diseño de los «todo pantalla» se prolifere. Depender de una tecnología en proceso de esta manera puede ser engorroso y malo para las ventas.
He vivido mucho tiempo sin lector de huellas, ya que mi teléfono personal fue el OnePlus X. Ya con el Nexus 5X probé las mieles de tener dicho sensor, y ahora que lo tengo en el Xiaomi Mi A1 me niego a desprenderme de él. La comodidad que aporta y la fiabilidad me parecen muy superiores a las que pueda darme un reconocimiento facial, por lo menos en la actualidad.
Y no creo que mucha gente esté dispuesta a sacrificar el lector por optar a un sensor facial. Por lo tanto, sin saber los planes de Huawei, me aventuro a afirmar que el siguiente paso serán los lectores de huellas bajo la pantalla, y no la eliminación de esta tecnología como tal, vía que la firma china parece intentar incentivar.
Porque con el jack de 3.5 mm aprendimos algo; no siempre es fácil desprenderse de los cables para avanzar a lo inalámbrico. Pero no tiene sentido desprenderse de algo que funciona por algo que funciona «peor» sólo por una moda. A si que en nombre del jack, no dejemos morir al lector de huellas.